Traducido por el equipo de SOTT.net en español.

El actual éxodo masivo de personas de Centroamérica a los Estados Unidos, y los titulares diarios de las historias de numerosos niños separados involuntariamente de sus padres, significa que es hora de recordar una vez más a mis lectores una de las causas principales de estas migraciones masivas periódicas.
USA illegal immigrants
Aquellos en Estados Unidos que generalmente se oponen a la inmigración hacen hincapié en declarar o insinuar que Estados Unidos no tiene ninguna obligación legal o moral de acoger a estos latinos. Esto no es cierto. De hecho, Estados Unidos tiene la obligación porque muchos de los inmigrantes, además de huir de la violencia del narcotráfico, están escapando de una situación económica en su tierra natal directamente desahuciada por la política intervencionista estadounidense.

No es que esta gente prefiera vivir en Estados Unidos. Prefieren permanecer con sus familiares y amigos, poder hablar su lengua materna en todo momento y evitar las dificultades que les imponen la policía estadounidense y otros derechistas. Pero siempre que un gobierno progresista llega al poder en América Latina o amenaza con hacerlo, un gobierno sinceramente comprometido con la lucha contra la pobreza, Estados Unidos ayuda a frenar el movimiento y/o apoya a la derecha y al ejército del país para organizar un golpe de Estado. Este ha sido el caso de Guatemala, El Salvador, México, Nicaragua y Honduras.

El último ejemplo es el golpe de Estado de junio de 2009 (encabezado por la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton) que derrocó al moderadamente progresista Manuel Zelaya en Honduras. El aumento particularmente severo en los últimos años de la migración hondureña a EE.UU. es un resultado directo del derrocamiento de Zelaya, cuyos crímenes fueron cosas como aumentar el salario mínimo, dar subsidios a los pequeños agricultores e instituir la educación gratuita. Ésta es una historia repetida en América Latina: Las masas oprimidas finalmente ponen en el poder a un líder comprometido a revertir el statu quo, decidido a tratar de poner fin a dos siglos de opresión... y en poco tiempo los militares derrocan al gobierno democráticamente electo, en tanto Estados Unidos (si no es el autor intelectual del golpe) no hace nada para impedirlo ni para castigar al régimen golpista, como sólo Estados Unidos puede castigar; mientras tanto, los funcionarios de Washington pretenden estar muy molestos por esta "afrenta a la democracia" al mismo tiempo que dan un apoyo importante al régimen golpista.1 El consiguiente retorno a la pobreza va acompañado de violencia tanto del gobierno como de la derecha contra quienes cuestionan el nuevo statu quo, lo que incentiva aún más la fuga del país.

Conferencia pronunciada por William Blum en el Foro de Izquierda en Nueva York, el 2 de junio de 2018

Creo que todos estamos de acuerdo en que hay que cambiar la política exterior de los Estados Unidos y que, para lograrlo, hay que cambiar la mentalidad -por no mencionar el alma y el corazón- del público estadounidense. Pero, ¿cuál cree usted que es el principal obstáculo para lograr ese cambio en la mentalidad estadounidense?

Estoy seguro de que cada uno de ustedes ha conocido a muchas personas que apoyan la política exterior estadounidense y con quienes han debatido mucho. Usted señala un horror tras otro, desde Vietnam hasta Iraq y Libia; desde los bombardeos e invasiones hasta la tortura. Y nada ayuda. Nada conmueve a esta gente.

¿Y por qué es eso? ¿Acaso esta gente no tiene conciencia social? ¿Son sencillamente estúpidos? Creo que una respuesta mejor es que tienen ciertas ideas preconcebidas. Consciente o inconscientemente, tienen ciertas creencias básicas acerca de Estados Unidos y su política exterior, y si no se abordan estas creencias básicas, es como si se hablara con un muro de piedra.

La más básica de estas creencias básicas, creo, es una convicción profundamente arraigada de que sin importar lo que Estados Unidos haga en el extranjero, sin importar lo mal que se vea, sin importar el horror que pueda resultar, el gobierno estadounidense tiene buenas intenciones. Los líderes estadounidenses pueden cometer errores, pueden meter la pata, pueden mentir, pueden incluso en muchas ocasiones causar más daño que bien, pero tienen buenas intenciones. Sus intenciones son siempre honorables, incluso nobles. Esto es algo de lo que la gran mayoría de los estadounidenses está segura.

Frances Fitzgerald, en su famoso estudio de los libros de texto escolares estadounidenses, resumió así el mensaje de estos libros: "Estados Unidos ha sido una especie de Ejército de Salvación para el resto del mundo: a lo largo de la historia no ha hecho más que dispensar beneficios a los países pobres, ignorantes y enfermos. Estados Unidos siempre actuó de manera desinteresada, siempre con motivaciones elevadas; siempre dio, nunca quitó".

Y los estadounidenses genuinamente se preguntan por qué el resto del mundo no puede ver cuán benévolo y abnegado ha sido Estados Unidos. Incluso a mucha gente que participa en el movimiento contra la guerra le cuesta trabajo deshacerse de algunas de estas posturas; marchan para alentar a Estados Unidos (el país al que aman, adoran y en el que confían), marchan para impulsarlo a volver a su camino de bondad.

Muchos de los ciudadanos se dejan engañar por la propaganda del gobierno estadounidense que justifica sus acciones militares con la misma frecuencia e ingenuidad con la que Charlie Brown se deja engañar por Lucy y su balón de fútbol.

Los estadounidenses se parecen mucho a los hijos de un jefe de la mafia que no saben a qué se dedica su padre y no quieren saberlo, pero luego se preguntan por qué alguien acaba de lanzar una bomba incendiaria por la ventana del salón.

Esta creencia básica en las buenas intenciones de Estados Unidos a menudo está vinculada al "excepcionalismo estadounidense". Veamos cuán excepcional ha sido Estados Unidos. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU.:
  1. Intentó derrocar a más de 50 gobiernos extranjeros, la mayoría de los cuales fueron elegidos democráticamente.
  2. Lanzó bombas contra la población de más de 30 países.
  3. Intentó asesinar a más de 50 líderes extranjeros.
  4. Intentó frenar movimientos populistas o nacionalistas en 20 países.
  5. Ha interferido flagrantemente en las elecciones democráticas de al menos 30 países.
  6. Lideró el mundo en materia de tortura; no sólo la tortura realizada directamente por los estadounidenses contra los extranjeros, sino también en el suministro de equipos de tortura, manuales de tortura, listas de personas a ser torturadas y la asesoría directa por parte de instructores estadounidenses, especialmente en América Latina.
Esto es realmente excepcional. Ningún otro país en toda la historia se acerca a tal récord. Pero ciertamente hace que resulte muy difícil creer que Estados Unidos tiene buenas intenciones.

Así que la próxima vez que usted se enfrente a un muro de piedra... pregúntele a la persona qué tendría que hacer Estados Unidos en su política exterior para perder su apoyo. Qué sería definitivamente DEMASIADO para esta persona. Lo más probable es que EE.UU. ya lo haya hecho.

Tengan en cuenta que nuestra preciosa patria, ante todo, busca dominar el mundo. Por razones económicas, nacionalistas, ideológicas, cristianas, y por otras razones, la hegemonía mundial ha sido durante mucho tiempo el principal objetivo de Estados Unidos. Y no olvidemos a los poderosos funcionarios del Poder Ejecutivo cuyos salarios, ascensos, presupuestos de agencias y futuros empleos bien remunerados en el sector privado dependen de la guerra perpetua. Estos líderes no están muy preocupados por las consecuencias de sus guerras para el mundo. No son necesariamente malas personas; pero son amorales, como lo es un sociópata.

Tomemos como ejemplo Oriente Medio y el sur de Asia. La gente de esas zonas ha sufrido terriblemente a causa del fundamentalismo islámico. Lo que necesitan desesperadamente son gobiernos seculares, que respeten las diferentes religiones. Y tales gobiernos fueron instituidos en el pasado reciente. Pero, ¿cuál ha sido el destino de esos gobiernos?

Bueno, a finales de la década de 1970 y durante gran parte de la década de 1980, Afganistán tenía un gobierno laico que era relativamente progresista, con plenos derechos para las mujeres, lo cual es difícil de creer, ¿no es así? Pero incluso un informe del Pentágono de la época testificó la realidad de los derechos de la mujer en Afganistán. ¿Y qué pasó con ese gobierno? Lo derrocó Estados Unidos, permitiendo que los talibanes llegaran al poder. Así que tengan eso en mente la próxima vez que escuchen a un funcionario estadounidense decir que tenemos que permanecer en Afganistán por el bien de las mujeres.
Después de Afganistán vino Irak, otra sociedad secular, bajo Saddam Hussein. Estados Unidos también derrocó a ese gobierno y ahora el país tiene su cuota de yihadistas y fundamentalistas enloquecidos y sangrientos; y las mujeres que no están adecuadamente tapadas a veces corren un grave riesgo.

Después vino Libia; otra vez, un país secular, bajo Moammar Gadafi, que, como Saddam Hussein, tenía un lado tirano, pero que podía ser benévolo y hacer cosas maravillosas. Gadafi, por ejemplo, fundó la Unión Africana y garantizó que el pueblo libio tuviera el nivel de vida más alto de África. Así que, por supuesto, EE.UU. también derrocó a ese gobierno. En 2011, con la ayuda de la OTAN, bombardeamos al pueblo libio casi todos los días durante más de seis meses.

¿Alguien puede decir que en todas estas intervenciones, o en cualquiera de ellas, la intención de los Estados Unidos de América era buena?

Cuando ataquemos Irán, ¿tendremos buenas intenciones? ¿Estaremos interesados en el bienestar del pueblo iraní? Le sugiero que tenga en mente estos pensamientos la próxima vez que tenga una discusión o debate con un estadounidense enardecido.

En caso de que no lo haya notado

Todavía no se ha presentado ninguna prueba de "interferencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016". Y todavía estamos a la espera de una explicación creíble de cómo una nación presuntamente avanzada, de 138 millones de votantes, podría estar tan críticamente influenciada por un puñado de publicaciones simplistas, a menudo burdas, en Facebook y en otras partes de Internet.

En mayo, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes comenzó a publicar el texto de numerosas de estas publicaciones como prueba de la interferencia rusa. Las publicaciones trataban sobre ambas posturas de muchos temas, incluyendo jugadores de fútbol que se arrodillaron durante el himno nacional para llamar la atención sobre temas de racismo, y mensajes a favor y en contra de Trump y Clinton. La mayoría ni siquiera mencionaba a Trump o a Clinton; y muchas fueron emitidas antes de que Trump fuera candidato.

Entonces, ¿qué tenía que ver todo esto con la influencia en el resultado de las elecciones? El comité no lo dijo. Sin embargo, el Cong. Adam Schiff (California), el principal demócrata del comité, declaró: "Trataron de aprovechar las frustraciones y la ira que los estadounidenses realmente sienten en relación con asuntos políticos delicados con el fin de influir en su pensamiento, voto y comportamiento. La única manera de empezar a protegernos de un futuro ataque es ver de primera mano el tipo de mensajes, temas e imágenes que los rusos usaron para dividirnos".

¡Ajá! ¡Así que eso es: dividirnos! ¡Imagínese que el pueblo estadounidense, que todos sabemos que vive en feliz armonía y fraternidad sin ningún tipo de ira u odio perceptible entre sí, pudiera ser dividido! ¡Malditos sean esos rusos!

Muchas de las publicaciones de Facebook se hicieron bastante después de las elecciones presidenciales. Esto por sí solo debería haber hecho que los congresistas pensaran que quizás los anuncios no tenían nada que ver con las elecciones estadounidenses, pero eso no es lo que querían pensar.

Todo esto da crédito a la sugerencia de que lo que realmente estaba detrás de los eventos era un truco llamado "cebo de clics" en el que ciertas personas ganaban dinero según el número de veces que se accedía a un sitio web en particular. Se dice que el artífice de este plan es un ruso llamado Yevgeny Prigozhin, de la Agencia de Investigación de Internet de San Petersburgo, al que la comisión de la Cámara de Representantes se refiere como "patrocinado por el Kremlin", sin explicación alguna.2

La organización ha sido nombrada en una acusación emitida por el comité de investigación del abogado especial Robert Mueller, pero como reportó el Washington Post: "La acusación no acusa al gobierno ruso de estar involucrado en el asunto, ni afirma que haya tenido éxito en influir en los votos".3

En la nueva Guerra Fría, así como en la anterior, los que detentan el poder en Estados Unidos rara vez pierden la oportunidad de hacer quedar mal a Rusia, incluso llegando al punto de la farsa. Ya no se requieren pruebas. La acusación es suficiente.

Otro encantador ejemplo del excepcionalismo estadounidense

La cobertura del Washington Post de la Copa Mundial de Fútbol en Rusia no podía permitir, por supuesto, que toda la alegría y las buenas vibraciones quedaran sin ser rebatidas. Así que encontraron a "un fontanero llamado Alexander" que tenía un chiste que contar: "Un consejero se acerca a Putin y le dice: 'Tengo buenas y malas noticias. La buena noticia es que fue elegido presidente. La mala noticia es que nadie votó por usted'".

Ahora imaginemos a un consejero americano que se acerca al presidente Trump y le dice: "Tengo buenas y malas noticias. La buena noticia es que fue elegido presidente. La mala noticia es que no obtuvo la mayoría de los votos".

Esto ya ha ocurrido cinco veces en Estados Unidos, cinco veces en que el "ganador" recibió menos votos populares que cualquiera de sus opositores; este insulto a la democracia y al sentido común ya ha ocurrido dos veces en las últimas cinco elecciones presidenciales.

Y considero que la peor noticia es que un año y medio después de la elección de Trump no he oído ni leído una palabra de nadie en el Congreso de Estados Unidos o en la legislatura estatal que haya dado el primer paso en el proceso de modificar la Constitución de Estados Unidos para acabar finalmente con el estúpido y completamente anticuado sistema del Colegio Electoral. Si es un sistema tan bueno, ¿por qué no lo utiliza Estados Unidos para las elecciones locales y estatales? ¿Por qué no existe en ningún otro lugar del mundo? ¿Acaso debe considerarse como parte de nuestro querido "excepcionalismo americano"?

La otra palabra con "N" está más que prohibida

La ciudad de Seattle votó el 12 de junio a favor de la revocación de un aumento de impuestos a los grandes empleadores que había sido instituido unas semanas antes. El nuevo impuesto habría recaudado 48 millones de dólares anuales para combatir la crisis de la indigencia y accesibilidad a la vivienda en Seattle. El área de Seattle tiene la tercera población más grande de personas sin hogar en el país.

El plan había sido aprobado unánimemente por el Ayuntamiento, pero Amazon.com y gran parte de la comunidad empresarial de la ciudad se opusieron ferozmente a él.

Muchas ciudades estadounidenses están luchando sinceramente para lidiar con este problema, pero se enfrentan a barreras insuperables similares. Las principales causas de la falta de vivienda en los EE.UU. son los altos alquileres y los bajos salarios. Un informe publicado el 13 de junio por la Coalición Nacional de Vivienda para Personas de Bajos Ingresos (National Low Income Housing Coalition) indicó que no hay ningún lugar en el país donde alguien que trabaje a tiempo completo con un salario mínimo pueda permitirse alquilar un modesto apartamento de dos dormitorios. Ni siquiera en Arkansas, el estado con la vivienda más barata. Más de 11,2 millones de familias terminan gastando más de la mitad de su sueldo en la vivienda.4

El costo del alquiler aumenta inexorablemente, año tras año, independientemente de los ingresos de los inquilinos. Cualquier reforma del sistema tiene que comenzar con un fuerte compromiso de restringir radicalmente, si no eliminar completamente, la motivación de lucro de los propietarios. De lo contrario, nada significativo cambiará en la sociedad, y los capitalistas que son dueños de la sociedad (y sus apologistas liberales) seguirán hablando de trivialidades progresistas mientras su chófer los lleva al banco.

Pero, ¿hasta qué punto se puede obligar a los propietarios a aceptar una cantidad significativamente menor de alquileres? No se puede hacer mucho. Es la naturaleza de la bestia. El control de los alquileres en algunas ciudades de Estados Unidos ha ralentizado los constantes aumentos, pero sigue dejando a millones de personas en constante peligro de desalojo o privación paralizante. La única solución que queda es "nacionalizar" los bienes inmobiliarios.

Eliminar la motivación del lucro en varios sectores, o en todos los sectores, en la sociedad estadounidense tendría menos oposición de la que uno podría esperar. En gran medida, numerosos individuos e instituciones influyentes ya la ven con desprecio, consciente o inconscientemente. Por ejemplo, los jueces a menudo imponen sentencias más leves a los infractores de la ley si en realidad no se han beneficiado monetariamente de sus actos. Y prohíben que otros se beneficien de sus crímenes vendiendo libros, derechos de películas o entrevistas. Además, hay que tener en cuenta que la gran mayoría de los estadounidenses, como la gente de todas partes, no trabaja para el lucro, sino por un salario.

Es posible que la ciudadanía esté aún más distanciada del sistema que lo que todo esto indica, ya que la sociedad estadounidense parece tener más confianza y respeto por las organizaciones "sin fines de lucro" que por las de tipo lucrativo. ¿Sería el público tan generoso con el auxilio en casos de emergencia si la Cruz Roja fuera un negocio regular con fines de lucro? ¿Permitiría el Servicio de Impuestos Internos que ésta esté exenta de impuestos? ¿Por qué la Oficina Postal ofrece tarifas menos costosas a las organizaciones sin fines de lucro y tarifas más bajas para libros y revistas que no contienen publicidad? Para una prueba de SIDA, ¿la gente se siente más segura yendo al Servicio de Salud Pública o a un laboratorio comercial? ¿Por qué la televisión "educativa" o "pública" no tiene anuncios regulares? ¿Qué pensarían los estadounidenses de los voluntarios del Cuerpo de Paz, los maestros de escuelas primarias y secundarias, el clero, las enfermeras y los trabajadores sociales que exigieran más de 100.000 dólares al año? ¿Le gustaría al público ver iglesias compitiendo entre sí, con campañas publicitarias vendiendo un Dios Nuevo y Mejorado? ¿Por qué American Airlines acaba de declarar que "no queremos estar asociados con la separación de familias, o peor aún, sacar provecho de ello"?

Notas
  1. Vea: "Top Ten Ways You Can Tell Which Side The United States Government is On With Regard to the Military Coup in Honduras", de Mark Weisbrot. También vea los capítulos sobre Guatemala, Nicaragua y El Salvador de Killing Hope, de William Blum.
  2. Moon of Alabama, "Mueller Indictment - The 'Russian Influence' Is A Commercial Marketing Scheme", 17 de febrero de 2018
  3. Washington Post, 23 de junio de 2018
  4. Washington Post, 9 y 16 de junio de 2018.