Estados Unidos está hoy en guerra contra los valores que antes defendía.1999, la ocupación del aeropuerto de Prístina (Kosovo) por tropas rusas fue el primer enfrentamiento armado entre Rusia y Occidente desde la crisis de los misiles soviéticos instalados en Cuba, en 1962. Es posible que eso quede registrado en la historia como el hecho que marcó el inicio de la Segunda Guerra Fría. Durante la primera me reprocharon a menudo estar del lado de los occidentales, aunque, tratándose de entrevistas, yo trataba, y creo que lo lograba, de conversar en la misma medida con generales y mariscales de los dos bandos y de visitar tanto las bases militares estadounidenses como las soviéticas.
Ahora, durante la Segunda Guerra Fría, me parece que
los rusos tienen razón, porque es Rusia la que está respetando las normas de la civilización y la soberanía de los Estados, supuestos «
valores occidentales» de la Primera Guerra Fría.
Cuando los rusos ocuparon el aeropuerto de Prístina, en 1999, y cuando trataron de enviar a Kosovo sus aviones con refuerzos, Hungría, Rumania y Bulgaria negaron a los aviones rusos la autorización que necesitaban para atravesar sus espacios aéreos nacionales. Era una decisión vergonzosa y una violación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el 10 de junio de 1999, y del acuerdo del G7 del 3 de junio de 1999. Ambos documentos estipulan expresamente que «toda presencia internacional civil y de seguridad en Kosovo» debe hallarse «bajo la égida de las Naciones Unidas» y que el contingente ruso «no estará bajo el mando de la OTAN».
Por supuesto,
la OTAN nunca tuvo intenciones de respetar esas obligaciones y, durante la adopción de la resolución, Estados Unidos había actuado constantemente entre bastidores para impedir que Rusia desempeñara ningún tipo de papel en Kosovo. Para lograrlo, Washington se había apoyado en los países que habían sido aliados militares de Rusia en el Pacto de Varsovia y que, ansiosos de ser admitidos en la OTAN y la Unión Europea, complacieron a Washington en todo lo que quería, lo cual revela un aspecto importante de su carácter nacional.
Comentario: La pesadilla de la ingenuidad puede ser remediada mediante el conocimiento. Si bien podría parecer que el mero conocimiento no influye directamente en el mundo, cuando conocemos, podemos tomar decisiones informadas teniendo en cuenta lo que sabemos. Al compartir, ayudamos a que otros también puedan tomar esas sabias decisiones.
En un ejemplo, si sabemos que Occidente hace todo lo opuesto a lo que dice hacer (defender la democracia, la libertad, la soberanía, etc...), si estamos informados de que simplemente no harán nada para cambiar la situación porque parece que tal situación es exactamente lo que buscan (caos, destrucción, control, dominación), entonces podemos elegir dejar de creer en las mentiras que dicen, quizás incluso exponerlas, compartirlas, hacer que el mundo las vea... así, cuanto menos creemos, menos control tienen sobre nosotros y más aprendemos a usar nuestras facultades de raciocinio para entender nuestra realidad. Vea:
Patocracia mundial, seguidores autoritarios y la esperanza del mundoAdemás, conociendo el hecho de que su naturaleza psíquica debe de ser algo patológica como para que puedan mentir tan descaradamente acerca de crímenes y acciones que afectan a toda la humanidad, podemos optar por defender, promover y desarrollar lo que es verdaderamente humano entre nosotros. Vea:
Psicópatas en el poder: El parásito del súper-organismo humano
Comentario: En esencia, a Washington y a todos sus vasallos les salió el tiro por la culata, ya que, al sancionar a Rusia, la obligaron a mantenerse viva y generar así nuevas conexiones y relaciones en lugares diferentes que realmente lograron diversificar su posición en el mundo y extenderla.
De esta manera, como dice Valentina Matvienko, en vez de que Rusia disminuya su influencia global, se volvió mucho más necesaria en el mundo en lugares en los que tal vez no hubiera sido así si las cosas hubieran sucedido de otra manera. Mientras, en Estados Unidos y Europa se sufre como consecuencia de estas sanciones.
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