Traducido por el equipo de SOTT.net en español.

Alguna vez Shakespeare escribió que el diablo puede citar las Escrituras si le conviene. Hoy en día, los términos "humanitario" y "democracia" se abusan para justificar la muerte y la destrucción.

humanitarian bombs
Palabras tradicionalmente honorables como "humanitario" y "democracia" han adquirido un significado más oscuro y cínico tras su apropiación indebida para justificar la invasión de naciones soberanas y para promover la expansión del dominio militar y cultural occidental en todo el mundo. Los principales medios de comunicación, junto con algunos activistas de derechos humanos, ayudan a estas empresas al difundir falsedades y aprovechar las emociones de miedo, ira y repugnancia para ablandar la opinión pública y hacer que la agresión contra un Estado soberano parezca justificada.

Paralelamente a las mentiras de los políticos de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva que se podían desplegar en 45 minutos, se puso en marcha una estrategia para conmocionar y asombrar al público para que aceptara la invasión a través de titulares que llamaban la atención y que estaban diseñados para horrorizar a los lectores con "evidencia" de la carnicería de Saddam y para generar fuertes reacciones emocionales que harían que la gente pensara con el corazón en lugar de la cabeza. Una de esas historias, escrita por la diputada laborista Ann Clwyd, y publicada en The Times apenas dos días antes de que la Coalición de la Buena Voluntad, dirigida por Estados Unidos, comenzara a destruir Irak, afirmaba que Saddam poseía una "máquina trituradora de seres humanos" en la que metían a los los adversarios con los pies por delante para ser convertidos en alimento para peces. El artículo titulado "See men shredded, then say you don't back war" ["Vea hombres destrozados y luego diga que no apoya la guerra"] tuvo el doble efecto de hacer que el lector sientiera repugnancia y de hacer que el lobby antibélico pareciera insensible e indiferente ante la difícil situación del pueblo iraquí. La existencia de una trituradora humana fue puesta en duda más tarde y aún no se ha encontrado una máquina de este tipo.

Nayirah al-Ṣabah
Nayirah al-Ṣabah, de quince años, declara frente a la Asamblea del Congreso de Derechos Humanos que presenció cómo soldados irakíes retiraban bebés de incubadoras. Su testimonio sería usado más tarde para justificar la participación de Estados Unidos en la primera Guerra del Golfo.
Los verdaderos crímenes de Saddam eran conocidos por los servicios de inteligencia estadounidenses, que le informaron sobre la ubicación de las tropas iraníes durante la guerra Irán-Irak en la década de 1980, a sabiendas de que utilizaría gas mostaza y sarín contra ellos. Los Estados Unidos también proporcionaron a Saddam bombas de racimo y le ayudaron a adquirir agentes precursores químicos. Human Rights Watch, con sede en Estados Unidos, estimó que Saddam mató al menos a 290.000 de su propia gente mientras estaba en el poder. Sin embargo, esta cifra se ve eclipsada por el número de iraquíes que se cree que murieron tras la invasión de 2003, debido a las fuerzas de ocupación, la violencia sectaria o ISIS; se estima que esta cifra es de cientos de miles, si no superior a un millón.

La estrategia de conmoción y asombro psicológico se empleó de nuevo en la preparación del bombardeo de Libia por parte de la OTAN, cuando la relación entre Estados Unidos y el Reino Unido con Gadafi empeoró después de que planeara vender petróleo en dinares (una nueva moneda panafricana respaldada por oro) en lugar de dólares estadounidenses o euros, y animó a sus vecinos africanos a que siguieran su ejemplo. La publicación de los correos electrónicos de Hillary Clinton a finales de 2015 reveló que tal medida habría fortalecido las economías africanas y habría provocado la competencia entre el dinar y el dólar o el euro.

En esa ocasión, se nos dio la excusa de que era necesario bombardear Libia y apoyar a los rebeldes anti-Gadafi, incluidos los elementos afiliados a Al-Qaeda, porque Gadafi estaba a punto de cometer una masacre contra la población de la ciudad de Bengasi, controlada por los rebeldes. Otra afirmación emotiva diseñada para moldear a la opinión pública para que aceptara la guerra era que Gadafi les daba Viagra a sus soldados para que pudieran cometer violaciones masivas. Una investigación de Amnistía Internacional no encontró pruebas que apoyaran esta acusación y reveló que en varias ocasiones las fuerzas anti-Gadafi de Bengasi habían hecho acusaciones falsas o fabricado pruebas de violaciones de los derechos humanos.

gold dinar
Gadafi fue derrocado y uno de los países más ricos y estables de África se convirtió en un estado fallido y sin ley controlado por una mezcla de grupos rebeldes, algunos afiliados o simpatizantes de Al Qaeda. Estos grupos comenzaron a perseguir, encarcelar y asesinar a los africanos subsaharianos a gran escala, muchos de los cuales habían llegado a Libia como migrantes económicos, acusándolos de lealtad a Gadafi. Además, la destrucción de Libia desencadenó una guerra en el vecino Malí y ayudó a fortalecer a Al Qaeda e ISIS en el norte de África. Algunos de los rebeldes anti-Gadafi se trasladaron más tarde a Siria.

El mismo guion se utilizó en relación con Siria cuando los políticos occidentales, junto con sus medios de comunicación y sus aliados activistas, trabajaron arduamente por conseguir el apoyo de la opinión pública para destituir al presidente del país del poder. En 2013, las emociones de la audiencia occidental fueron blanco de afirmaciones de que Assad había usado sarín contra civiles, lo que significaba que su había que destituirlo del poder sin demora. La acusación sigue sin probarse y una investigación dirigida por la ONU indicó posteriormente que los propios rebeldes antigubernamentales podrían haber sido los responsables del ataque. Las afirmaciones de que Assad ha utilizado armas químicas contra su propio pueblo parecen aflorar cada vez que el gobierno sirio recupera grandes cantidades de territorio de las fuerzas rebeldes o yihadistas.

Rusija:
© Desconocido
Se ha culpado al presidente Assad de causar cientos de miles de muertes en un conflicto que se le impuso a Siria, donde Arabia Saudí y Qatar (entre otros estados) han financiado y armado a rebeldes que las agencias de inteligencia occidentales consideran "moderados". WikiLeaks ha publicado cables diplomáticos en los que políticos estadounidenses expresan su preocupación por el hecho de que los donantes saudíes están enviando dinero y armas a grupos como el Frente Al-Nusra (también conocido como la rama siria de Al-Qaeda) e ISIS. Los activistas de la oposición siria afirman que en septiembre de 2018 entre 164.336 y 522.000 personas (dependiendo del grupo anti-Assad al que se pregunte) han sido asesinadas desde que comenzó el conflicto en 2011. Aunque la oposición siria y sus partidarios de los estados occidentales y del Golfo se apresuran a culpar al Presidente Assad de estas muertes, entre los muertos se encuentran soldados sirios y milicias progubernamentales que murieron defendiendo a su país de los rebeldes "moderados" (y no tan moderados) respaldados por los enemigos de Siria, así como los civiles asesinados por estos grupos rebeldes.

Putin Assad Syria
Cuando Rusia acudió en ayuda de Siria en septiembre de 2015, a petición del gobierno del país, para ayudar en la lucha contra ISIS, Al-Nusra y otros grupos rebeldes, se enfrentó a las críticas de los medios de comunicación occidentales y de los grupos de oposición sirios que acusaban a Rusia de apoyar a un dictador, algo en lo que el Reino Unido y Estados Unidos tienen mucha experiencia. Presuntamente, con tal de satisfacer el deseo de EE.UU. y sus aliados de derrocar a Assad, valía la pena el riesgo de que ISIS continuara su marcha de terror y destrucción a través de Siria hasta que sus banderas ondearan sobre Damasco. El aluvión de ataques contra Rusia se intensificó en 2016 cuando la nación proporcionó a las tropas sirias apoyo aéreo en su campaña para retomar Alepo, anteriormente la ciudad y la industria financiera más grande del país, de una serie de grupos rebeldes, incluido el Frente Al Nusra y varios combatientes yihadistas no sirios. Los periódicos de todo el espectro político derramaron lágrimas de cocodrilo sobre el número de civiles y bebés muertos en el bombardeo ruso, olvidando presumiblemente que los niños de Gaza y Yemen no son menos inmortales cuando se trata de bombardeos aéreos.

Los medios de comunicación occidentales eligen hacia dónde dirigir las emociones de sus audiencias. La desacreditada organización conocida como los Cascos Blancos, que recibe fondos de los Estados Unidos y de varios gobiernos europeos, inyectó una dosis adicional de patetismo a la mezcla, mostrando lo que afirmaban eran fotos y videos de sus miembros sacando a niños y civiles de los escombros en Alepo. Las controversias que rodean a este grupo han sido bien documentadas.

Luego vimos a otra querida de los medios de comunicación, la niña siria de siete años Bana al-Abed, supuestamente tuiteando súplicas de intervención occidental, incluyendo: "Querido mundo, es mejor empezar la Tercera Guerra Mundial que dejar que Rusia y Assad lleven a cabo un #HolocaustoAlepo", aunque es cuestionable que haya producido tales tuits sin la ayuda de un adulto.

La organización estadounidense Human Rights Watch, que ha recibido millones de dólares del multimillonario George Soros, citó un informe de un grupo de oposición sirio que afirma que 446 civiles fueron asesinados por aviones rusos y sirios durante la batalla por Alepo en el mes de septiembre a octubre de 2016. Por otra parte, Human Rights Watch cita al Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido y que está a favor de la oposición, que afirma que los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos mataron a 1.064 civiles, entre ellos 248 niños, durante la batalla de Raqqa entre principios de junio y el 20 de septiembre de 2017. Aunque es difícil estimar con exactitud las poblaciones de Alepo y Raqqa en 2016 y 2017 respectivamente, en 2018 la población de Alepo es de 1,6 millones de habitantes, mientras que la de Raqqa es de 61.000 habitantes.

Cada muerte de civiles es una tragedia por derecho propio, independientemente de si es causada por aviones estadounidenses, rusos, sirios o de cualquier otro país. Sin embargo, hay que reconocer que sólo Rusia e Irán intervinieron en el conflicto sirio a petición del gobierno legítimo de la nación. Todas las demás naciones que participan en el conflicto sirio violan el derecho internacional y merecen ser expulsadas del territorio sirio. Debido a la intervención de Rusia, Siria no seguirá el camino de Irak o Libia y está en camino de volver a convertirse en una nación unida y estable con una identidad secular y diversa. Esta es una intervención que evitó la destrucción de una nación y salvó a millones de la inimaginable pesadilla de la vida bajo ISIS o grupos similares. Esto es lo contrario del enfoque occidental, por el cual una nación unificada se sumerge en la anarquía y los terroristas aparecen sólo después de que ha ocurrido la intervención "humanitaria".
Sobre el autor

Tomasz Pierscionek es un médico especializado en psiquiatría. Anteriormente fue miembro de la junta directiva de la organización benéfica Medact, es editor del London Progressive Journal y ha aparecido como invitado en Sputnik de RT y en Kalima Horra de Al-Mayadeen.