Traducido por el equipo de Sott.net

Un grupo de bibliotecarios de la Biblioteca Pública de Toronto se niega a que se les obligue a pincharse como condición de empleo. Otros bibliotecarios de todo Canadá están haciendo lo mismo. Y, junto con otros trabajadores, participarán en un paro nacional el lunes.
canada nationwide lockout
Un grupo de bibliotecarios de la Biblioteca Pública de Toronto dice no a que se les obligue a pincharse como condición de empleo. Los bibliotecarios de otros lugares están haciendo lo mismo.

Y ellos, junto con otros miles de personas de costa a costa, también participarán en una huelga nacional el próximo lunes.

Algunos empleados de la Biblioteca Pública de Toronto (TPL) escribieron una carta abierta en la que se oponen a la draconiana política de vacunación Covid. Los directores de la biblioteca publicaron la política en el sitio web de la TPL el 19 de agosto, indicando que entraba en vigor el 2 de septiembre, pero no era fácil de encontrar. Y no fue hasta el 2 de septiembre [corregido el 23 de octubre (antes ponía "22 de septiembre")] que los directores informaron a los empleados sobre ella por correo electrónico.

La política coincide con la del Ayuntamiento de Toronto. Exige que todos los empleados hayan revelado su estado de vacunación antes del 20 de septiembre y que se sometan a la doble pauta antes del 30 de octubre.

Se impuso a pesar de que muy pocos empleados de la biblioteca dieron positivo en Covid.

Y en lugar de trabajar con los empleados, la biblioteca ha contratado a un oneroso bufete de abogados para devolver el golpe a cualquiera que desafíe la política.

La dirección está suavizando un poco su lenguaje, por ejemplo, ahora dice que la revelación del estado de vacunación es voluntaria y no obligatoria. Pero están dispuestos a despedir a cualquiera que no cumpla. También están acosando severamente a cualquiera que se resista.

Tampoco respetan las exenciones médicas o religiosas de los empleados. Y no les importa si estos han tenido reacciones graves a las vacunas en el pasado, o si hay embarazadas y están a punto de coger la baja por maternidad.

Una persona que se resistía al pinchazo se sintió incapaz de elegir y se pinchó, pero acabó en urgencias con una afección cardíaca. Su médico de cabecera no se atrevió a redactar una carta de exención para ella, pero tal vez su cardiólogo sea lo suficientemente valiente como para redactarla. Sin embargo, es dudoso que el TPL la acepte.

Como consecuencia directa de todo esto, algunos bibliotecarios se han vuelto clínicamente suicidas.

Los que no están dispuestos a inocularse siguen hablando y enviando correos electrónicos a la dirección para intentar llegar a algún compromiso, pero el plazo se acerca. Su sindicato tampoco les ayuda.

En su carta abierta, los bibliotecarios que se resisten denuncian a los directores altamente remunerados que "ahora nos amenazan, intimidan y amedrentan con medidas disciplinarias, incluido el despido, por no revelar nuestros historiales médicos o no optar por la vacunación contra la Covid-19".

"Cientos, si no miles de nosotros, nos enfrentamos ahora a políticas coercitivas que desprecian los principios fundamentales del trabajo bibliotecario, la privacidad y la democracia", escribieron.

En su carta abierta, también señalan que "en 2019 la bibliotecaria de la ciudad, Vickery Bowles, hizo un espectáculo público de defensa del derecho a la libertad de expresión de la feminista Meghan Murphy, pero ahora no respetará el derecho a la libertad médica y a la privacidad de los trabajadores de biblioteca".

La carta explica que Bowles y los otros directores se han negado a responder "preguntas directas y específicas relacionadas con la legalidad de su propia política de vacunación Covid-19".

Esas preguntas incluyen: "¿Pueden informar si alguna de las leyes que protegen los derechos de un individuo a la privacidad y confidencialidad médica en Canadá han sido derogadas?" y "¿afirman que la política de vacunación Covid-19 de la TPL anula la privacidad de un individuo bajo la Ley [federal] de Protección de Información Personal y Documentos Electrónicos de 2020 (PIPEDA)?".

También preguntan por otros documentos importantes que la política contraviene, como la Ley de Salud y Seguridad Ocupacional de Ontario y los contratos de los trabajadores de biblioteca.

Uno de los bibliotecarios que se resiste me dijo en una entrevista telefónica que "no queremos que se nos considere incumplidores o insubordinados, o que ignoramos la política o la formación obligatoria para los que no revelan su condición... En lugar de ello, hacemos preguntas, y... eso cambia la dinámica de poder" y hace recaer la carga de la prueba en los directores.

Sin embargo, en lugar de responder a estas preguntas, los directores han "despedido, despreciado e ignorado completamente [a los trabajadores de biblioteca]", señala la carta abierta. "[Además,] nuestras exenciones médicas y religiosas, que nos aseguraron que serían respetadas, han sido denegadas, sin motivo".

La carta abierta incluye un llamamiento a la acción al público: "Si amas la biblioteca y lo que debería representar, la libertad, la democracia y el derecho a la privacidad, por favor, considera hacer oír tu voz y hacérselo saber a estos directores" a través de https://www.torontopubliclibrary.ca/contact/.

La carta finaliza diciendo: "Si quieres llegar a los bibliotecarios y trabajadores de biblioteca que están siendo censurados, ponte en contacto con nosotros aquí: torontobodylibrary@gmail.com".

Otro bibliotecario ha creado el sitio web ethicallibrarian.com para oponerse.

Otros han iniciado una petición contra la política.

Y además he escuchado a bibliotecarios de otros lugares de Canadá que también han sido traicionados por sus directores y sindicatos.

"Ser bibliotecario es un trabajo de ensueño", me dijo un bibliotecario de Toronto. "Me encanta hacer programas para niños y ayudarles a elegir su próximo libro favorito...

"Mis compañeros de trabajo me dicen: 'Has elegido [no vacunarte]'. Yo digo: 'No. Estoy viviendo mi vida, y la biblioteca tomó una decisión. No pienso que me despidan por no tomar una medicación'. Y lo más loco es que hace seis meses mis colegas habrían estado de acuerdo conmigo en que lo que está pasando es una locura".

Pero han sucumbido al flujo constante de miedo y propaganda provacunal.

¡Apoyemos a los bibliotecarios y a otras personas que defienden sus derechos participando en el paro nacional del lunes! Busca en Internet información sobre el evento en tu zona.