OF THE
TIMES
Mis compañeras de trabajo, como la abuela que se abrió la cabeza al caerse de una estantería y sigue trabajando el turno de madrugada con 65 años, la licenciada con máster, pluriempleada para conseguir tres sueldos mínimos con los que pagar su préstamo universitario, también la cajera que era ingeniera ambiental en su país, el casi septuagenario que carga sacos de abono en furgonetas, o la veinteañera en bancarrota que apenas puede pagar las facturas y no tiene para comer, forman parte de los casi dos millones de personas que trabajan para Walmart en Norteamérica.
En los Estados Unidos, el 1% de la población activa, en su mayoría mujeres y minorías raciales, trabaja en este gigante de los grandes almacenes, y los associates (trabajadores, en la jerga interna de la empresa) venden alimentación, ropa, electrodomésticos, muebles, productos de jardinería, óptica, servicios de reparación de automóviles, peluquería, incluso armamento y munición.
Comentario: ¿A esto se debe llegar para que alguien escuche? El pueblo no debería temer al gobierno. El gobierno debería temer al pueblo. (V de Vendetta)