Mientras tanto, Monsanto intenta desplazar la oferta orgánica e incluso destruirla. Los granjeros conocen las estrategias sucias de la compañía, y mediante la acción judicial también quieren prevenir posibles acusaciones por presuntos "robos de semillas modificadas genéticamente", debido a la costumbre de Monsanto, que dispersa semillas transgenicas en los campos orgánicos para más tarde querellar a sus dueños.
Nota publicada este mes en Norteamérica
El rol de los consumidores finales es importante en este juego ya que durante más de una década tuvo lugar a un cambio cultural, donde la mayoría despertó y empezó a reclamar por alimentos saludables y naturales.
Durante muchos años, mientras tanto, las granjas industriales y las corporaciones se dedicaron a fabricar productos más rápido, más vistosos, más grandes y baratos, pero que producen cancer, leucemia e infertilidad (por nombrar algunos males).
Esto fue expuesto en el documental Food Inc. realizado en el año 2008.
"Desde los tomates a los pollos, queremos comida natural, sostenible, local y saludable", señalan los consumidores en Estados Unidos, "y queremos cultivos que no destruyan la biodiverdisad", "que sean buenos para la tierra", "queremos animales sanos y alimentos saludables para nuestros cuerpos", sostienen.