
Según las autoridades municipales y de policía aún no hay casos concretos sobre alquiler de niños que permitan abrir una investigación formal.
La mujer, que tiene algo más de 30 años, lleva a su supuesta hija de tres meses en un coche y pasa de carro en carro pidiendo dinero en uno de los semáforos de la Autopista Suroriental de Cali.
Esa niña es alquilada. La vendedora ambulante lo sabe porque la "falsa mamá" le contó que fue hasta el barrio Sucre, en el centro de Cali, y le pagó $8.000 a la madre de la menor para que se la prestara "a ver si así recogía más plata".
Prestar menores a cambio de dinero es hoy un perverso cambalache en el que se le pone precio a vidas que apenas comienzan. Y cómo si no fuera poco que Cali ocupe el deshonroso quinto lugar del país con mayores registros de explotación infantil, ahora el alquiler de niños le añade más gravedad a una problemática que en su contexto general ya es dramática.