Continúa la ola de frío en Europa. Los migrantes que, en su mayoría, han huido de la muerte en sus países de origen, enfrentan un nuevo desafío para sobrevivir.

Refugiados y migrantes siguen sufriendo el frío en Europa. En algunas zonas las temperaturas han bajado hasta 30 grados centígrados bajo cero.
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Serbia es no de los lugares en que la situación de los migrantes es preocupante. Alrededor de 1200 personas permanecen en asentamientos informales en el centro de la ciudad de Belgrado. Entre ellos se encuentran 300 menores, no acompañados. Algunos de ellos tratan de mantenerse calientes con hogueras y con protecciones elaboradas con cartones.

También en Grecia, en la isla de Samos, la situación de los migrantes es profundamente inquietante. Unas 1000 personas, incluyendo familias con niños pequeños, sufren en campamentos mal adaptados para el invierno.


La situación ha provocado, incluso, la preocupación del papa Francisco. Durante su discurso en ocasión de la Jornada Mundial del Inmigrante y el Refugiado, pidió todas las medidas posibles para proteger a los inmigrantes menores de edad.

Al mismo tiempo que los migrantes enfrentan duras condiciones invernales para mantenerse vivos, se han publicado noticias que indican que las autoridades en los países de la ruta oeste de los Balcanes, continúan empujando a refugiados fuera de su territorio hacia los países vecinos.

Los migrantes dicen que, en algunos casos, la policía los ha tratado con violencia. Algunos incluso denuncian que se les confiscaron prendas de ropa para así dejarlos más expuestos a las temperaturas extremas y, posiblemente, a la muerte.