El presidente de Francia, François Hollande, ha comenzado esta semana una serie de encuentros diplomáticos para sumar apoyos de cara a realizar bombardeos de manera más intensa en Siria. Este lunes ha sido el turno del mandatario de Reino Unido, David Cameron, quien ha visitado la sala de conciertos Bataclan, donde se produjo uno de los atentados -el más mortífero, con 130 asesinados-, para realizar un homenaje.

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Apretón de manos entre Cameron y Hollande

Tras el acto, los presidentes se han trasladado al Elíseo, donde han tenido una reunión. Cameron ha asegurado que apoya "firmemente" a Francia en la intervención y ha mostrado su voluntad de intensificar los ataques. "Respaldo firmemente la decisión del presidente Hollande de bombardear al ISIS en Siria y es mi firme convicción de que Reino Unido debería hacer lo mismo", ha defendido Cameron.

Hollande, por su parte, ha dejado ver que la actuación de la coalición internacional no será sólo contra el ISIS. "Bashar Al Asad no puede ser el futuro del país", ha sentenciado. La apertura de este nuevo frente se suma a los que Francia tiene en Mali y Reino Unido en Irak. Ambos países consideran que podrán aumentar las intervenciones en Siria sin que las operaciones en los dos países se resientan. El portaaviones francés Charles de Gaulle ya está operativo y listo para realizar bombardeos.


Comentario: ¿Se resientan de qué? Este es un lenguaje bélico y vanidoso, dónde mostrar que un país está dispuesto a bombardear otro país, en este caso Siria, es mostrar fuerza y valor. Es un lenguaje a favor de la guerra y la destrucción. Por lo que vemos Reino Unido y Francia quieren intensificar su presencia guerrera en Siria y en la región en nombre de la paz, haciendo la guerra. Solo dementes pueden imaginar que la guerra es algo positivo.


Mientras, el Ejecutivo galo está a la espera de la propuesta concreta de colaboración que ha prometido España tras los atentados. Sin embargo, La Moncloa está adoptando una actitud ambigua y cauta, con la vista puesta en las elecciones generales del 20-D. Una posición que contrasta con la de Francia, donde se ha extendido el estado de excepción hasta el 26 de febrero y se ha movilizado al ejército y a la policía de forma masiva.