joe dispenza
¿Cuántas veces ha escuchado a alguien decir: "tú puedes cambiar tu realidad, solo deja de pensar en lo malo y verás cómo cambia todo,"? Claro, no se trata solamente de sentarnos y pensar cosas agradables esperando que todo sea color de rosa - tal y como lo dicen los seguidores de la Nueva Era. Esto requiere de un trabajo arduo, de re cablear nuestro cerebro y estar en constante contacto con nuestras emociones, acciones y consciencia. La clave, está en reconocer cada uno de esos pensamientos, positivos o negativos, no hacerlos a un lado, mirarlos de forma objetiva y saber que sí se puede trabajar con las cosas que uno quiere cambiar.

El quiropráctico, neurocientífico y bioquímico estadounidense Joe Dispenza, habla de esto en su libro "Deja de ser tú: la mente crea la realidad." Una lectura que a pesar de tocar temas científicos, que podrían ser bastante complejos de entender, son explicados por el autor de forma didáctica y accesible, para así proporcionar herramientas sólidas a todas aquellas personas que busquen cambiar algunos aspectos de su vida.
Extracto del prólogo del libro "Deja de ser tú: la mente crea la realidad," escrito por Daniel G. Amen, M. D.

"Aunque yo considere el cerebro como un ordenador, con el hardware y el software, el hardware (el funcionamiento físico del cerebro) no está separado del software o de la constante programación y reestructuración que se da a lo largo de nuestra vida. Ambos se influyen mutuamente de forma dramática"
El libro se divide en tres partes; la ciencia de tu ser, tu cerebro y la meditación y, por último, avanzar hacia tu nuevo destino. Cada una de estas se distribuye en diferentes capítulos que dan una explicación acerca de cómo funciona nuestro cerebro, nuestros pensamientos y por ende las acciones que surgen de ellos. Como conclusión del libro, el autor propone una serie de meditaciones y ejercicios que se deben llevar a cabo durante cuatro semanas, para de esta forma poner en práctica los conocimientos adquiridos de la lectura y crear nuevas conexiones neuronales. Porque como bien dicen: la práctica hace al maestro.

La ciencia de tu ser - Tu yo cuántico

Para dar inicio a la lectura, Joe Dispenza hace una introducción a la física cuántica para sustentar la idea de que todo lo que pensamos forma parte de lo que creamos en el mundo material. Antiguamente, se consideraba que la mente subjetiva y el mundo físico objetivo eran cuestiones totalmente diferentes, y que una no pertenecía a la otra. Sin embargo, Albert Einstein llegó a cambiar este concepto materialista, con su ya conocida teoría de la relatividad y su famosa ecuación: E=mc². Este descubrimiento es el punto de partida para el comienzo de una nueva comprensión acerca de cómo funciona el universo y el efecto que tiene la mente subjetiva sobre lo material.

Con esto nace también otro enigma: las partículas subatómicas se comportan de diferentes maneras y se rigen por las leyes de la física cuántica. Es decir, poseen cualidades tanto físicas como energéticas, es materia fugaz y en el campo cuántico las partículas subatómicas se pueden transformar de partículas (materia) a ondas (energía) y viceversa. Esto quiere decir que la energía responde a la atención de alguien más y que el observador es quien afecta la conducta de la energía y la materia, la física cuántica nombró esto como "el efecto observador" o "colapso de la función de onda."




En términos un poco más sencillos: la manera en la que pensamos de nosotros mismos y de nuestro entorno se convierte en algo tangible. Dispenza hace mención a cómo los pensamientos son energía, pero esto no quiere decir que por simplemente tener un pensamiento o sentimiento de buena fortuna para nuestra vida, vaya a ocurrir. Se requiere de una intención consciente, una mente abierta, un corazón sincero y una emoción elevada, trabajar en conjunto para que todas aquellas posibilidades que existen en el mundo cuántico se puedan llevar a cabo. Así que recuerde, la próxima vez que cometa un pequeño error y quiera hacer alguna afirmación negativa hacia su persona, piénselo dos veces, porque si se lo repite una y otra vez, al final su mente lo tomará como suyo y lo internalizará. "El campo cuántico no responde a lo que queremos, sino a quién estamos siendo."

Ve más allá de tu entorno

A lo largo de nuestra vida nos centramos solo en tres cosas; el entorno, el cuerpo y el tiempo. Vivimos en una rutina que nos da miedo romper porque tenemos temor a lo desconocido, ¿pero cómo esperamos cambiar algo si todos los días hacemos las mismas cosas, tenemos los mismos pensamientos, vamos al mismo trabajo y convivimos con las mismas personas? Ésta es la idea principal en la que se centra Dispenza en este capítulo:
"Nuestras relaciones con los demás, la variedad de cosas que poseemos y conocemos, los lugares visitados y en los que hemos vivido en distintos momentos de la vida y la infinidad de experiencias vividas a lo largo de los años han ido configurando la estructura de nuestro cerebro."
redes neuronales
© sinapsisstudio.comRedes neuronales
Los recuerdos de las experiencias pasadas crean la forma en la que interactuamos con nuestro entorno exterior, el cerebro almacena nuestro pasado creando redes neuronales que han sido ejercitadas una y otra vez, por ello, se generan respuestas automáticas e inconscientes a cada una de las situaciones que nos enfrentamos día con día. Tal y como lo menciona Donald Hebb: "las células nerviosas que se activan juntas se conectan juntas."

En este caso Dispenza propone que si solamente nos centramos en nuestros problemas, nuestra mente y nuestra vida se fusionan, usted deja pasar toda posibilidad de poder cambiar su situación. Lo importante entonces, como lo menciona el autor, es que usted vaya más allá de sus pensamientos inconscientes para que de esta manera pueda ir re cableando su cerebro. Crear nuevas conexiones sinápticas por medio del aprendizaje, la atención y la repetición.

Ve más allá de tu cuerpo

Otro punto extraordinario que menciona el autor es la respuesta neuroquímica que tiene nuestro cuerpo cuando pensamos de cierta manera. Cada uno de nuestros pensamientos corresponde a cierto tipo de químico que produce nuestro cerebro. Por ejemplo, si está a punto de tener una entrevista de trabajo importante o reunirse con algún jefe autoritario, su cuerpo instantáneamente comenzará a sentirse ansioso, las manos le sudarán, y los nervios lo inundarán, por el contrario, si tiene pensamientos de tranquilidad o se encuentra en un entorno agradable, su cuerpo automáticamente se sentirá relajado. Esto se refiere a que su cerebro y su cuerpo están sincronizados.

cosciente e insconsciente
Mente inconsciente y consciente
Es crucial que, antes que nada, trabajemos para reconocer cuáles de esos pensamientos son inconscientes y obtener conciencia de aquellas emociones que nos han limitado todo este tiempo, de esta forma podremos dejar de actuar en piloto automático y evitar que nos dejemos llevar simplemente por las emociones.

Como bien lo menciona el autor:
"Ten en cuenta que sólo el 5 por ciento de la mente es consciente, el 95 por ciento restante está dirigido por programas automáticos subconscientes."
Ahora hablemos acerca de nuestros genes, ¿cuántas veces hemos escuchado que los genes son culpables de muchas de nuestras enfermedades o situaciones por las que pasamos? Anteriormente se pensaba que el ADN es responsable de todo lo que pasa en nuestras vidas, con un futuro predecible y un destino condicionado por nuestra herencia genética. Sin embargo, Dispenza nos habla sobre la epigenética (por encima de la genética), para explicarnos cómo nuestros genes también pueden ser activados por medio de nuevos pensamientos, sentimientos, hábitos alimenticios, y así, ordenarle a los genes que reescriban nuestro futuro.

Ve más allá del tiempo

¿Cuántas veces al día piensa en algo que hizo la semana pasada o incluso el día de ayer de lo cual se arrepiente o quisiera haberlo hecho diferente? Ese tan escuchado "hubiera," vive en nuestras mentes día a día. A esto es a lo que se refiere Dispenza en esta sección del libro, vivimos tan atados a nuestro pasado que el cuerpo se acostumbra a vivir de esta manera, e incluso pensamos tanto en el futuro que cuando las cosas no salen como lo pensamos tenemos sentimientos profundos de ansiedad, de culpa, depresión, e inclusive de derrota.

La explicación que nos da Dispenza es que nos volvemos adictos a los pensamientos pasados o a la anticipación debido a los químicos que generan. Nuestro cuerpo se acostumbra químicamente a reaccionar de la misma manera una y otra vez, por ello, cuando uno realmente está generando cambios en la mente, literalmente pasamos por un proceso doloroso en todos los niveles. Es como rehabilitarse de una adicción, pese a todo el dolor que podamos sentir, al final será gratificante.

Como ejemplo de esto se menciona al experimento de Pavlov:
"Piensa en Pavlov y sus perros. En la última década del siglo XIX un joven científico ruso ató varios perros a una mesa, tocó una campanilla y luego les dio una sabrosa comida. Con el tiempo, después de ser expuestos muchas veces al mismo estímulo, los perros se ponían a salivar al oír la campanilla. Es la llamada respuesta condicionada y este proceso es automático. ¿Por qué? Porque el cuerpo empieza a responder de manera autónoma (piensa en el sistema nervioso autónomo). La cascada de reacciones químicas desencadenadas en cuestión de milisegundos cambia el cuerpo fisiológicamente, y ello ocurre a nivel subconsciente sin que apenas nos demos cuenta o de manera automática. Es una de las razones por las que nos cuesta tanto cambiar."
Supervivencia frente a creación

Retomando lo que se habló en el capítulo anterior sobre nuestro constante deseo de vivir atados al pasado o al futuro, Dispenza hace hincapié en que si vivimos de esta manera, estamos atados a un sentimiento de estrés casi todo el tiempo de nuestras vidas. Para nosotros es mucho más fácil vivir en un estado adictivo del "qué pasará" o "qué pudo haber pasado."

Joe Dispenza también nos lo corrobora en la siguiente cita:
"La razón es evidente: el efecto dominó de la cascada de hormonas y de otras sustancias químicas liberadas como respuesta al estrés puede alterar algunos genes y producir con ello enfermedades."
A todo esto hay que sumarle el estrés que nos genera vivir en este sistema capitalista que impera en el planeta, nos hemos convertido en seres materialistas, nos preocupamos más por lo que está ocurriendo en el mundo exterior; nuestras pertenencias, las personas que conocemos, lugares a los que vamos, la ropa que nos ponemos, la vida de los demás, nuestro peso, nos comparamos con los demás, y la lista continúa. De acuerdo con Dispenza, al vivir en un estado de supervivencia constante, solamente nos preocupamos por el 00,00001 % de la realidad y no del 99,99999 % al que deberíamos prestar atención.

En la medida en que solo nos preocupamos por lo material, toda nuestra atención se concentra en esto y nuestra adicción a seguir generando estos químicos se incrementa. Es decir, ahora nos identificamos con personas, lugares o cosas que nos hacen sentir que "existimos," por eso nos da tanto miedo adentrarnos en nuestras verdaderas emociones con el miedo de perder todo lo que hemos creado.

Dispenza menciona que nuestros pensamientos negativos son parte fundamental del estrés, ¿y qué nos causa el estrés prolongado? enfermedades. Tal y como lo cuenta el Dr. Gabor Maté en "Cuando el cuerpo dice no." Pero por otro lado, también se habla de los pensamientos positivos para "curarnos," esto puede sonar muy fácil o como un tipo de pensamiento mágico, sin embargo, como ya ha sido sustentado en el trabajo de Dispenza, una vez que desmemorizamos estas ideas negativas, nuestro cuerpo poco a poco comenzará a responder de una manera más positiva.

Una pieza esencial para dejar ese hábito de ser tú, es pasar de un estado en el que solo nos preocupamos por nosotros, a un estado creativo. Es decir, en el momento en el que cada uno de nosotros nos dejamos de preocupar por nuestros problemas y nos ocupamos en crear algo para los demás, simplemente nos olvidamos de ese yo. Ésta es una de las ideas principales que menciona el autor del libro:
"Se podría decir que cuando estás en un estado creativo te olvidas del hábito de ser tú. Te despojas de tu ego egoísta y te vuelves altruista."
Tal y como lo hemos mencionado anteriormente en SOTT: El lóbulo frontal del cerebro es el que se enciende cuando pasamos a este estado creativo, aquí yace la concentración, la atención, la conciencia y la observación. Es el encargado de tres funciones esenciales: la metacognición, la creación de una mente nueva dejando atrás esas redes neuronales creadas anteriormente y lograr que un pensamiento se vuelva más tangible.


Tu cerebro y la meditación

Pasando a la segunda parte del libro, Dispenza nos adentra en el mundo de la meditación y el concepto de la neuroplasticidad - la capacidad que tiene el cerebro para renovarse por medio de los estímulos externos y nuestros pensamientos conscientes. Esto se logra a partir de la adquisición de aprendizaje, estimular nuestro cerebro ante ideas o situaciones nuevas, es la mejor forma de crear nuevas redes neuronales, de la misma forma, si ya no estimulamos esos pensamientos negativos, poco a poco dejarán de tener fuerza y a largo plazo se perderán. Aquí es donde entra nuestro nuevo yo.

Para entender un poco más acerca de cómo funciona nuestro cerebro, hablemos de "los tres cerebros" que menciona Dispenza; la neocorteza, el cerebro límbico y el cerebelo. Cada una de estas partes del cerebro tiene su propio funcionamiento y los tres nos permiten pasar de pensar a actuar y finalmente a ser.

Neocorteza

Es nuestro cerebro pensante, el lóbulo frontal forma parte de la neocorteza, aquí yace nuestra mente consciente y nuestra identidad. Se encarga de procesar y almacenar conocimientos y experiencias para crear nuevas conexiones sinápticas.

Joe Dispenza nos expone el funcionamiento de la neocorteza de la siguiente manera:
"Si la neocorteza tuviera un lema, sería: Los conocimientos son para la mente."
Cerebro Límbico

Después de crear una experiencia en la neocorteza, el cerebro límbico se encarga de producir sustancias químicas que van de acuerdo con esas experiencias. Es considerado como el cerebro emocional. Forma parte fundamental para que recordemos ciertas situaciones, ya que las relacionamos con cómo nos sentimos en ese momento.

En palabras de Dispenza:
"Si el cerebro límbico tuviera un lema, sería: Las experiencias son para el cuerpo."
Cerebelo

Aquí se almacenan los pensamientos, las actitudes y nuestras conductas habituales, es la parte subconsciente de nuestra mente. Cuando nuestro cuerpo puede reproducir una experiencia de forma automática o la reacción emocional de aquella experiencia, quiere decir que se ha convertido en un hábito.

el vacío
© Deja de ser tú: la mente crea la realidadEl vacío identitario
El Vacío

Como hemos visto a lo largo de los temas que expone Dispenza, estamos tan atados a situaciones pasadas y nos han configurado el cerebro de tal forma que nos sentimos atrapados, con miedo a reconocer quiénes somos realmente. Esto no quiere decir que toda nuestra personalidad esté creada a base de hábitos, pero en gran medida hemos sido programados de muchas formas.
"Lo primero es cómo queremos que los demás nos vean. Lo segundo es nuestro estado del ser cuando no estamos interactuando con las distintas experiencias, cosas y variedad de personas en diferentes momentos y lugares de nuestra vida. Si estamos sentados el tiempo suficiente sin hacer nada, empezamos a sentir algo. Y ese algo es quien somos en realidad."
A lo largo de este capítulo, Dispenza nos proporciona herramientas para encarar ese vacío de quiénes somos por fuera y en la realidad, para así liberarnos de todas esas emociones adquiridas y abrir paso a un futuro donde podamos ser nuestro verdadero ser.

El papel de la meditación hacia un nuevo yo


En años recientes hemos visto la importancia que tiene la meditación dentro de nuestras vidas, inclusive se han llevado a cabo diferentes estudios para comprobar el efecto positivo que tiene meditar incluso a nivel genético. En este capítulo, Dispenza nos menciona la importancia que tiene la meditación para llegar a generar cambios visibles. Esta práctica tiene como principio ir más allá de nuestra mente analítica para poder acceder al subconsciente y generar cambios en el cerebro. Cuando logramos entrar en un estado meditativo profundo, nuestra mente y cuerpo se sincronizan, los pensamientos que generamos durante este proceso pueden ser cruciales para crear una nueva realidad.

Dispenza propone que para lograr un estado de meditación correcto primero debemos de controlar nuestro ego y nuestro cuerpo. Es decir, dejar de preocuparnos por el pasado o por toda la lista de cosas que tenemos que hacer durante el día para así apaciguar nuestra mente y cuerpo y poder entrar en un estado profundo de meditación.

Avanzar hacia tu nuevo destino

La última parte del libro se centra en poner en práctica toda la información que nos ha dado Dispenza en el libro, durante un periodo de cuatro semanas. Aquí es donde verdaderamente comienza el trabajo hacia un nuevo yo. Meditaciones guiadas, actividades de escritura, creación y principalmente centrarnos en la autobservación, contemplación, aceptación, reconocimiento de nuestras limitaciones, practicar gratitud y finalmente poner en práctica, repasar, actuar y sentirnos como ese nuevo yo.

jung