Toma aire y echa un vistazo a todo lo que te envuelve en este mismo instante, sin prisas. El mundo está lleno de bellezas, de pequeños matices que conforman nuestra apasionante realidad. Si la mayoría de nosotros somos capaces de percibir cada estímulo visual que nos rodea se debe, en esencia, al lóbulo occipital. Esa área de nuestro cerebro situada a la altura de la nuca.
lóbulo occipital
Resulta llamativo cómo esta región, siendo la más pequeña de entre el resto de lóbulos cerebrales, es sin duda la que más marca nuestra vida cotidiana. Su principal finalidad nos puede parecer sencilla en un principio: recibir información a través de nuestros ojos para después, procesarla y conducirla hasta el lóbulo frontal para que este emita una respuesta.

Ahora bien, si analizamos detenidamente ese primer vistazo que hemos dado a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que dicha tarea de fácil tiene poco. Cuando nuestro cerebro mira cada estímulo, lleva a cabo un gran número de procesos. Analiza distancias respecto a nuestra posición, los movimientos así como los tamaños, y además procesa la luz (el color).

Algo que realizamos sin ser conscientes de ello, implica una elevada sofisticación neurológica, una precisión absoluta donde el lóbulo occipital nos permite sin duda movernos con efectividad en nuestro día a día. Es pequeño, pero altamente especializado y eficaz. Conozcamos más datos sobre él.
"El cerebro es el órgano más complicado del universo. Hemos aprendido mucho sobre otros órganos humanos. Sabemos cómo el corazón bombea y cómo el riñón hace lo que hace. Hasta cierto punto, hemos leído las letras del genoma humano. Pero el cerebro tiene 100 mil millones de neuronas. Cada una de ellas tiene unas 10.000 conexiones".

-Francis Collins-
Lóbulo occipital: localización y estructura

El lóbulo occipital se sitúa en el área posterior de la corteza cerebral. Ocupa más o menos el 12% del neocórtex y se conecta a su vez con la corteza visual primaria y de asociación y con el surco calcarino, una circunvolución que se encuentra justo en su interior. Todas estas conexiones hacen que se alce como un centro neural de la visión humana y la percepción visual.

Cabe señalar además que, como ocurre con todos nuestros lóbulos cerebrales, cuenta con un hemisferio izquierdo y un hemisferio derecho. No obstante, cada uno queda aislado del otro por la separación de la fisura cerebral, apoyándose a su vez en el cerebelo y la duramadre.

Funciones y áreas del lóbulo occipital

Nuestra comprensión del mundo se basa casi en exclusiva en el sentido de la vista. El el lóbulo occipital está procesando estímulos visuales de forma permanente, analizando distancias, formas, colores, movimientos... Todo aquello que le llega a través de la retina pasa por este centro de análisis y procesamiento, para después enviar la información a la corteza cerebral. No obstante, para llegar a ejecutar ese trasvase de información, debe pasar primero por una serie de áreas. Son las siguientes.
  • Área visual primaria o región 17 Brodmann. Estamos en la región más posterior del lóbulo occipital, también conocida como la V1. En caso de sufrir una lesión en esta región la persona sería incapaz de ver porque no podría procesar ningún estímulo a pesar de que su retinas y sus ojos estén en buen estado.
  • Área visual secundaria (18 de Brodmann) o V2. Aquí se extiende la corteza pre-estriada y la inferotemporal. La primera además de recibir información del área visual primaria, se encarga también de estimular la memoria. Es decir, podemos asociar los estímulos visuales con otros vistos con anterioridad. Por su parte, la corteza inferotemporal nos ayuda a reconocer aquello que vemos.
  • Área visual terciaria (19 de Brodmann) o V3, V4 y V5. Esta área recibe información de las estructuras anteriores. Su principal función es procesar el color y el movimiento.
Lesiones en el lóbulo occipital

Caídas, accidentes de tráfico, accidentes cerebrovasculares, infecciones... Las condiciones que puede provocar una lesión o alteración en el lóbulo occipital pueden ser inmensas y hasta permanentes, tal y como nos revela un estudio llevado a cabo en la Universidad de Nihon, Tokio, Japón. Veamos cuál pueden ser los efectos más comunes.

Visión ciega

La visión ciega o ceguera cortical aparece como consecuencia de una lesión bilateral en la corteza visual primaria. Los pacientes con este problema ven formas difusas, estímulos vagos de los que no pueden reconocer ni la forma ni el color, ni la situación y ni siquiera si se están moviendo o no.

Alucinaciones visuales

Una lesión en esta área de nuestro cerebro también puede producir algo tan llamativo como impactante: alucinaciones visuales. Puede suceder que la persona vea lo que le rodea de forma torcida, con colores extraños, con tamaños distorsionados, muy grandes o muy pequeños...

Epilepsia

El Departamento de Neurología, Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, en New Haven, nos explica a través de un estudio, la relación entre el lóbulo occipital y la epilepsia. Son esos casos en los que el paciente, a raíz de ser expuesto a un flash de luz intensa, puede experimentar un ataque epiléptico al sobreestimular las neuronas de esta área. Es por tanto otro tipo de epilepsia, relacionada con esta parte en concreto de nuestro cerebro.

Para concluir cabe señalar que el lóbulo occipital puede estar relacionado con otros procesos que van más allá de la visión. Los neurólogos intuyen incluso que también estaría involucrado en la memoria, pero a día de hoy aún no tenemos estudios concluyentes. En los próximos años, y a medida que descubramos cada uno de los misterios del cerebro humano, contaremos con más respuestas y mejores conocimientos.