Traducido por el equipo de editores de Sott.net en español

La suposición de que la primera ministra británica, Theresa May, ha hecho sonar la alarma sobre el caso de Sergei Skripal para minimizar los fracasos políticos de su gabinete le ha costado el trabajo a Dimitros Lyacos, periodista y columnista griego de asuntos exteriores. Hablando con Radio Sputnik, Lyacos compartió sus puntos de vista sobre lo que realmente podría estar detrás de la histeria londinense.

may theresa
© REUTERS/ Parliament TV
Tras decir en directo que la primera ministra británica, Theresa May, está exagerando el escándalo sobre el envenenamiento del ex espía Sergei Skripal y su hija en Salisbury para desviar la atención pública del caso de explotación sexual infantil de Rotherham y de los problemas del Brexit, Dimitros Lyacos, columnista de asuntos exteriores, fue despedido del canal de televisión estatal de Chipre.

"Me atreví a decir en pleno directo en Chipre, la antigua colonia británica, que la razón detrás de que Theresa May engendrara el caso Skripal es (al menos según Moscú) el problema del Brexit que ella aún no ha resuelto. Dentro de un año, Gran Bretaña debería retirarse de la UE y pagar una enorme suma de dinero a Bruselas. Y la segunda razón es un escándalo por la violación de más de mil niñas menores de edad en una ciudad de la provincia [de Yorkshire del Sur]", dijo Lyacos a Radio Sputnik.

El periodista especificó que los incidentes de violación siguen siendo ignorados debido al hecho de que algunos de los perpetradores eran "refugiados", lo que hace que el caso sea muy delicado para las autoridades británicas.

Anteriormente se había informado de que más de 1.500 niños habían sido víctimas de abusos sexuales a una escala sin precedentes en la ciudad de Rotherham, en el sur de Yorkshire, entre 1997 y 2013. Según una investigación independiente de 2014 sobre la explotación sexual de los niños en la ciudad, la mayoría de los abusadores eran personas de origen "asiático", lo que suscitó temores entre los funcionarios locales de que se les calificara de "racistas" al abordar el problema.

"Sin embargo, ¿realmente importa el tema de la violencia sexual después del súbito "ataque" de Rusia contra [Gran Bretaña]?" preguntó ingeniosamente Lyacos.

"El viernes por la mañana, mi colega de Londres salió al aire y comenzó a elogiar a May, quien hizo una declaración general [sobre el caso Skripal] junto con [la Canciller alemana Angela] Merkel, [el Presidente de los EE.UU., Donald] Trump y [el Presidente de Francia, Emmanuel] Macron. Y luego [en la emisora estatal de Chipre] se dirigieron a mí: 'Dimitros, buenas tardes. ¿Qué está pasando en Moscú?' Y comencé a contarles [sobre el intento de May de desviar la atención de los británicos de los problemas domésticos]. Mientras les hablaba sentí que estaban a punto de decir: '¡Muy bien, Dimitros, adiós!'"

Una semana después, Lyacos fue reemplazado por otro corresponsal para cubrir las elecciones presidenciales rusas de 2018. El periodista envió una carta oficial a la redacción pidiendo a sus colegas que explicaran la situación, pero no recibió respuesta. Al mismo tiempo, cree que el consejo editorial dejó de cooperar con él contra su voluntad.

"Si yo fuera un embajador británico en Chipre y escuchara este informe, reaccionaría así: '¿Quién le permitió decir esas cosas?' Entonces se puede especular sobre lo que podría pasar. Lo único cierto es que ésta no es una iniciativa de mis colegas y mis supervisores directos", dijo el periodista.

El 4 de marzo, la policía encontró al exespía Sergei Skripal, de 66 años, y a su hija Yulia, de 33, inconscientes cerca de un centro comercial en Salisbury, Wiltshire, Inglaterra. Los Skripal fueron envenenados por el agente nervioso А-234.

Sergei Skripal, un exagente del MI6, vive en Gran Bretaña desde 2010, cuando él y otras tres personas fueron indultadas por el Kremlin e intercambiadas por 10 agentes de inteligencia rusos, que habían sido denunciados en EE.UU. en ese momento.

Aunque la investigación sobre el envenenamiento del exespía aún no ha concluido, la primera ministra británica May afirmó infundadamente que fue Moscú el responsable del intento de asesinato de los Skripals; rompió los lazos diplomáticos de alto nivel con Moscú y autorizó la expulsión de 23 representantes rusos del Reino Unido, lo que provocó un movimiento similar por parte de Moscú.

Al comentar sobre la histeria británica en torno al caso Skripal, el periodista británico Rod Liddle calificó la respuesta de Londres al ataque con gas nervioso como un "acto de autolesión" en su reciente artículo de opinión para Spectator.
"Nuestra respuesta al ataque con gas nervioso de Salisbury ha sido precipitada, estridente, petulante y un acto de autolesión", escribió Liddle el 24 de marzo. "Y nuestros aliados europeos ya están (con toda la razón) empezando a alejarse un poco de su postura original de apoyo inequívoco al Reino Unido y negándose a atribuir el ataque directamente al Kremlin. Eso es porque no saben que esto se le puede atribuir al Kremlin, y francamente nosotros tampoco en este momento".
"¿Por qué no?, ya saben, ¿esperamos un poco para recopilar un poco más de evidencia?" preguntó retóricamente el periodista británico.

Mientras tanto, 14 Estados miembros de la UE y EE.UU. han manifestado su voluntad de expulsar a los diplomáticos rusos "en solidaridad con el Reino Unido".

"Catorce de los 28 Estados miembros de la UE han decidido expulsar a diplomáticos de la Federación Rusa como medida de solidaridad con Londres en relación al caso Skripal", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a los periodistas el lunes.