Ciencia y Tecnología
Tres planetas, cada uno orbitando alrededor de su correspondiente estrella gigante moribunda, han sido descubiertos por un equipo internacional de investigación con el telescopio gigante Hobby-Eberly.
Las estrellas en torno a las cuales giran esos planetas son HD 240237, BD +48 738 y HD 96127, y están ubicadas a decenas de años-luz de nuestro sistema solar.
Los tres sistemas planetarios recién descubiertos están más evolucionados que nuestro sistema solar.
Una de las estrellas masivas y moribundas tiene un misterioso objeto adicional orbitándola.

La nueva técnica permite determinar el tamaño y la forma de las nanopartículas en suspensión.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Notre Dame du Lac, en Estados Unidos, ha desarrollado un método nuevo de detección de ADN con múltiples aplicaciones. La nueva técnica, llamada espectroscopía de transmisión láser, es capaz de determinar rápidamente el tamaño, la forma y el número de nanopartículas en suspensión.
Los físicos Carol Tanner y Steven Ruggiero, de la Universidad de Notre Dame du Lac, en Estados Unidos han guiado al equipo en la aplicación de la nueva técnica, llamada espectroscopía de transmisión láser (LTS, por sus siglas en inglés). La LTS es capaz de determinar rápidamente el tamaño, la forma y el número de nanopartículas en suspensión. En el artículo, publicado en 'PLoS ONE', los investigadores describen cómo se aplica la LTS para detectar especies específicas de ADN.
Científicos chinos lograron secuenciar el genoma completo de un descendiente directo de Gengis Kan, reconocido como el fundador del imperio mongol, informaron hoy fuentes vinculadas al programa.
Se trata del primer genoma humano de un mongol, dijo Zhou Huanmin, líder del proyecto y jefe del laboratorio de investigación biológica de la Universidad de Agricultura de Mongolia Interior, con sede en Hohhot, capital de esa región autónoma, en el noroeste de China.
La NASA ha publicado un vídeo en el que proporcionan los detalles sobre el proceso del nacimiento estelar, en el que se recogen chorros de gas incandescente expulsados por estrellas jóvenes, y que forman parte del ciclo.
Son imágenes tomadas durante 14 años, unidas en una misma secuencia, en las que se observan los chorros expulsados por tres estrellas jóvenes, y que son producto de la acumulación de gas que surge alrededor de estas formaciones.
Sin la materia oscura manteniéndola unida, las estrellas más rápidas de nuestra galaxia se desperdigarían por todas direcciones. La naturaleza de la materia oscura es un misterio, que, en vez de aclararse un poco, se ha oscurecido aún más a raíz de los desconcertantes resultados de una nueva investigación.
"Después de completar este estudio, sabemos menos acerca de la materia oscura de lo que sabíamos antes", acota con ironía Matt Walter, coautor del estudio, del Centro para la Astrofísica, organismo gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano.
El modelo cosmológico estándar describe un universo dominado por la energía oscura y la materia oscura. La mayoría de los astrónomos supone que la materia oscura consiste en unas exóticas partículas "frías" (es decir, de movimiento lento) que se agrupan por la gravedad. Con el paso del tiempo, estos cúmulos de materia oscura crecen y atraen a la materia normal, formando las galaxias que vemos hoy en día.
El agujero negro supermasivo que hay en el centro de la Vía Láctea está a punto de 'zamparse' una gigantesca nube de gas y polvo de estrellas, un acontecimiento astronómico que se ha logrado detectar con los telescopios del Observatorio Austral Europeo (ESO) y que, según los astrónomos, podrá observarse desde la Tierra.
El hallazgo de la futura 'cena' estelar, publicado esta semana en 'Nature', fue realizado por un equipo de astrónomos dirigido por Reinhard Genzel, del Instituto Max-Planck de Alemania. Los investigadores detectaron que un objeto que se acercaba al agujero negro de nuestro centro galáctico había aumentado su velocidad en los últimos siete años, hasta alcanzar los ocho millones de kilómetros a la hora.
Investigadores del Instituto Wyss de Ingeniería Inspirada Biológicamente en la Universidad de Harvard han desarrollado un nuevo material que imita la excepcional fuerza, resistencia y versatilidad de uno de los más extraordinarios sustancias de la naturaleza, la cutícula de los insectos. De bajo coste, es biodegradable y biocompatible, por lo que el nuevo material, llamado Shrilk, quizás pueda reemplazar algún día a los plásticos en productos de consumo y ser usado de forma segura en una variedad de aplicaciones médicas, según los científicos. Los resultados de la investigación aparecen en la edición online de la revista Advanced Materials.
La cutícula natural de los insectos, como la que se encuentra en el exoesqueleto rígido de una mosca o un saltamontes, está especialmente preparada para el reto de proporcionar protección sin añadir peso o volumen. Como tal, puede desviar ataques químicos y tensiones físicas sin dañar los componentes internos del insecto, mientras que da estructura a los músculos y las alas de los insectos. Es tan ligera que no inhibe el vuelo y tan delgada que permite una mayor flexibilidad. También es notable es su capacidad de variar sus propiedades, de rígida a lo largo de los segmentos del cuerpo y las alas del insecto a elástica en las uniones de sus extremidades.
Analizando un depósito de carbono el investigador Sumio Iijima observó al microscopio unas raras fibras depositadas sobre una mota de hollín. Lo que a primera vista pensó que eran simples desechos pulverizados se revelaron, tras su estudio, como mucho más interesantes de lo que en principio pudieran parecer. Corría el año 1991 y acababa de descubrir de forma casual los nanotubos de carbono. Dos décadas después muchas de las propiedades atribuidas a estas extraordinarias fibras han sido comprobadas experimentalmente y, en la actualidad son uno de los hitos de la nanotecnología.
El pasado mes de agosto, un equipo de CSIRO (Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia) descubrió uno de estos astros diamante a 4.500 años de la Tierra, con sólo 60.000 kilómetros de diámetro, pero según este nuevo trabajo podrían ser muchos más de lo que se piensa. "Es difícil saber cuántos hay, pero pensamos que suponen un porcentaje de todos los planetas terrestres que existen", señala Wendy Panero a elmundo.es, de la Universidad de Ohio.
Para llegar a esta conclusión, los científicos no miraron hacia el Cosmos, sino que realizaron un experimento en un laboratorio de la Universidad de Ohio, donde reconstruyeron las temperaturas y las presiones que hay bajo la corteza terrestre para determinar cómo se forman estas piedras preciosas y entender lo que pasa con el carbono que hay en otros planetas del Sistema Solar.
Los científicos que escudriñan el mundo subatómico en busca de una partícula que podría dar razón de la materia dijeron haber hallado pistas que parecerían indicar su existencia. El bosón Higgs, que se conoce popularmente como "Partícula de Dios", tiene las máximas probabilidades de acelerador de partículas donde se procede a su búsqueda, dijeron el martes voceros de dos equipos independientes de investigación.
Los investigadores insistieron en que no tienen datos suficientes todavía como para dar certeza de la existencia de la partícula, pero agregaron que los datos más recientes son suficientemente firmes como para anticipar que el año próximo podrá determinarse si existe o no.