Traducido por el equipo de SOTT.net
"Gran parte de la historia social del mundo occidental, en las últimas tres décadas,
ha sido una historia de sustitución de lo que funcionaba por lo que sonaba bien". - Thomas Sowell
Los historiadores del futuro, cazando morros de zarigüeya en salsa de acedera sobre sus hogueras, rastrearán la caída de la civilización occidental en la década de 2020 hasta la alucinación disolvente que se llamó economía financiera.
Era un organismo parasitario fantasma que prosperaba a lomos de una economía real basada en hacer y deshacer cosas derivadas del mundo natural, turboalimentada por los combustibles fósiles.
La orgía de fabricar y hacer se prolongó durante más de doscientos años. Incluso con "recesiones" cíclicas, el " fabricar y hacer" siempre aumentaba en conjunto, mientras que sus productos eran cada vez más abundantes, elaborados y complejos. El parásito financiero fantasma que se aferraba a su espalda se acostumbró a este "crecimiento" y también desarrolló formas cada vez más ingeniosas de succionar la vida de su organismo anfitrión, hasta que se convirtió en una entidad mayor que el propio anfitrión, rompiéndole la espalda.
Todo este capítulo del largo proyecto humano tuvo extraños efectos en las mentes humanas, que no habían cambiado mucho desde los últimos tiempos de la caza y la recolección. Tras los primeros cien años de abundancia de combustibles fósiles, a los humanos les costaba distinguir entre el huésped y el parásito. Ambos parecían prosperar por igual.
La economía real producía alimentos y cosas útiles y la economía financiera producía dinero, que podía comprar alimentos y cosas útiles.
Comentario: Eso sin contar los suministros energéticos rusos que llegan, a precio de coste, a través de intermediarios, y revela el lamentable, hipócrita e impotente estado de Occidente: