El gobierno de Kiev se negó a renovar el contrato que hacía posible el transito del gas ruso hacia los países de la Unión Europea a través de los gasoductos ucranianos. En virtud de la negativa ucraniana ese contrato expiró el 1º de enero.
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Moldavia, Rumania, Polonia, Hungría y Eslovaquia recibían gas natural ruso a través de los gasoductos ucranianos, al igual que Austria e Italia, países miembros de la Unión Europea. El gobernante de Kiev, Volodimir Zelenski, cuyo mandato presidencial expiró en mayo pasado, decidió no renovar el contrato con el gigante ruso Gazprom hasta que se resuelva el conflicto entre su gobierno y Rusia.
Anteriormente, la empresa rusa Gazprom había anunciado el cese de sus entregas de gas a Moldavia, país que, según Gazprom, acumula impagos ascendentes a 709 millones de dólares. Moldavia afirma que sólo debe a Gazprom unos 8,6 millones de dólares y atribuye la responsabilidad de los impagos a la empresa de Transnistria, Tiraspoltransgaz. Transnistria rechaza la acusación de Moldavia y señala que su empresa, Tiraspoltransgaz nunca ha tratado directamente con el gigante ruso Gazprom.
En la práctica, los principales afectados por la decisión de Kiev de no renovar el contrato con Gazprom son Eslovaquia y Hungría, precisamente los dos Estados de la Unión Europea que se niegan a romper sus relaciones comerciales con Rusia. Por otro lado, la actitud de Moldavia afecta gravemente al Estado no reconocido de Transnistria.