El grupo de hackers Fancy Bear publicó en su web la tercera parte de los documentos a los que accedió tras vulnerar la base de datos de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés).
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© Sputnik/ Pavel Lisitsin
Esta tercera parte incluyen los nombres de 11 atletas de cinco países (Gran Bretaña, Australia, Alemania, España y Dinamarca) que tenían prescripción terapéutica —así como el visto bueno de la WADA— para utilizar fármacos prohibidos en el deporte. Entre ellos las británicas Nicola Adams (campeona olímpica en boxeo), Laura Trott (doble campeona olímpica en ciclismo) y la australiana Kim Brenna (oro en remos).

El 13 de septiembre Fancy Bear hizo públicos los primeros resultados del hackeo de la base de datos de la WADA.

Los documentos filtrados revelan que la WADA permitía usar fármacos prohibidos a campeonas olímpicas estadounidenses, las tenistas Serena y Venus Williams, la gimnasta Simone Biles y la baloncestista Elena Delle Donne.
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Biles y Delle Donne, según la filtración, dieron positivo en las pruebas de dopaje en agosto, pero no fueron suspendidas y ganaron medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

La noche del 14 de septiembre, los hackers de Fancy Bear, que algunas empresas de seguridad informática vinculan con Rusia, publicaron los nombres de otros 25 atletas.

El director general de la WADA, Olivier Niggli, afirmó que los recientes ciberataques son una represalia de Moscú por la investigación de Richard McLaren que dio por probada a mediados de julio la existencia de un extenso programa de dopaje apoyado por las autoridades rusas.

Tras publicarse el informe de McLaren, la WADA recomendó suspender a toda la selección de Rusia de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río 2016.

Por su parte, Rusia negó en términos categóricos su implicación en el hackeo de la base de datos de la WADA.