En el último año, bastantes personas me han preguntado por qué escribí Grand Deception ("El gran engaño"), mi libro dos veces prohibido, que trata sobre Bill Browder, la Ley Magnitsky y las relaciones históricas entre Rusia y Occidente. Algunos de ellos me han pedido que escriba la respuesta que les di de una manera que pudiera compartirse, ya que la historia parece muy pertinente a las circunstancias actuales y al riesgo que corremos de que se produzca una conflagración militar de gran envergadura. Así que aquí va...

russia vs nato
© Desconocido
Escribir un libro no es fácil. Incluso si crees que sabes exactamente lo que quieres decir, no puedes despotricar de lo que sea que tengas en mente. Hay que pensar en la estructura del libro, formular un esquema y decidir dónde encaja cada parte de la historia para poder producir una obra coherente y legible, lo cual es un proceso laborioso y a veces frustrante.

Entonces, ¿por qué tomarse tantas molestias? Hay un trasfondo para mi afán de escribir El gran engaño. De joven viví el estallido de la guerra en la antigua Yugoslavia y serví en el Ejército Croata durante la guerra. Lo notable del período en el que esa guerra se gestaba fue que sólo unos días antes de su estallido total, la mayoría de la gente creía que la guerra nunca ocurriría. Parecía impensable. Yo ciertamente no pensé que ocurriría.

La guerra lo cambia todo

Las etnias, culturas y religiones de Yugoslavia se entrelazaron de muchas maneras a lo largo de muchas generaciones. Si bien existía gente que odiaba, la mayoría de la gente no quería odiar a sus vecinos, no quería una guerra y, en definitiva, quería preservar la paz. Sin embargo, en cuanto comenzaron los disparos, las víctimas y la destrucción, todo cambió. Nuestras sociedades se polarizaron rápidamente: el respeto matizado y empático por el otro bando pasó rápidamente de moda, el pacifismo se volvió antipatriótico y la oposición política se convirtió en una traición. Personas de todos los bandos se unieron a sus líderes, el patriotismo y la disposición a luchar se convirtieron en virtudes supremas y la psique colectiva pasó rápidamente al blanco y negro, al modo de "nosotros contra ellos". El asunto de la guerra se convirtió entonces en la principal preocupación de la nación.

Haber vivido esto hace que me resulte difícil quedarme tranquilo ante la implacable y trastornada demonización de Rusia y su liderazgo por parte de Bill Browder. La eficacia de su campaña antirrusa indica que hay una poderosa red que lo respalda, y que su agenda eclipsa con creces la supuesta lucha de Browder por la justicia para el abogado y contador Sergei Magnitsky (vea las recientes primicias de Tom Luongo que corroboran esto). De hecho, su campaña ha servido para una incesante recrudescencia de la postura hostil de Occidente hacia Rusia, la cual es peor que la que hemos visto durante la Guerra Fría del siglo pasado contra la Unión Soviética.

No es demasiado tarde

En la actualidad, todavía podemos hablar de Rusia y de Vladimir Putin en términos algo matizados, intercambiar opiniones opuestas y estar en desacuerdo. Una "guerra caliente" con Rusia sigue siendo impensable para la mayoría de la gente. Sin embargo, para mí no es difícil imaginar que una provocación, un incidente de falsa bandera atribuido de forma creíble a Rusia, pueda cambiar todo eso drásticamente. Nuestras sociedades podrían polarizarse de repente y la psique colectiva podría pasar pensar en blanco y negro, en términos de "nosotros contra ellos"... Nadie debería pensar que esto es imposible: ya han estallado dos guerras mundiales en el continente europeo y deberíamos tomarnos en serio las lecciones del pasado para no caer dormidos en la tercera.

En resumen, esta es la razón por la que escribí El gran engaño. Mi intención era desenmascarar la narrativa de Bill Browder, que está siendo utilizada para reforzar los fundamentos de la postura hostil de Occidente hacia Rusia. También quería contrarrestar la incesante demonización de Rusia y de Vladimir Putin. El engaño y la demonización sirven para lograr el consentimiento del público, o al menos la aquiescencia pasiva a la guerra.

Por qué es peligrosa la demonización de Putin

La demonización de la persona de Vladimir Putin podría ser particularmente peligrosa, ya que predispone al público, especialmente a aquellos que se consideran de mente justa y progresista, a aceptar la guerra, tal vez para ayudar al pueblo ruso a liberarse de la tiranía y alcanzar una mayor democracia y prosperidad. En tanto que una guerra por los recursos o la hegemonía es siempre inaceptable para el público, una guerra por razones de derechos humanos es algo totalmente distinto. Es deprimente que me haya encontrado con muchos intelectuales bien intencionados y eruditos que se esfuerzan por justificar incluso guerras claramente ilegales, siempre y cuando perciban que están motivadas por consideraciones relativas a los derechos humanos.

Por lo tanto, comenzar una guerra siempre implica poner al líder de la nación objetivo en el papel de villano sin ninguna cualidad redentora. Algunos ejemplos son Slobodan Milosevic (Serbia), Saddam Hussein (Iraq), Moammar Gaddafi (Libia) y Bashar Al Assad (Siria). Conforme los medios de comunicación hacen su parte, se hace muy difícil encontrar una cobertura positiva, o incluso algo equilibrada, del villano designado.

Vladimir Putin ha sido designado para el papel de villano casi desde el principio de su Presidencia. Se produce una cobertura poco halagadora y negativa casi sin interrupción, y en vez de presentar pruebas reales se recurre a la repetición incesante de acusaciones. Un buen ejemplo es la forma en que Bill Browder "demostró" la corrupción de Putin. Su evidencia es ridícula, pero esto no ha impedido que numerosas personalidades de los medios de comunicación lo traten como una autoridad y repitan sus acusaciones como hechos incuestionables. Por muy sospechoso que pueda resultar este sesgo tan evidente, la estrategia parece ser eficaz. Hoy en día, la mayoría de los occidentales parecen dispuestos a creer que Putin es un tirano, que rutinariamente asesina a sus críticos y rivales políticos, que acumuló una vasta fortuna personal y que dirige Rusia como su propio feudo personal.

Cuando la campaña de demonización se convirtió en histeria tras la crisis de Ucrania en 2014, decidí hacer una investigación independiente y tratar de discernir el otro lado de Vladimir Putin: ¿Quién es él como persona? ¿Se merecía todas las calumnias que recibe a diario de la prensa occidental? ¿Acaso sus acciones muestran que es un tirano despiadado? ¿O nos están mintiendo? Por las razones que acabo de detallar, he dedicado una parte importante de El gran engaño a este asunto y compartiré mi investigación en una serie de artículos durante los próximos días.
grand deception krainer
Alex Krainer es un gestor de fondos de cobertura y escritor. Su libro, vetado dos veces por Amazon en septiembre de 2017 y nuevamente en agosto de 2018, está disponible en formato pdf, kindle y epub en el siguiente enlace "Grand Deception: Truth About Bill Browder, the Magnitsky Act and Anti-Russian Sanctions" ("El gran engaño: La verdad sobre Bill Browder, la Ley Magnitsky y las sanciones contra Rusia"). La versión en tapa blanda ya está disponible aquí. Alex también escribió un libro sobre el comercio de materias primas.
Originalmente publicado en The Naked Hedgie.