Traducido por el equipo de SOTT.net en español

La Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética fue ostensiblemente un conflicto entre dos ideologías, dos sistemas socioeconómicos. Todo eso parece haber terminado. El día de un nuevo socialismo podría surgir inesperadamente, pero hoy el capitalismo gobierna el mundo.

Ahora Estados Unidos y Rusia están comprometidos en una lucha sin límites entre capitalistas. A primera vista, puede parecer un clásico altercado entre capitalistas rivales. No obstante, una vez más está surgiendo un conflicto ideológico que divide a los propios capitalistas, incluso en Rusia y en el mismo Estados Unidos. Es el conflicto entre globalistas y soberanistas, entre un mundo unipolar y multipolar. El conflicto no se limitará a las dos principales potencias nucleares.
putin munich conference 2007 meme
La derrota del comunismo fue brutalmente anunciada en un cierto "manifiesto capitalista" de principios de la década de 1990 que proclamaba:
"Nuestra luz guía es el lucro, adquirido de una manera estrictamente legal. Nuestro Señor es Su Majestad, el Dinero, porque sólo Él puede llevarnos a la riqueza como norma en la vida".
Los autores de este audaz tratado fueron Mijail Jodorkovsky, que se convirtió en el hombre más rico de Rusia, antes de pasar diez años en una cárcel rusa, y su socio de negocios en ese momento, Leonid Nevzlin, que desde entonces se ha retirado cómodamente a Israel.


Comentario: Sí, aparentemente escribieron esto en un folleto titulado El hombre con el rublo, y éste comenzaba así: "¡Es hora de dejar de vivir según Lenin!"


Préstamos por acciones

Eran los buenos tiempos de los años 90, cuando la administración Clinton apoyaba a Yeltsin mientras dejaba que Rusia fuera estafada por los esfuerzos conjuntos de unos rusos muy ambiciosos y bien posicionados y de sus patrocinadores occidentales, en particular utilizando el truco de intercambiar "préstamos por acciones".

En un artículo de Vanity Fair de 2012 sobre su héroe, Jodorkovsky, la periodista vehementemente anti-Putin Masha Gessen resumió con toda franqueza cómo funcionaba esto:
"Los nuevos oligarcas -una docena de hombres que habían comenzado a ejercer el poder que brindaba el dinero- concibieron un plan. Prestarían al gobierno el dinero que tanto necesitaba, y a cambio el gobierno pondría como garantía bloques de acciones que equivaldrían a una participación en el control de las principales empresas estatales. Cuando el gobierno incumplía, como tanto los oligarcas como el gobierno sabían que sucedería, los oligarcas se apoderaban de las mismas. Con esta maniobra, el gobierno de Yeltsin privatizó el petróleo, el gas, los minerales y otras empresas, sin aprobación parlamentaria".
Esto funcionó tan bien que, desde su posición en la organización juvenil comunista, Jodorkovsky usó sus conexiones para hacerse con el control de la compañía petrolera rusa Yukos y convertirse en el oligarca más rico de Rusia, por un valor aproximado de 15.000 millones de dólares, de los cuales sigue controlando una parte a pesar de los años que pasó en la cárcel (de 2003 a 2013). Su arresto lo convirtió en un héroe de la democracia en Estados Unidos, donde tenía muchos amigos, especialmente los socios comerciales que lo estaban ayudando a vender trozos de Yukos a Chevron y Exxon. Jodorkovsky, un joven encantador y generoso, convenció fácilmente a sus socios estadounidenses de que era el campeón número uno de la democracia y el Estado de derecho en Rusia, especialmente de las leyes que permitían que el capital nacional se fugara a los bancos extranjeros y que el capital extranjero tomara el control de los recursos rusos.

Vladimir Putin no lo veía de esa manera. Sin restaurar el socialismo, desposeyó a Jodorkovsky de Yukos y esencialmente transformó el modelo de "sociedad abierta" de la industria petrolera y del gas tolerada por Yeltsin en una industria capitalista nacional. Jodorkovsky y su compañero Platon Lebedev fueron acusados de haber robado todo el petróleo que Yukos había producido desde el año 1998 hasta el 2003, y fueron juzgados, condenados y sentenciados a 14 años de prisión cada uno. Este cambio arruinó los planes de Estados Unidos, ya en marcha, de "balcanizar" Rusia entre sus muchas provincias, permitiendo así que el capital occidental siguiera capturando la economía rusa.

La desposesión de Jodorkovsky fue sin duda un hito importante en el conflicto entre el Presidente Putin y Washington. El 18 de noviembre de 2005, el Senado estadounidense adoptó por unanimidad la Resolución 322, presentada por Joe Biden, denunciando que el trato a Jodorkovsky y Lebedev tenía motivaciones políticas.


Comentario: De hecho, sí las tenía, en el fondo. Pero al "exponer" a Rusia por haber hecho esto, pusieron fin a la pretensión de que TODAS las decisiones económicas importantes en los países occidentales no están "políticamente motivadas". No es por casualidad, por ejemplo, que los gerentes de las corporaciones energéticas angloamericanas 'Seven Sisters' estén constantemente a la cabeza de la 'comunidad de inteligencia'.


¿Quién influencia a quién?

Ahora echemos un vistazo a la historia de la influencia rusa en los Estados Unidos. Es obvio que un ruso que puede conseguir que el Senado adopte una resolución a su favor tiene cierta influencia. Pero cuando el "estado profundo" gruñe sobre la influencia rusa, no está hablando de Jodorkovsky. Se trata de una respuesta que Trump dio bromeando a una pregunta sarcástica de un reportero durante la campaña presidencial. En una variante del clásico "¿cuándo dejaste de golpear a tu esposa?", el reportero preguntó si llamaría al presidente ruso Vladimir Putin para que se mantuviera al margen de las elecciones.

Como una pregunta estúpida no merece una respuesta seria, Trump dijo que no tenía "nada que ver con Putin" antes de añadir: "Rusia, si me escuchan, espero que puedan encontrar los 30.000 correos electrónicos que faltan. Creo que probablemente serán recompensados con creces por nuestra prensa".

¡Ajá! Dijeron los que odian a Trump. ¡Esto lo demuestra! La ironía es casi tan poco bienvenida en la política estadounidense como la honestidad.

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Cuando el presidente Trump le revocó su autorización de seguridad a principios de este mes, el ex jefe de la CIA John Brennan tuvo la oportunidad de expresar su odio en las páginas complacientes del New York Times.

Alguien que se supone que es lo suficientemente inteligente como para dirigir una agencia de inteligencia tomó la invitación en broma de Trump como una petición genuina. "Al emitir tal declaración", escribió Brennan, "el Sr. Trump no sólo alentaba a una nación extranjera a reunir información de inteligencia contra un ciudadano de Estados Unidos, sino que también autorizaba abiertamente a sus seguidores a trabajar con nuestro principal adversario mundial contra su oponente político".

Los rusos, declaró Brennan, "se mueven en aguas políticas, comerciales y culturales en busca de individuos crédulos o sin principios que se vuelven complacientes en las manos de sus amos títeres rusos".

¿Qué rusos hacen eso? ¿Y quiénes son esos "individuos"?

"El amañador en jefe"

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Jonathan Winer
Para entender el funcionamiento de Washington, nada es más instructivo que examinar la carrera del abogado Jonathan M. Winer, quien con orgullo repite que, a principios de 2017, el jefe de Carnegie Endowment, Bill Burns, lo presentó como "el amañador en jefe". Durante mucho tiempo, Winer ha sido desconocido para el público en general, pero esto podría cambiar pronto.

Veamos lo que el amañador ha amañado.

Bajo la presidencia de su compatriota Yalie Bill Clinton, Winer fue el primer subsecretario adjunto del Departamento de Estado para la aplicación de la ley internacional, entre 1994 y 1999. Uno puede cuestionar la selectividad de la preocupación de Bill Clinton por la aplicación de la ley internacional, que ciertamente no cubría la violación del derecho internacional al bombardear países indefensos. En cualquier caso, en 1999, Winer fue galardonado por "logros prácticamente sin precedentes". Más adelante examinaremos uno de esos importantes logros.

Al final de la administración Clinton, de 2008 a 2013, el amañador en jefe trabajó como consultor de alto nivel en una de las empresas de relaciones públicas y cabildeo más poderosas del mundo, APCO Worldwide. Así es como funcionan las puertas giratorias en Washington: después de unos años en el gobierno descubriendo cómo funcionan las cosas, uno se dedica a una "consultoría" altamente remunerada para vender esta información privilegiada y contactos influyentes a clientes privados.

APCO tuvo un gran comienzo hace unos treinta años, cuando ejercía presión en favor de Philip Morris y de la industria tabacalera en general.

En 2002, APCO lanzó algo llamado "Amigos de la Ciencia" para promover el escepticismo sobre los efectos nocivos del tabaco. En 1993, la campaña describió sus metas y objetivos como "para animar al público a cuestionar -desde la base- la validez de los estudios científicos". .

Mientras Winer estaba en APCO, una de sus principales actividades fue promocionar la Iniciativa Global Clinton, una plataforma internacional de redes que promueve la Fundación Clinton. La presidenta y directora ejecutiva de APCO, Margery Kraus, explicó que la consultoría estaba allí para "ayudar a otros miembros del CGI a interesarse por las causas que están abordando, demostrar su éxito y destacar los logros de amplio alcance del CGI en su conjunto". Teniendo en cuenta que sólo el 5% de la facturación de la Fundación Clinton se destinó a donaciones, necesitaban toda la propaganda que pudieran obtener.

Significativamente, las donaciones a la Iniciativa Global Clinton se han agotado desde que Hillary perdió las elecciones presidenciales. Según el Observer:
"Los gobiernos extranjeros comenzaron a suspender las donaciones anuales, lo que indica que la influencia de la organización se basaba en el acceso de los donantes a los Clinton, más que en su trabajo filantrópico".
Esto ayuda a explicar el pánico de Hillary Clinton cuando perdió en 2016. ¿Cómo puede recompensar a sus donantes multimillonarios con los favores que esperaban?

Además de la industria tabacalera y la Fundación Clinton, APCO también trabaja para Jodorkovsky. En concreto, según los listados públicos, el cuarto mayor de los muchos clientes de APCO es el Corbiere Trust, propiedad de Jodorkovsky y registrado en Guernsey. El fondo invierte y distribuye algunos de los miles de millones que el oligarca extrajo de Rusia antes de ser encarcelado. El dinero del Corbiere fue gastado para cabildear tanto por la Resolución 322 (que apoyaba a Jodorkovky después de su arresto en Rusia) como por la Ley Magnitsky (más adelante). Margery Kraus, presidenta y directora ejecutiva de APCO, es miembro del Instituto de Rusia Moderna de Pavel, hijo de Mijaíl Jodorkovsky, dedicado a "promover los valores democráticos", es decir, a crear oposición política a Vladimir Putin.

En 2009, Jonathan Winer regresó al Departamento de Estado, donde se le otorgó un distinguido premio por haber rescatado de alguna manera a miles de miembros desamparados del Muhahedin-e Khalq de sus bases en Irak, que estaban tratando de derrocar al gobierno iraní. El MeK, que una vez fue reconocido oficialmente como una organización terrorista por el Departamento de Estado, se ha convertido en un instrumento favorito en las operaciones de cambio de régimen de Estados Unidos e Israel dirigidas contra Irán.

Sin embargo, fueron las actividades extracurriculares de Winer en el Estado las que finalmente lo pusieron en el centro de la atención pública a principios de este año, o mejor dicho, el centro de la atención de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, cuyo presidente, Devin Nunes (R-Cal), lo nombró como parte de una de las redes de promoción del notorio "Dossier de Steele", en el que se acusaba a Trump de comerciar con dinero de manera ilícita y actividades sexuales comprometedoras en Rusia. Por cuenta del propio Winer, él había sido amigo del ex agente de inteligencia británico Christopher Steele desde sus días en APCO. Cuando regresó al Estado, canalizó regularmente los informes de Steele, aparentemente extraídos de contactos con agentes de inteligencia rusos amigos, a Victoria Nuland, a cargo de asuntos rusos, y a expertos rusos de alto nivel. Entre ellos se encontraba el infame "dossier Steele". En septiembre de 2016, el viejo amigo de Winer, Sidney Blumenthal, un asesor particularmente cercano de Hillary Clinton, le dio notas escritas por un informante más misterioso de Clinton llamado Cody Shearer, en las que repetía los salaces ataques.

Toda esta suciedad se propagó a través de agencias gubernamentales y medios de comunicación convencionales antes de ser revelada públicamente justo antes de la inauguración de Trump, y fue utilizada para impulsar la investigación del "Russiagate" por Robert Mueller. El expediente ha sido desacreditado, pero la investigación continúa.

Por lo tanto, está bien tomar en serio la información supuestamente obtenida de "agentes rusos" y difundirla, siempre y cuando pueda dañar a Trump. Como con tantas otras cosas en Washington, el doble rasero es la norma.

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Bill Browder, "defensor de los derechos humanos".
Jonathan Winer y la Ley Magnitsky

Jonathan Winer desempeñó un papel importante cuando el Congreso aprobó la "Ley Sergei Magnitsky de Responsabilidad ante el Estado de Derecho de 2012" (la Ley Magnitsky), una medida que efectivamente puso fin a las esperanzas de que se mantuvieran relaciones normales entre Washington y Moscú tras el fin de la Guerra Fría. Este acto se basó en una versión altamente polémica de la muerte de Sergei Leonidovich Magnitsky, el 16 de noviembre de 2009, en la prisión, como lo expresó ante el Congreso el gerente de fondos de cobertura Bill Browder (nieto de Earl Browder, jefe del Partido Comunista de Estados Unidos 1934-1945). Según Browder, Magnitsky era un abogado que fue golpeado hasta la muerte en la prisión como resultado de su cruzada por los derechos humanos.

Sin embargo, tal y como estableció de forma convincente el documental de investigación (prohibido) del disidente cineasta ruso Andrei Nekrasov, el desafortunado Magnitsky no fue ni un defensor de los derechos humanos, ni un abogado, ni golpeado hasta la muerte. Era un contador encarcelado por su participación en los negocios de Browder, que murió de causas naturales como resultado de un tratamiento médico inadecuado. Browder ensalzó el caso como un gran drama de derechos humanos para desacreditar las acusaciones rusas en su contra.


Comentario: Hoy en día, Winer es asesor legal de Browder, y fue él quien movió los hilos para que se prohibiera la película de Nekrasov. Y esa no fue la única pieza de los medios de comunicación críticos que han prohibido. Han forzado a Amazon a eliminar la exposición de Alex Krainer... ¡dos veces! Lo hicieron sin más que la palabra de Winer de que el libro era "difamatorio". La película sólo está disponible para alquilarse en Vimeo, e incluso allí está bloqueada en algunos países...


En cualquier caso, al adoptar una ley que castigaba a quienes supuestamente agredieron a Magnitsky, el Congreso de Estados Unidos actuó como tribunal supremo que juzgaba asuntos legales internos de Rusia.

La Ley Magnitsky también condena el procesamiento legal de Mijail Jodorkovsky. Browder, a una escala mucho menor, también forjó una fortuna estafando a los rusos durante los años de Yeltsin, y más tarde se metió en problemas con los recaudadores de impuestos rusos. Dado que Browder había renunciado a su ciudadanía estadounidense para evitar pagar impuestos estadounidenses, tenía motivos para temer los esfuerzos rusos por extraditarlo por evasión de impuestos y otras fechorías financieras.

Fue Jonathan Winer quien encontró una solución al problema de Browder.

Como explica Winer:
"Cuando Browder me consultó, [...] sugerí crear una nueva ley para imponer sanciones económicas y de viaje a los violadores de los derechos humanos involucrados en la corrupción a gran escala. Browder decidió que esto podría asegurar una medida de justicia para Magnitsky. Inició una campaña que condujo a la promulgación de la Ley Magnitsky. Pronto otros países promulgaron sus propias leyes Magnitsky, incluyendo Canadá, Estonia, Letonia, Lituania, y más recientemente, el Reino Unido".
Las autoridades rusas siguen intentando proseguir con su caso contra Browder. En su conferencia de prensa posterior a la reunión de Helsinki con Trump, Vladimir Putin sugirió que se permitiera a las autoridades estadounidenses interrogar a los rusos nombrados en la acusación de Mueller a cambio de permitir a los funcionarios rusos interrogar a las personas involucradas en el caso Browder, incluyendo a Winer y al ex embajador de Estados Unidos en Moscú, Michael McFaul. Putin observó que tal intercambio era posible bajo el Tratado de Asistencia Legal Mutua firmado entre los dos países en 1999, en los días de Yeltsin, cuando Estados Unidos se hacía pasar por el mejor amigo de Rusia.

Pero los ingenuos rusos no dimensionaban la astucia de los abogados estadounidenses.

Como escribió Winer:
"En virtud de ese tratado, el procurador general de Rusia puede pedirle al fiscal general de Estados Unidos [...] que se encargue de lograr que se ordene a estadounidenses que testifiquen a fin de colaborar en un caso penal". Pero hay una excepción fundamental: El fiscal general no puede proporcionar tal ayuda en un caso políticamente motivado". [Mi énfasis - DJ]

"Lo sé porque yo fui uno de los que ayudaron a introducirlo. En 1999, cuando negociábamos el acuerdo con Rusia, yo era el alto funcionario del Departamento de Estado encargado de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia".
browder Khodorovsky
Idénticos como dos gotas de agua.
Así que, el amañador en jefe podría haberle dicho al preocupado Browder, "No hay problema. Todo lo que necesitamos hacer es convertir su caso en un caso políticamente motivado. Entonces no podrán tocarte".

El astuto tratado de Winer es un perfecto callejón sin salida. El tratado no se aplica a un caso si tiene motivaciones políticas, y si se trata de un caso ruso, debe tener motivaciones políticas.

En una demanda presentada el 15 de julio de 2016 ante el Departamento de Justicia, la Administración de Heritage Capital de Browder acusó a los opositores estadounidenses y rusos de la Ley Magnitsky de violar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (Foreign Agents Registration Act, FARA; adoptada en 1938 teniendo a los nazis en mente). Entre los "cabilderos" citados se encontraba el difunto Ron Dellums (identificado falsamente en la denuncia como un "ex congresista republicano").

En el resumen de la Administración de Heritage Capital se declaraba:
"Si bien los abogados que representan a directores extranjeros están exentos de presentar una demanda bajo la FARA, esto sólo es cierto si el abogado no trata de influir en la política a instancias de su cliente". Sin embargo, al diseminar material anti-Magnitsky al Congreso, cualquier abogado ruso estaba "claramente tratando de influir en la política", por lo tanto, estaba violando los requisitos de presentación de la FARA".
Otra vez un callejón sin salida.

Huelga decir que el Fondo Corbiere de Jodorkovsky presionó fuertemente para que el Congreso aprobara la Ley Magnitsky, que también repitió su defensa del propio Jodorkovsky. Este tipo de "interferencia rusa destinada a influir en la política" ni siquiera se percibe, mientras que las autoridades estadounidenses buscan en el ciberespacio pruebas de la existencia de troles.

Conclusión

El conflicto ideológico básico aquí es entre un Estados Unidos unipolar y una Rusia multipolar. La posición de Rusia, como dejó claro Vladimir Putin en su histórico discurso en la conferencia de seguridad de Munich de 2007, es permitir que los países disfruten de la soberanía nacional y se desarrollen a su manera. El actual gobierno ruso se opone por principio a la injerencia en la política de otros países. Naturalmente, preferiría un gobierno estadounidense dispuesto a permitir esto.

Estados Unidos, en cambio, está a favor de la injerencia en otros países por principio: porque busca un mundo unipolar, con un único sistema "democrático", y se considera a sí mismo la autoridad suprema en cuanto a qué régimen debe tener un país y cómo debe manejar sus asuntos.

Por lo tanto, si los rusos trataran de interferir en la política interna de Estados Unidos, no estarían tratando de cambiar el sistema de Estados Unidos, sino de impedir que éste trate de cambiar el suyo propio. Es evidente que los dirigentes rusos son lo suficientemente cultos como para darse cuenta de que los procesos históricos no dependen de algún truco infantil que se juega en el ordenador de alguien.

Los responsables de la formulación de políticas de Estados Unidos practican la interferencia todos los días. Y están perfectamente dispuestos a permitir que los rusos interfieran en la política estadounidense, siempre y cuando esos rusos sean "unipolares" como ellos mismos, como Jodorkovsky, que aspiran precisamente al mismo mundo unipolar que buscan el Departamento de Estado y George Soros. De hecho, el imperio estadounidense depende de la interferencia de iraquíes, libios, iraníes, rusos, cubanos... de todos aquellos que vienen a Washington para tratar de conseguir el poder de Estados Unidos para saldar viejas cuentas o derrocar al gobierno del país del que proceden. Todos ellos son perfectamente bienvenidos para cabildear por un mundo gobernado por Estados Unidos.

La interferencia rusa en la política estadounidense es totalmente bienvenida siempre y cuando ayude a poner a la opinión pública en contra del Putin "multipolar", glorifique la democracia estadounidense, sirva a los intereses de Estados Unidos, incluyendo el complejo militar-industrial, ayude a derribar las fronteras nacionales (con excepción de las de Estados Unidos e Israel) y deposite dinero en los bolsillos apropiados en los salones de los congresos.
Sobre la autora

Diana Johnstone es la autora de Fools' Crusade: Yugoslavia, NATO, and Western Delusion ("La cruzada de los tontos: Yugoslavia, la OTAN y los Delirios Occidentales"). Su nuevo libro es Queen of Chaos: the Misadventures of Hillary Clinton ("La reina del caos: las desventuras de Hillary Clinton"). Puede ser contactada en diana.johnstone@wanadoo.fr