Traducido por el equipo de sott.net
pharma vaccine america
© AFP / Ed Jones
Antecedentes:

El periodo COVID-19 pone de manifiesto un enorme problema que se viene desarrollando desde hace décadas, el control de la ciencia por parte de la industria. En los años 50, la industria del tabaco dio el ejemplo, que siguió la industria farmacéutica. Desde entonces, esta última ha sido condenada regularmente por comercialización ilegal, tergiversación de los resultados experimentales, disimulación de la información sobre los peligros de los medicamentos, y considerada como criminal. Por lo tanto, este estudio se llevó a cabo para demostrar que el conocimiento es poderosamente manipulado por corporaciones dañinas, cuyos objetivos son: 1/financieros; 2/suprimir nuestra capacidad de elección para adquirir el control global de la salud pública.

Métodos:

Se revisaron las técnicas de la industria farmacéutica para manipular la ciencia y los informes COVID-19. Se utilizaron varias fuentes de documentos oficiales: PubMed; recursos de los Institutos Nacionales de Salud; empresas farmacéuticas; documentos políticos; periódicos nacionales y agencias de noticias; y libros de destacados profesionales (científicos y jurídicos). Unos pocos estudios no han sido publicados en revistas revisadas por pares; sin embargo, han sido realizados por científicos reputados en sus respectivos campos.

Resultados:

Desde el inicio de la COVID-19, podemos enumerar los siguientes métodos de manipulación de la información que se han utilizado:: ensayos clínicos falsificados y datos inaccesibles; estudios falsos o con conflicto de intereses; ocultación de los efectos secundarios a corto plazo de las vacunas y desconocimiento total de los efectos a largo plazo de la vacunación con COVID-19; composición dudosa de las vacunas; métodos de ensayo inadecuados; gobiernos y organizaciones internacionales con conflictos de intereses;; médicos sobornados; la denigración de científicos de renombre; la prohibición de todos los tratamientos eficaces alternativos; métodos sociales anticientíficos y liberticidas; el uso por parte del gobierno de técnicas de modificación de la conducta y de ingeniería social para imponer confinamientos, mascarillas y la aceptación de vacunas; la censura científica por parte de los medios de comunicación.

Conclusión:

Al apoyar y seleccionar sólo un lado de la información científica mientras se suprimen los puntos de vista alternativos, y con evidentes conflictos de intereses revelados por este estudio, los gobiernos y los medios de comunicación desinforman constantemente al público. En consecuencia, las leyes de vacunación no validadas científicamente, procedentes de la ciencia médica controlada por la industria, condujeron a la adopción de medidas sociales para la supuesta protección del público, pero que se convirtieron en graves amenazas para la salud y las libertades de la población.

Para leer el artículo completo, siga este enlace.