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© Jill Greenberg
Recientemente, dos científicos holandeses han propuesto la legalización de la pornografía infantil. Hace unos meses un simposio fue organizado en los Estados Unidos para discutir la manera de legalizar la pedofilia. Hoy en día, los pedófilos tienen sus propios foros y grupos de Facebook, sus partido político, sus diarios, su mascota, sus "juguetes sexuales", su día internacional ("International Love Boy Day" para los amantes de chicos o "Alice Day" para los amantes de las niñas) y forman asociaciones para" defender sus derechos". Los pedófilos se asumen, se muestran y se reivindican. Casi olvidaríamos que su asunto es el de violar niños.

Si los pedófilos parecen así de abiertos en sus reivindicaciones al derecho a "vivir su sexualidad" es en parte porque juegan algunas nociones y conceptos que a veces son borrosos en la mente del público (y, de manera más alarmante, entre algunos científicos - pero veremos que esto no es realmente tan sorprendente). Con el pretexto de la "libertad de expresión", de superar el "tabú" y apresurándose a través de la enorme brecha que dejaron abierta los homosexuales que (legítimamente, ellos) defendieron sus derechos, los pedófilos se atreven a todo.

Entre estas nociones vagas en la mente del público, consideremos primero la del tabú. Por definición, un tabú es algo de lo "que sería impropio hablar en virtud de las convenciones sociales o morales" (Larousse). A menudo, el concepto de tabú es un concepto relacionado con la mentalidad de una época o cultura. Lo que era tabú en un momento ya no lo es en otro. Lo que es un tabú en una cultura no lo es en otra. De acuerdo con Freud (quien, por cierto, era un psicópata, como lo demuestra el famoso experto de grado en psicopatía, Hervey Cleckley, en su libro The Caricature of Love (La caricatura del amor), sólo dos tabúes son universales: el parricidio y el incesto. Sí, al parecer, hay regiones, épocas y culturas donde el canibalismo, el asesinato, la necrofilia y la pedofilia son bastante aceptables...

La noción de tabú es entonces inherentemente subjetiva y variable. Cuando los medios hablan de tabúes, la palabra es a menudo sinónimo de falta de transparencia, de mentalidad retrógrada, de disposición a estancarse en el pasado. La definición de la Larousse ciertamente va en esa dirección. Al parecer, es entonces "la sociedad", en el más amplio sentido del término, la que determina un tabú y si ya es hora de sobrepasarlo. A veces para bien (terminar con la discriminación contra los homosexuales), a veces para mal (la normalización de la pedofilia). Sin embargo, ¿el hecho de que "la sociedad en sentido general" parezca tirar a una dirección, necesariamente significa que la misma tiene razón? Por supuesto que no. Por un lado, se debe observar primero el grado de ponerización de dicha sociedad y por lo tanto su tendencia a aceptar lo inaceptable. Una sociedad que es cada día un poco más chocada y traumatizada por los acontecimientos cada vez más violentos ya no es capaz de responder a otros. Esto se llama inhibición transmarginal. Por otro lado, hay que ver si es realmente la voluntad de la sociedad en sentido general, o bien, el hecho que de un grupo de personas tienen un interés en el asunto y ejercen su influencia.

Que la época en la que vivimos está ponerizada es obvio. Para aquellos que todavía están en duda, no hace falta más que consultar la sección "El niño de la sociedad" de este sitio. Usted encontrará muchos ejemplos de todo tipo de actos del "final de los tiempos", de degeneración y todo tipo de hechos, cada uno más preocupante que el otro. ¿Podemos confiar en las decisiones de una sociedad tal? Probablemente no. ¿Son éstas las de un grupo de personas con un interés en el asunto? ¿Serían ellos más confiables? Obviamente no. Así que tenemos que tener esto en cuenta cuando se habla de "cambio de mentalidad", "la evolución de la moral", "desafiar lo prohibido" y "concepto tabú". También hay que tener en cuenta que este grupo con un interés en el caso, tratará de explotar la ponerización de la sociedad para sus propósitos.

Otro concepto que parece confuso es el de la libertad de expresión. Todo el mundo tiene derecho a tener una opinión y expresarla. Sin embargo, la propia ley establece que algunas opiniones (racistas "anti-semitas", sexistas, que inciten al odio o a la violencia) de hecho pierden este derecho por su propia naturaleza. El hecho de disfrutar de violar a niños ¿no es, por lo menos, tan grave, si no más, que estas excepciones a la libertad de expresión?

Luego viene la cuestión de la identidad sexual. Los pedófilos se defienden diciendo que "nacen de esa manera y no pueden hacer nada", y evocan a la homosexualidad como un ejemplo de esta sexualidad que no se elige. Nosotros nos saltearemos (por el momento en todo caso, ver más abajo) esta comparación tan ridícula como peligrosa (los homosexuales tienen relaciones CONSENTIDAS entre ADULTOS). Contrariamente, que los pedófilos hayan elegido su sexualidad o no, no tiene nada que ver con el derecho a la práctica. Después de todo, si seguimos esta lógica, los necrófilos también podrían hacer valer este derecho "porque nacieron así" y los degenerados a quienes les gusta hacer muebles de piel humana también tienen el derecho de expresar su creatividad, "porque ellos nacieron de esa manera." ¿Debemos dejar que estas personas hagan lo que quieran porque "nacieron así"? Obviamente no.

Un aumento (debido a que no es algo nuevo, véase más abajo) de la tendencia a la "tolerancia" es inminente y por lo tanto estos "progresistas" quieren debatir sobre la pedofilia y la pornografía infantil con el fin de legalizarlas. Los defensores de la pedofilia son, obviamente, los pedófilos mismos (que, como hemos visto, incluso hoy en día se reúnen en asociaciones - a cuándo la asociaciones de fanáticos de la violación?), pero también los escritores, científicos, sexólogos, profesores universitarios, políticos, etc., algo que no deja de añadir a la confusión pública.

De hecho, estos científicos ¿no están allí para guiar el hombre común que, en esencia, sabe menos que ellos? Esto es lo que sería lógico pensar, pero lamentablemente es falso. Por un lado, pueden estar tan ponerizados como la sociedad en general. La corrupción de la ciencia es un hecho probado y las universidades tampoco son inmunes. Por otra parte, debido a su condición, estos "especialistas eminentes" pueden ser cortejados (o pagados) por los psicópatas que tienen un interés en que la pedofilia y la pornografía infantil sean desdramatizadas y legalizadas. También pueden ser objeto de abuso por el psicópata y/o pedófilo, expertos en la manipulación y cuya especialidad es hacerse pasar por víctimas. Por último, no dejemos de lado el hecho de que estos científicos pueden ser psicópatas y/o pedófilos ellos mismos. Nunca están mejor atendidos que por sí mismos después de todo. Así que no tome automáticamente en serio lo que estas personas dicen. Su situación profesional o social no es en absoluto garantía de su moralidad o fiabilidad.

En lugar de basarse en conceptos vagos y desvíos deliberados y sobre el apoyo y el testimonio sesgado de individuos indignos de confianza, vamos a examinar los hechos para darnos una mejor idea de lo que realmente significa la pedofilia.

La pedofilia
La pedofilia es una atracción o preferencia sexual de un adulto hacia niños impúberes o en el inicio de la pubertad. Un pedófilo es una persona que experimenta este tipo de atracción.

De acuerdo con el criterio de la OMS, los adolescentes de entre 16 y 17 también se clasifican como pedófilos si tienen una preferencia sexual persistente o predominante hacia niños impúberes al menos cinco años más joven que ellos.
En la mayoría de las sociedades modernas, este tipo de preferencia es considerada una perversión sexual (parafilia) y las actividades relacionadas son condenados por la ley. Los pasajes al acto de pedofilia o las relaciones sexuales entre un adulto y un niño debajo de la edad de consentimiento, constituyen, jurídicamente, el abuso sexual de un menor, un título que puede adoptar diferentes formas según la legislación y el tipo de acto sexual incriminado. La pedofilia está clasificada como un trastorno de la preferencia sexual (trastorno mental) por la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y como una parafilia por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM).

La comunidad médica cree que la pedofilia es enfermedad, desviación, perversidad, en una palabra proveniente de la psiquiatría, y tal vez de la medicina. Se trata de la tesis más aceptada en el discurso psiquiátrico sobre el tema. (Fuente: Wikipedia)
Vemos, entonces, lo que es la pedofilia: enfermedad, desviación, perversidad. La pedofilia es una perversión sexual. Que sea o no tabú en un momento o en un lugar determinado no cambia nada. Los tabúes pasan, la perversión permanece. Cualquier sexualidad que involucre a otro ser vivo sin su consentimiento O asimilado (léase: un ser que no puede ser considerado como capaz de dar consentimiento en virtud de su falta de madurez y cuyo consentimiento por lo tanto no significa nada) es condenable. La pedofilia no se puede comparar EN NADA a la homosexualidad. La amalgama es común (por ignorancia o por intolerancia), pero también porque los pedófilos y psicópatas han encontrado esta táctica con el fin de ganarse el respeto en la opinión pública. Ellos intentan recuperar la lucha que los homosexuales han llevado a cabo por el reconocimiento de sus derechos para satisfacer así su perversión.

Según Anna Salter, en su libro Predators (Depredadores), hay básicamente dos tipos de pedófilos (en su mayoría hombres, pero de hecho, también hay pedófilas mujeres): los psicópatas y el resto. El resto, son personas que tienen una atracción por los niños. Algunos pasan al acto, otros no. Una vez que pasan al acto, ellos se las arreglan para convencerse de que el niño fue el iniciador del contacto (el más mínimo gesto puede ser erotizado por el pedófilo), que el niño "es un adulto en el cuerpo de un niño", que el niño lo deseaba tanto como él/ella, que el intercambio es agradable y beneficioso para el niño. Son absolutamente incapaces de ponerse en el lugar del niño, de comprender su sufrimiento y el abuso al que es sometido y se niegan a ver a su manipulación. Sólo sus instintos importan y éstos tienen que ser satisfechos. Ilustración:


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El niño quiere agradar, ser aceptado y amado. Si un adulto, referencia absoluta para el niño, lo incentiva a tener una relación, sea del tipo que sea, el niño no tiene otra opción que obedecer. Decir que el niño podría negarse equivale a decir que el ratón puede negarse a ser devorado por el gato. No tiene peso. El niño es manipulable mentalmente y, sobretodo, emocionalmente. Y ésta es a menudo la táctica del pedófilo: se gana al niño a través de sus sentimientos. Se gana la confianza, la amistad, el amor, y luego procede a su arreglo personal. Cuando el niño se siente seguro, el pedófilo "propone". El niño no es capaz de rechazar. Él pedófilo le habla sobre un secreto a compartir, un amor especial que sería incomprendido, pero si el niño se resiste demasiado para su gusto, puede muy bien amenazarlo. El pedófilo generalmente preferirá a los niños que no están bien, que tienen relaciones difíciles o inexistentes con sus padres. Propone darles lo que nunca recibió. ¿Qué niño podría negarse? Una vez que el niño es tocado por un adulto (o adolescente según el caso) con fines sexuales, el niño no es respetado en su integridad física y psicológica (y esto también se aplica a un niño cuya imagen se utiliza con un propósito sexual sin que haya contacto físico directo - ver más abajo). El niño es manipulado, ya que no tiene la madurez para entender que este acto no es sólo desviado y reprobable, sino que también tendrá graves consecuencias en su desarrollo. Incluso las caricias que pueden parecer agradables para los niños (y por más inquietante que pueda parecer, los niños pueden experimentar una forma de "placer físico" - un hecho a menudo esgrimido por los pedófilos como prueba irrefutable de que el niño no sufre y que la relación se da de manera consentida) es un incumplimiento de su integridad física. A pesar de que el niño puede parecer curioso o interesado, él no puede entender lo que significa una relación sexual ni las consecuencias que tendrá sobre su persona. De hecho, numerosos niños maltratados heredarán una visión de sí mismos, de la sexualidad y, de manera general; una visión del bien y del mal completamente perturbada - en el mejor de los casos. Algunos nunca desarrollarán una relación normal con una pareja, otros encontrarán consuelo en el alcohol o las drogas, otros se convertián en delincuentes (en los Estados Unidos, se estima que el 90% de los adolescentes que están en prisión han sido víctimas de abuso sexual cuando eran niños) o trabajarán en la industria del sexo (prostitución, pornografía), otros se suicidan. Ninguno escapa ileso, cualquiera sea el abuso. Una vez que hemos sido ensuciados y utilizados, traicionados y abusados por una persona que supuestamente nos debía proteger (el adulto), ¿como podría ser de otra manera?

El otro tipo de pedófilo es el psicópata. Es necesario saber que es psicópata antes de ser pedófilo. El niño es un pretexto, lo que cuenta es el dominio (a menudo mediante la violencia) del otro. Ver sufrir al niño y robar su inocencia son partes integrantes del placer experimentado por el psicópata. Sin embargo, la víctima podría muy bien ser un hombre o una mujer también. Uno probablemente no puede realmente hablar de atracción por los niños en este caso. El psicópata no intenta mentirse a sí mismo diciendo que el niño está dispuesto, el hecho de que el niño no lo esté ES de donde él retira su disfrute. La falta total de conciencia del psicópata a menudo lo empujan a filmar sus actos, sea la violación, la tortura o el asesinato (películas snuff). Él filma por varias razones: para poder ver las películas cuando no hay una víctima a su disposición, pero también porque sabe que hay una fuerte demanda de este tipo de películas odiosas. La pedofilia es de hecho inseparable de la pornografía infantil. Los pedófilos, sean psicópatas o no, han acudido todos, al menos una vez en sus vidas, al recurso de la pornografía infantil. No todos ven las películas snuff, pero la mayoría alivian sus impulsos viendo pornografía infantil de manera regular.

La pornografía infantil

Antes de hablar de la pornografía infantil, debemos hablar brevemente de la "simple" pornografía. En el momento en el que vivimos, la pornografía está en todas partes y ver "hype" se ha hecho casi respetable (otro signo de la ponerización extrema de la sociedad). Si la pornografía ha existido siempre (ya existía en la antigüedad), su distribución y su contenido han "evolucionado" un montón en los siglos XX y XXI, de las fotos intercambiadas bajo el manto de damas en combinación, la pornografía ha pasado a revistas a todo color que se venden en tiendas especializadas. Revistas con fotos cada vez más sugerentes en seguida fueron vendidas en librerías. Hoy en día, está en todos los hogares a un par de clics en Internet, y "provocador y atrevido" ya no es suficiente para describir el contenido cada vez más degradante y violento.

Hay que saber que la adicción a la pornografía en efecto existe. En una excitación fuerte, se libera dopamina, un neurotransmisor. La repetición de estas dos acciones (excitación seguida de la liberación de dopamina) hará a los receptores de dopamina menos sensibles a la misma, un fenómeno de habituación típico de la adicción. Para un estímulo dado, la reacción se hace menos fuerte. Para producir el mismo efecto del principio, el estímulo debe ser más fuerte. El fenómeno de la habituación se manifiesta en cualquiera que vea pornografía regularmente. Lejos de calmar los impulsos sexuales, la pornografía los exacerba. El control de los impulsos se hace cada vez más difícil. Y, sobretodo, debido al fenómeno de la habituación a la dopamina, un adicto a la pornografía va a buscar una pornografía más "rica en sensaciones", lo que se traduce en un contenido cada vez más violento y degradante. Esto es lo que llevó a los "géneros" como el gonzo (y en algunos casos extremos, las películas snuff) a desarrollarse, un fenómeno impensable hace algunas décadas.

La pornografía infantil no es una excepción a esta regla. Por su propia admisión, los pedófilos son, con el tiempo, atraídos por la pornografía cada vez más violenta y los niños cada vez más jóvenes. Así, un pedófilo entrevistado por Anna Salter en Nashville, dijo que al comienzo se sentía atraído por niños de 8 años, pero gradualmente, esta edad disminuyó hasta su atracción por niños de 2 años. Esto es bastante común según los numerosos testimonios obtenidos por la autora. Eso responde a aquellos que se preguntaban cómo puede haber personas que violan a los bebés. Los dos sexólogos holandeses del inicio del artículo que esperan que los pedófilos estén satisfechos con una pornografía compuesta de "algunos montajes y dibujos animados regulados por el gobierno" para regular sus impulsos, probablemente obtuvieron su título de sexología en la misma facultad que el Dr. Nick Riviera, o tienen algún interés en mentir...

Desde un punto de vista puramente comercial, la pornografía (y la trata de niños, porque los dos son inseparables) es grande. La pornografía por sí sola representaba en la década de 1990 cerca de $3 mil millones al año sólo en los Estados Unidos (el doble en el mundo entero). 22 millones de copias de videos de pornografía infantil fueron vendidas o arrendadas en los Estados Unidos en 1991. Una película snuff puede vender hasta $5.000 más si se hace "a medida". Dutroux ofreció sus cohortes entre 2000 y 4000 € para un secuestro de niñas (la reventa internacional, de acuerdo con las palabras de algunos traficantes puede subir a $30.000). Si estas cifras (citadas por David Mc Gowan muy detalladamente en su libro Programmed to Kill) son correctas, muchos pedófilos son muy aficionados a este tipo de "recreación". Al parecer, algunos también tienen grandes medios a su alcance para pagar dichas sumas, lo cual parece apoyar la idea de que muchos de estos amantes de la pornografía infantil (y el abuso de niños) son ricos - como los médicos, abogados, políticos y notables.

Las redes y la élite psicopática

Para estos ricos, la pedofilia y la pornografía infantil son una forma de entretener y aliviar sus impulsos. Bien integrados en la sociedad - incluso en lo más alto de la escala social - tienen mucho que perder si son descubiertos. Esta es una razón por la cual las redes existen. Los psicópatas y pedófilos trabajan mano a mano para el tráfico de niños y la pornografía infantil y que sea aprovechada por su círculo de amigos y clientes. Al considerar estas redes, vemos que ningún entorno está a salvo, pero que definitivamente hay una gran cantidad de políticos, líderes, celebridades, jueces, policías, médicos, psiquiatras y abogados. Si usted se pregunta por qué la proporción de personas depravadas parece ser tan importante en las altas esferas, he aquí un intento de contestarlo: en primer lugar, el psicópata raramente se contenta simplemente con un pequeño trabajo discreto que paga poco (aunque algunos psicópatas de pequeña escala simplemente viven de los demás) y atraen a estas profesiones, para empezar. Por otro lado, al psicópata le agrada disfrutar del estatus y la casi-inmunidad conferida por estas ocupaciones. Por último, debido a la "respetabilidad" de estas profesiones, el psicópata se ve obligado a usar una máscara de normalidad (la famosa Mask of Sanity (Máscara de la cordura) descrita por Hervey Cleckley) y luego tendrá entonces la necesidad, para compensar, de participar de actos de depravación para encontrar a su verdadera naturaleza. El abuso de niños y la visión de pornografía infantil responden bastante bien a esta necesidad.

Por lo tanto, estas famosas redes (que se han discutido mucho, sobre todo en el archivo Dutroux en Bélgica, el archivo Zandvoort en los Países Bajos y en el archivo Franklin en los Estados Unidos) son, aparentemente, muy protegidas, ya que cualquiera que trate de desenmascararlas se expone a represalias: la censura del parlamentario Laurent Louis, la ridícularización pública de la testigo Regina Louf, la destrucción de la carrera del periodista de investigación Michel Bouffioulx, la desaparición de Stan Maillaud y su esposa Janett Seemann, la condena Marcel Vervloesem (condenar por pedofilia a las personas que se oponen es una especialidad de las redes). Estas represalias pueden ser incluso fatales y la tasa de suicidio en estos casos es simplemente increíble (¡no menos de 12 testigos "se suicidaron" en el caso Dutroux! Ver también el "suicidio" con dos balas en la cabeza del gendarme Jambert en el caso de las desapariciones de Yonne).

La justicia igualmente parece estar muy a menudo en el lado de los pedófilos. En Programmed to Kill, David Mc Gowann afirma que el sistema legal, la justicia y la policía están entre los sistemas más corruptos y están, literalmente, infestados por psicópatas y pedófilos. Esta es en realidad su técnica preferida: infiltrarse en los servicios que podrían poner palos en sus ruedas. Práctico también para tener acceso a la famosa pornografía infantil "incautadas" por la policía. En efecto, a través de estas incautaciones ¿no se convertiría la policía en el mayor poseedor de pornografía en el mundo? Práctico también, ser parte del poder judicial para hacer descarrilar o retirar los cargos contra sus amigos... o sus proveedores.

Los pedófilos, así como los psicópatas, son expertos en el arte de estar en las posiciones o puestos de trabajo que les permitan acceder fácilmente a sus presas. No hacen nada al azar. Admitido por los pedófilos mismos, ciertas ocupaciones son conocidas en su medio por ofrecer una acceso fácil y riesgos mínimos. Este es el caso de la profesión de sacerdote: los padres católicos muy raras veces atacan en justicia a los sacerdotes pedófilos por haber violado a su hijo, y la Iglesia Católica siempre encuentra una manera de cubrir y resolver "el problema internamente". Sin embargo, las otras religiones no son inmunes. Otros oficios y ocupaciones para los pedófilos, que tal vez mantienen menos el olor del incienso, también son posibles: monitores de campos de vacaciones o de grupos de jóvenes, maestros o entrenadores deportivos. Los más desviados abrirán un orfanato o una guardería y no sólo tendrán acceso a niños muy pequeños (o discapacitados) que todavía no saben testificar, ellos tendrán acceso durante días, lo cual es conveniente para el beneficio de otros o para hacer películas. Luego están los "ambiciosos", esos que quieren acceder a su presa Y ser ricos y famosos. Ellos trabajarán en Hollywood o, más prosaicamente, para la televisión o la prensa, incluyendo a la BBC, que sabe permanecer discreta acerca de la vida privada de sus presentadores; se convertirán en cantantes, cineastas, deportistas y guitarristas en una banda de rock. Pero la consagración, probablemente sea ser todas las cosas a la vez: célebre, poderoso, invencible, y disponer de un acceso sin límite y una inmunidad sin igual debido a su estatus en la parte más alta de la escala social, en esta sociedad gangrenada que es la nuestra: el hombre político.

Hoy está, una vez más, de moda hacer ser "progresista" y defender el llamado "tabú" de la pedofilia y la pornografía infantil, ofreciendo foros a estas dos perversiones, como han hecho anteriormente algunos, notablemente Le Monde o Libération
De todos modos, los ataques contra la mayoría sexual, justamente, fueron objeto de peticiones en los años 70, publicadas en Libération y otros periódicos. Y en 1977 salió una petición al Parlamento para derogar los diversos artículos de la ley de consentimiento sexual y la despenalización de las relaciones sexuales entre un adulto y un menor de 15 años. Las personas a las que llamaríamos intelectuales tales como Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Michel Foucault, Guy Hocquenghem, Jacques Derrida, André Glucksman, Roland Barthe, Alain Robbe Grillet, Françoise Dolto o Philippe Sollers, la han firmado.

El mismo año, una carta abierta fue publicada en Le Monde, para solicitar la clemencia para tres pedófilos[7] que habían abusado de menores y se habían divertido haciendo fotos de sus proezas. Los autores de esta carta abierta evocaban "un simple caso 'moral', donde los niños no han sido víctimas de ningún tipo de violencia", antes de concluir que "tres años de prisión por besos y caricias, eso es suficiente." Entre los firmantes, Louis Aragon, Francis Ponge, Roland Barthes, Simone de Beauvoir, el Dr. Michel Bon, Patrice Chéreau, Gilles y Fanny Deleuze, Bernard Dort, Jean-Pierre Faye, André Glucksmann, Guy Hocquenghem, Bernard Kouchner, Françoise Laborie, Jack Lang, Georges Lapassade, Gabriel Matzneff, Catherine Millet, Jean-Paul Sartre, René Scherer, Philippe Sollers. Después de esta carta abierta, los lectores de Libération han creado el Frente de Liberación de Pedófilos (FLIP por sus siglas en Francés) (Fuente: Pedopolis)
Liberación que, por cierto, recientemente ha añadido una capa con este artículo:
Un niño al que privamos de toda fuerza de resistencia, de cualquier posibilidad de dar un uso libre y colectivo de su cuerpo, de sus órganos y de sus fluidos sexuales. [...]

Yo fui un día el niño al que Frigide Barjot se jacta de proteger. Y me levanto hoy en nombre de los niños a los que éstos discursos hipócritas intentan preservar. ¿Quién defiende los derechos de los niños diferentes? ¿Los derechos del niño al que le gusta vestir de rosa? ¿La niña que sueña con casarse con su mejor amiga? ¿Los derechos del niño extraño, maricón, bollera, transgénero o transexual? ¿Quién defiende los derechos de los niños a cambiarse de sexo si así lo desean?
Gran argumento para pedófilos y psicópatas que son siempre muy fuertes culpando a la víctima. En base a este principio falaz según el cual el niño tendría la madurez suficiente como para tomar las decisiones mencionadas anteriormente, imaginemos que, a fuerza del derecho de usar "libremente su cuerpo", él "decide" satisfacer sus supuestas "necesidades sexuales" con un adulto. Esto no sería culpa del adulto, sino del niño!

Otro ejemplo reciente, este elocuente alegato para la pedofilia emitido por «Maître Lévy» sobre un canal del servicio público:


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A pesar de estos ejemplos asombrosos de la degeneración moral, siempre habrá personas que tienen, ellas mismas, una conciencia y facultades intelectuales, y que saben que manipular o forzar a un niño a tener relaciones sexuales es un acto puramente abyecto que merece ser castigado, y los niños del mundo entero deben ser protegidos. Y vista la poca cantidad de gente de conciencia que no han alcanzado un grado terminal de ponerización, es nuestro deber llamar la atención, incansablemente, sobre esta perversión. Hable a su alrededor, cite las encuestas, haga leer los artículos, llame a las cosas por su nombre, recuerde las estadísticas. Y hablando de estadísticas, aquí están algunas cifras, en forma conclusión: los casos denunciados de abuso infantil (y es bastante seguro estimar que sólo representan una parte de las cifras!) entre 1963 y 1988 han sido de 150.000 a 2.000.000 POR AÑO, lo que representa un incremento del 1300% en 25 años.

El abuso de los niños, del cual forman parte la pedofilia y la pornografía infantil, es una epidemia. Callar, es propagarla. Callar, es ser cómplice.