Traducción por José Arturo Quarracino para Notifam© DesconocidoMitu Khurana con sus hijas mellizas
Una mujer que dice que fue presionada, inclusive hasta llegar a ser torturada, por su marido y sus suegros para abortar a sus hijas mellizas, ha sometido su queja ante el sistema judicial de India, presentando una demanda contra sus familiares y dando un rostro en India, a las víctimas en India que padecen la epidemia de los abortos por selección de sexo."
El feticidio femenino es una industria floreciente en la India", escribe Mitu Khurana en su blog, cuya historia atrajo la atención de los medios. "La práctica está muy extendida. Las clínicas privadas con las máquinas de ultrasonido y otras nuevas tecnologías están haciendo negocios brillantes, burlándose completamente de la ley.
En todas partes la gente está pagando para conocer el sexo de un niño no nacido y está pagando más para abortar al bebé si es niña. Inclusive la tecnología ha llegado hasta zonas remotas a través de dispositivos como clínicas móviles".
Cuando Mitu, de 34 años, pediatra de profesión, quedó embarazada de mellizos en enero de 2005, dice que su suegra exigió que ella se sometiera a pruebas para determinar el sexo de los mellizos. Sin embargo, Mitu se negó a que hacerse una ecografía para identificar el sexo, una práctica que la India prohibió en 1994 para tratar de frenar la práctica cultural generalizada del feticidio femenino.
La negativa de Mitú desencadenó una respuesta de su marido y sus suegros que, según ella, llegó a la tortura. En un relato de sus pruebas en su blog, Mitu afirma que,
furioso por su insubordinación, su marido y sus suegros le negaron alimentos y agua, tratando de quebrar su voluntad y obligarla a someterse a la ecografía. Pero en esa instancia ella tampoco cedió.
Finalmente su marido finalmente logró su propósito a través del engaño. Sabiendo que Mitu era alérgica al huevo, él le cocinó una torta con huevos, asegurándole que era seguro para ella si la comía. Esa noche, Mitu reaccionó a la torta envenenada y fue llevada al hospital la mañana siguiente. Allí su marido convenció al ginecólogo, sin el conocimiento o consentimiento de Mitu, para realizar una ecografía fetal y para hacerlo ver como si fuera parte de la evaluación.