Ciencia y Tecnología
El inventor Marcos Pinel ha explicado que el sistema consiste en un conjunto de dispositivos formados por inductores y núcleos magnéticos que, al recibir impulsos de cualquier fuerza externa, se transforma en variables y oscilantes, lo que produce en el acto una corriente eléctrica que puede ser acumulada o consumida en cualquier servicio público o privado.
Pinel ha destacado que este invento cobra especial importancia debido a la problemática actual en el campo energético, cuya base fundamental es el petróleo y sus derivados, además de las centrales atómicas y de fósiles, cuya actividad supone una emisión continua de monóxido de carbono a la atmósfera.
Muestra una mirada profunda y se desenvuelve con rasgos de timidez irreprimible al enfrentarse con el objetivo de la cámara. Previamente ha encendido un cigarrillo conciliador, borrando con una sonrisa la pesadumbre que imprime al rostro el sol del Sur. Marcos Pinel es jienense, tiene ahora 45 años, y entre sus alegrías figura la de dedicarse a la investigación en el campo de la energía magnética, por la que en 1980 fue propuesto para el premio Nobel de Física. Prototipo de genio incomprendido, pasea sus penas e incertidumbre por su tierra de adopción: Sevilla.
De apariencia sencilla, el disco, denominado levitador cuántico, mide alrededor de 10 cm. de diámetro. Una de sus caras esta bañada de oro, mientras que el otro extremo está cubierto de un cristal de zafiro. Bañado sobre nitrógeno líquido (-185 °Celsius), se convierte en un superconductor, un objeto que conduce electricidad sin resistencia ni perdida de energía.
"Al incorporar nanopartículas o quantum dots que producen energía en un compuesto que puede esparcirse, hemos hecho una pintura de una sola capa solar que se puede aplicar a cualquier superficie conductora sin equipo especial."
Los brotes de rayos gamma, también conocidos como BRG, fueron descubiertos entre 1969 y 1973 por los satélites estadounidenses Vela, que controlaban las pruebas nucleares. En todo el Universo se producen regularmente pequeños destellos de rayos gamma vinculados con las explosiones de supernovas, fusiones de estrellas de neutrones y otros procesos astrofísicos.
El aparato Swift fue el primero en detectar el BRG, cuya fuente se ubica a una distancia de casi 7.990 millones de años luz del sistema solar. Luego, el equipo ruso Konus, instalado en el satélite estadounidense Wind, registró datos ininterrumpidos de este mismo destello que se se midió en los intervalos de energías de entre 20 kiloelectrón voltios a 1,36 megaelectrón voltios, a lo largo de sus más de dos horas, todo un récord en la historia de las observaciones cósmicas.
La NASA ha anunciado una alineación cósmica inusual, con Venus, la Luna y Júpiter como protagonistas. Los tres cuerpos lucirán cuando el Sol se ponga en el horizonte y podrán verse a simple vista, sin la ayuda de un telescopio o cualquier instrumento de observación astronómica.
Pronosticado originalmente hace 25 años, el nuevo descubrimiento, que ha sido llamado Chi-b, consiste en dos de los bloques de construcción fundamentales del universo, llamados quarks.
Los científicos dicen que la nueva partícula los ayudará a entender mejor las fuerzas que unen a los elementos subatómicos.
Los investigadores esperan que su descubrimiento también ayude a encontrar a la elusiva Partícula Higgs, que según creen los científicos, da masa a la materia.
Los científicos de CERN esperan confirmar la existencia de Higgs a mediados del año entrante. La semana pasada se revelaron experimentos que insinuaban su existencia.

Un equipo en EE.UU. creó una serie de pizarras iluminadas manipulando una colonia de bacterias.
La investigación -cuyos resultados se publicaron en la revista Nature - no tiene únicamente una finalidad visual, ya que esta reacción luminosa se empleó para inventar un sensor de sustancias tóxicas en el medio ambiente.
El descubrimiento es uno de los últimos avances en esta novedosa rama de la ciencia conocida como biología sintética, cuyo objetivo es desarrollar máquinas a partir de organismos vivos.
A diferencia de otros planetas en el sistema solar, la Tierra parece tener un sistema satelital relativamente simple, con una sola luna, la cual hace, junto con el Sol, una arquetípica polaridad en torno a nuestro planeta. Sin embargo, si somos sumamente rigurosos, la realidad es que la Tierra tiene en todos momentos al menos dos lunas.
En el 2006 el observatorio Catalina Sky Survey en Arizona descubrió un misterioso cuerpo orbitando nuestro planeta.
Al principio se creía que era un cohete espacial, pero pronto se notó que este objeto, conocido como 2006 RH 120, era un pequeño asteroide de unos pocos metros de largo - un satélite natural como nuestra Luna. El objeto fue capturado en septiembre del 2006 y orbitó a la Tierra hasta el 2007, momento en el que se dispersó en el sistema solar en búsqueda de otro cuerpo celeste.

Ilustración de los dos planetas que han sobrevivido a una estrella en su fase de gigante roja.
El Sol se formó hace unos 5.000 millones de años, y dentro de otro tanto habrá consumido todo su combustible de hidrógeno y se expandirá hasta, por lo menos, la distancia de la órbita terrestre, englobando Mercurio, Venus y nuestro planeta. Las temperaturas serán infernales y toda forma de vida será destruida. Luego la estrella, tras para esa fase inflada denominada de gigante roja, se ira encogiendo otra vez, convirtiéndose a la larga en un resto frío menor. Este es el escenario que los astrónomos pintan para el futuro conociendo las fases evolutivas de los astros.
Pero ahora unos científicos han descubierto una estrella que está ya en esa fase terminal y que tiene en órbita dos pequeños planetas, probablemente del tamaño y la masa del nuestro, o incluso tal vez un poco más pequeños, que han sobrevivido a la expansión del astro. Creen que puede tratarse de los núcleos sólidos de grandes planetas gaseosos, como Júpiter, que habrían perdido su envoltura al resultar inmersas en la atmósfera de la estrella expandida.