El santuario, destruido en un 60%, consta de tres edificios superpuestos y está relacionado con la cultura cupisnique.
valle viru peru
© ANDINA / AFP
Un montículo fuertemente dañado por agricultores en el valle de Virú, en el departamento peruano de La Libertad, resultó ser un templo precolombino del siglo XII a. de C., determinó un equipo de arqueólogos tras una inspección.

Un rasgo importante del monumento, asociado con la cultura cupisnique (Antiguo Perú), es un gran mural zoomórfico que representaría una divinidad antigua estilizada como una araña con un cuchillo en una pata. Dado el vínculo religioso de este animal con el agua y la proximidad del río Virú, el edificio podría ser un santuario ligado a rituales específicos, supone el investigador Régulo Franco Jordán, de la Universidad de Trujillo, quien encabezó la inspección.

"Es probable que esta ceremonia especial del agua sagrada y ritual se daba entre enero a marzo, cuando bajan las aguas de lluvia de la zona alta", dijo el arqueólogo al diario La República.

En cuanto a la arquitectura del monumento, los arqueólogos peruanos opinan que consiste en al menos tres estructuras de adobe superpuestas. De ellas, la que mejor se ha conservado es la segunda, que guarda la pintura mural. Del edificio más temprano solo quedan algunos muros y suelo de adobes cónicos. Las características de la construcción más tardía, de la que se ha conservado solo un sello o relleno, todavía están por ser determinadas. En total, el santuario fue destruido en un 60%, estiman los arqueólogos.

El templo, bautizado por investigadores como 'Tomabalito', por su proximidad a otro monumento prehispánico, el Castillo de Tomabal, será estudiado más minuciosamente después de la pandemia, señala Franco.


"Este valle de Virú es muy rico en asentamientos arqueológicos, tenemos todas las épocas, por ello es imprescindible intervenir el lugar para que, entre otras cosas, se pueda recuperar información con relación a la base del montículo y la superposición", afirmó el arqueólogo a la agencia Andina. Resaltó, además, que una conservación adecuada del monumento no solo serviría a la ciencia, sino también aumentaría el potencial turístico de la región.

"Si ponemos en uso social el Castillo de Tomabal, y posteriormente Tomabalito y otros recursos, sí tendríamos un recurso turístico sumamente importante", aseveró el científico.