Traducido por el equipo de SOTT.net en español

En octubre, la Corte Suprema intervendrá en un caso crucial sobre sexo, identidad de género y discriminación entre R.G.& G.R. Harris Funeral Homes Inc. por una parte, y Equal Employment Opportunity Commission por otra. Mientras ambas partes preparan sus expedientes, numerosas organizaciones e individuos influyentes han presentado informes amicus (simpatizantes ajenos al juicio) para ayudar a los miembros de la Corte Suprema en su interpretación del tema.
Walt Heyer
Uno de los informes destaca en particular. Es tan convincente que no sólo debería ser persuasivo para la Corte Suprema, sino también influenciar a la gente situada en cada lado del debate transgénero, y a los medios de comunicación en particular.

No existe tal cosa como la fluidez de género

El informe examina los testimonios personales de las siguientes personas, todas ellas identificadas como transgéneros durante cualquier tramo de su vida antes de volver a su sexo biológico: Walt Heyer, Jamie Shupe, Linda Seiler, Hacsi Horvath, Clifton Francis Burleigh Jr, Laura Perry, Jeffrey Johnston, Jeffrey McCall y Kathy Grace Duncan. Mientras que los fieles lectores del Federalist pueden estar familiarizados con el contribuyente regular Heyer, los demás nombres podrían ser desconocidos. Sin embargo, sus historias no son menos impactantes.

Por empezar, una vez recibido el asesoramiento y la terapia de acuerdo con sus experiencias personales como transgéneros, todas estas personas acaban por pensar que no existe tal cosa como la fluidez de género o transgenerismo. Ahora entienden que es una fantasía que mucha gente intenta convertir en su realidad.

Tomemos como ejemplo a Shupe, la primera persona de EE.UU. en obtener el reconocimiento legal de una identidad transgénero no binaria. Se trata de un antiguo héroe de la izquierda. Su identidad como transgénero "se propagó en más de una docena de estados que adoptaron el registro X además de hombres y mujeres en las licencias/carnés de conducir". Primero se identificó como una "mujer transgénero" y luego como no binaria.

En el informe leemos: "El reconocimiento público de que él es varón y que sus cambios de sexo fueron una ficción legal ha llevado al Sr. Shupe a ser avergonzado por la comunidad LGBTQ por opinar que el sexo es binario y que aquellos que luchan con cuestiones de identidad de género necesitan terapia y compasión, en vez de ser identificados como tercer género".

Laura Perry es una extransgénero de sexo femenino convertida en varón que se sometió a un tratamiento hormonal y a una doble mastectomía. "Al principio, la Sra. Perry disfrutó del proceso de transición y entabló una relación con otro transgénero", explica el informe. "Juntos asistieron a eventos LGBT, pero se detuvieron cuando los miembros de la comunidad empezaron a manifestar odio hacia su pareja que era conservadora. Acusaron a su compañero de 'traidor'. La Sra. Perry y su pareja también expresaron lo siguiente: 'pensamos que estas personas son las que mayor depresión padecen del mundo', refiriéndose a la comunidad LGBT. Poco después, la Sra. Perry se dio cuenta de la imposibilidad biológica de cambiar de sexo, y de que el sexo es binario".

Hacia el final de la historia de Heyer, el informe sigue así: "Durante más de diez años, el Sr. Heyer ha asesorado y asistido informalmente a decenas de personas que se identificaban como transgénero y se arrepienten de haber cambiado su apariencia por la del sexo opuesto. Alienta a quienes se ponen en contacto con él por una disforia de género a que busquen una evaluación psicológica y psiquiátrica de otros trastornos que también pudieran estar presentes, como es el caso de la mayoría de los que desean identificarse como personas del sexo opuesto".

Estas reivindicaciones van en contra de la opinión de muchos izquierdistas, incluyendo los transgéneros del otro lado de este caso particular de la Corte Suprema. Para empeorar las cosas aún más, los medios de comunicación también han atacado a antiguos transexuales, además de ridiculizar sus historias como irreales.

Convertirse en transgénero entraña más dolor que otra cosa

Casi todas las personas citadas en el informe declararon haber renunciado a su condición de transgénero con ayuda terapéutica. No sólo les ayudó a sanar, sino que también esclareció que a menudo eran los traumas emocionales más profundos la causa de su disforia de género y la razón que les habían empujado a optar por la identidad transgénero en primer lugar. Todos afirman que aquellos que les propusieron la transición, o ayudaron en este sentido, a menudo (sin saberlo) crearon más dolor.

Shupe sufrió de trastorno de estrés postraumático (TEPT) después de casi 20 años de servicio militar. El sumario cita: "El Sr. Shupe argumenta que sus transiciones de género fueron el resultado de su confusión mental y que debería haber sido tratado con terapia en lugar de identidades ficticias. 'Yo debería haber sido tratado. En lugar de esto, a cada paso, doctores, jueces y grupos de apoyo consintieron mi ficción'."

El sumario describe el viaje de Heyer como el de una persona que ha sido transgénero y que se dedica ahora a prestar sus consejos a muchas personas en su lucha. Desde ambas perspectivas, Heyer cree que los protocolos médicos actuales para transgéneros no tratan las causas fundamentales.

En la actualidad, Heyer educa de manera informal a los que también se arrepienten por haber intentado identificarse con el sexo opuesto, adoptando por ejemplo un nombre diferente y pronombres del sexo opuesto, ropa y peinados típicamente asociados con el sexo opuesto, frecuentando espacios segregados por sexo, participando en actividades segregadas por sexo que corresponden al sexo opuesto, y cambiando su apariencia para asemejarse al sexo opuesto con maquillajes, ropas, cirugías y hormonas.

Heyer pudo constatar de primera mano el daño ocasionado por aquellos que les animaron a emprender este camino. Todas las personas que Heyer ha asesorado han llegado a la conclusión de no ser transgénero de nacimiento. Creen que el transgenerismo es un comportamiento aprendido, una ideología social, no una condición innata desde el nacimiento. Heyer comenta que ha visto demasiada infelicidad y arrepentimiento a lo largo de años por culpa de terapias hormonales y cirugías como para pensar lo contrario.

Las consecuencias de la cirugía como opción en lugar de la terapia

El informe describe una serie de posibles resultados para los que están confundidos en la cuestión de género y que acaban sometiéndose a cirugías plásticas y tratamientos hormonales del sexo opuesto en lugar de recurrir a la ayuda terapéutica:
Tratar de alinear la mente con la realidad siempre ha sido el método preferido para tratar las disforias, tales como la anorexia, la xenomelia (la sensación de que una o más extremidades no nos pertenecen) o la transdisponibilidad (creer que uno tiene una discapacidad física que en realidad no existe). Nadie cuidaría a una persona anoréxica administrándole una dieta baja en calorías, píldoras para adelgazar y grapas para el estómago. Además, uno de los estudios científicos más completos que recopila a todos los que se sometieron a cirugías de reasignación de sexo reveló que (1) la tasa de hospitalización psiquiátrica era aproximadamente tres veces mayor en situaciones postoperatorias que en un grupo de control; (2) las tasas de mortalidad y las tasas de condena penal también aumentaron; (3) la probabilidad de suicidios era casi cinco veces mayor que antes de la cirugía; y (4) la probabilidad de suicidio después de la cirugía era 19 veces más alta que la del grupo de control, ajustada de acuerdo con la enfermedad psiquiátrica previa.
El informe prosigue así:
Hacsi Horvath es profesor del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de California, San Francisco ("UCSF") y experto en epidemiología clínica. Durante 13 años, el Sr. Horvath se identificó como una mujer y ahora que se ha "destransicionado" se siente enojado por haber sido animado a abrazar ese estilo de vida. "Estoy mucho más enojado porque miles de jóvenes están siendo irreversiblemente alterados y esterilizados a medida que se les induce a un estilo de vida drogodependiente y con mutilaciones médicas."
El informe amicus también se pronuncia así: "Afirmar la disforia en las personas que sufren de problemas de identidad de género como si realmente fueran del sexo opuesto sólo sirve para impedir que encuentren la serenidad y la integridad de estar en paz con sus cuerpos e identidades. Forzar a los profesionales a que afirmen lo contrario de la realidad no es ningún requerimiento del reglamento VII del código de leyes, y es más probable que cause más daño que bien".

Si bien este informe sólo desempeñará un pequeño papel en este importante caso, sus testimonios y argumentos personales deberían de influir en la opinión pública.
Nicole Russell es una de las principales contribuyentes de The Federalist. Vive en el norte de Virginia con sus cuatro hijos. Síguela en Twitter @russell_nm.