Cinco de las vacunas que se desarrollan contra el COVID-19 utilizan escualeno de tiburón como adyuvante, uno de los ingredientes clave de las vacunas. La posibilidad de que su producción desate una matanza de estos animales alerta a las organizaciones, que reclaman se apueste por alternativas obtenidas de plantas u hongos.
Tiburon
© Pixabay/ christels
El desarrollo de las primeras vacunas contra el COVID-19 ha sido una gran noticia para la humanidad. Sin embargo, puede no serlo para medio millón de tiburones en el mundo que podrían estar en peligro por la avidez de utilizar el escualeno que se extrae de sus cuerpos como adyuvante en sus fórmulas de inmunización.

El escualeno es un compuesto químico producido por casi todas las plantas y los animales, incluido el ser humano, para diferentes funciones. Sus propiedades como hidratante para la piel humana lo convirtieron en un elemento valioso para la industria cosmética, que encontró en los tiburones una fuente prolífica para satisfacer la demanda.

En efecto, desde hace décadas el escualeno utilizado con fines industriales es extraído del aceite de hígado de tiburón. Desde la década del 90, el escualeno comenzó a ser utilizado por la industria farmacéutica como adyuvante de las vacunas, es decir, como parte de las sustancias que, si bien no son las que proporcionan la inmunidad al paciente, facilitan su efectividad. Varias vacunas contra la gripe y contra la malaria contienen escualeno como adyuvante.

La posibilidad de que este compuesto sea utilizado en las inminentes vacunas contra el COVID-19 puso en alerta a activistas en defensa de los tiburones, preocupados por cómo la explotación comercial de este tipo de especies pone en peligro no solo su vida sino la conservación de los ecosistemas que integran.

Una de ellas es la organización internacional Shark Allies (Aliados de los tiburones), una de las pocas entidades dedicadas exclusivamente a la conversación de tiburones y rayas. Previendo lo que podría suceder, la organización comenzó a advertir que el uso de escualeno en las vacunas contra el COVID-19 podría significar un golpe de gracia para los tiburones.

"¿Aprovechará la industria de pesca de tiburones esta oportunidad y lo utilizará para legitimar atrapar más tiburones para abastecer escualeno para 'salvar a la humanidad', por así decirlo? ¿Quién va a contradecir este argumento?", preguntó Stefanie Brendl, directora de la organización.

La organización aclara que su objetivo no es obstaculizar el desarrollo de vacunas contra el coronavirus pero sí reclamar "una fuente sustentable del escualeno" en actividades en las que pueden utilizarse sustitutos del compuesto químico sin perder efectividad.

¿Cómo obtener escualeno sin sacrificar tiburones?

Según los activistas, existen formas de obtener escualeno para adyuvantes de vacunas que no requieren matar animales, como la extracción de plantas, hongos o bacterias. Sin embargo, advierten que las investigaciones para desarrollar este tipo de alternativas suelen tener poco financiamiento y que los adyuvantes no basados en escualeno de tiburón suelen ser más costosos.

Un relevamiento de Shark Allies indica que 17 de las 34 vacunas que se encuentran en fase de estudio para combatir el COVID-19 utilizan adyuvantes. Sin embargo, solo cinco de esas 17 apelan al escualeno de tiburón: la de la farmacéutica británica GSK, la china Clover Biopharmaceuticals, la desarrollada por la Universidad de Queensland, Seqirus y CSL, la de la canadiense Medicago Inc y la vacuna peruana desarrollada en la Universidad Peruana Cayetana Heredia.

Aún así, una sola vacuna contra el COVID-19 que utilizara el escualeno de tiburón podría significar la muerte de gran cantidad de tiburones, de acuerdo a las estimaciones de la organización, ya que implicaría que tuviera que administrarse entre una y dos dosis a toda la población mundial.

En base a un cálculo, con variables según la concentración de escualeno que podría contener, la organización advierte que vacunar a todo el planeta con una vacuna basada en escualeno de tiburón significaría la muerte para cerca de medio millón de tiburones, ya que se considera que se necesitan unos 3.000 tiburones para obtener una tonelada de escualeno.

Una actividad que podría generar un daño irreparable en las poblaciones de tiburones, que según Shark Allies ya se encuentran, en muchos casos, en niveles "críticos" y no soportarían una explosión de la demanda.

En plena carrera por desarrollar la vacuna, la organización lanzó una petición dirigida a la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU), la Agencia Regulatoria de Medicinas y Productos de Salud del Reino Unido, la Agencia Europea de Medicinas y la Administración Nacional de Productos Médicos de China.