Cambios Planetarios
El Instituto de Geociencias de la estatal Universidad de Panamá indicó en un comunicado que el temblor se registro a las 23.26 hora local del miércoles (04.26 GMT de hoy, jueves) con una profundidad de 10 kilómetros.
Según la fuente, el movimiento telúrico tuvo su epicentro cercano a la población panameña de Puerto Armuelles, en la occidental provincia de Chiriquí.
El sismo, localizado en las coordenadas 1.776 Norte y 82.978 Oeste, con una profundidad de 10 kilómetros, fue sentido en la provincia de Chiriquí y en la zona sur de Costa Rica, sin causar ningún tipo de daños.
Alrededor de las 11.30, en un local comercial dedicado a la venta de artículos de construcción en avenida Frei, el viento habría levantado planchas destinadas a techumbres que habían para la venta causando el temor de los clientes que estaban en el local. Fue tal la fuerza del viento que inclusive las alarmas de los autos estacionados se activaron.
Cerca de las 12.00 horas el cableado del tendido eléctrico en calle Augusto Lutz fue cortado por la techumbre que se desprendió completamente desde una vivienda de pasaje Islote Esnipe, ubicada a unos 50 metros del lugar del corte. El cable que cayó del poste quedó saltando sobre el pavimento por la carga energética que poseía. Bomberos de la Tercera Compañía debieron hacerse presentes para tomar el control de la situación, además Carabineros procedió al corte de calles colindantes para aislar el sitio del suceso.
Diez minutos más tarde un poste quedaba peligrosamente inclinado en el pasaje Abel Oyarzún de la Población 21 de Mayo producto de la violenta ráfaga de viento.
El temblor ocurrió a 200 kilómetros al noreste de la isla de Lombok y 250 kilómetros al noreste de Denpasar, en Bali, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos, que mide la actividad sísmica de todo el mundo.
Las autoridades no dieron la alarma de tsunami por el seísmo, cuyo epicentro se situó a 508 kilómetros de profundidad bajo el nivel del mar.
El coordinador general del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), Adrián Vázquez, explicó hoy en rueda de prensa que llegaron a este cálculo basados en las condiciones actuales del ambiente, temperaturas del mar y los patrones de circulación de los vientos, que son muy parecidos a las temporadas de 1956, 1971, 1976 y 2000.
Así, el SMN ha calculado que en el Pacífico se podrían formar 17 ciclones tropicales, de ellos siete serían tormentas y diez huracanes, que es "mucho mayor que los que tuvimos el año pasado por el efecto de la gran influencia que tuvo la 'Niña' en el enfriamiento del mar".
Para el lado del Atlántico, dijo, se esperarían nueve huracanes y ocho tormentas tropicales, para un total de 17 ciclones.
La temporada de ciclones comienza en mayo y culmina en noviembre.
El sismo sorprendió al distrito de Ying-jiang, en la parte occidental de la provincia china de Yunnan, durante una pacífica y ordinaria tarde.
A las las 12:58 hora de Beijing, el terremoto sacudió el distrito con una profundidad de 10 kilómetros. El epicentro está localizado a tan sólo 3 kilómetros de la cabecera del distrito Ying-jiang, provocando grandes daños. Las autoridades locales han comunicado al menos 14 fallecidos y 157 heridos. El suministro eléctrico se ha interrumpido, y mucha gente permanece enterrada bajo los edificios colapsados.
El centro de detección de maremotos de Estados Unidos indicó que el tsunami generado por el potente terremoto en Japón llegó a las costas de las islas de Hawai y California sin causar grandes daños. Según informes provenientes de esos dos estados, se registraron olas no mayores de dos metros.
En todo caso la alerta sigue vigente para la costa pacífica del continente americano, incluyendo a clic México, América Central y del Sur.
Entre los países para los que se emitió un alerta de tsunami figuran Rusia, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Australia, Nueva Zelanda, Fiji, México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Honduras, Chile, Ecuador, Colombia y Perú.
Según los últimos datos oficiales, al menos 26 personas murieron y 30 están desaparecidas, pero el recuento de víctimas no hace más que aumentar.
El temblor se produjo a las 14.46 hora local (05.46 GMT) con epicentro en el Océano Pacífico, a 130 kilómetros de la costa de la provincia oriental de Miyagi y a una profundidad de 20 kilómetros.
Media hora más tarde, a las 15.15 hora local, un segundo terremoto, de 7,4 grados Richter, se registró al sur del primero, también con epicentro en el Pacífico y esta vez a unos 100 kilómetros de la provincia de Ibaraki, a 300 kilómetros de Tokio.
Numerosas réplicas, algunas de las cuales alcanzaron los 7 grados, se sucedieron a continuación, con el resultado de un tsunami que afectó a buena parte de la costa oriental nipona, donde se mantiene la alerta.
El tsunami causó olas de hasta diez metros y se llevó por delante docenas de vehículos y casas en Sendai, una ciudad de un millón de habitantes donde las imágenes de televisión mostraron numerosos automóviles arrastrados por las aguas y la pista del aeropuerto anegada.
Las últimas explosiones registradas han arrojado unas 10.000 toneladas de gases venenosos diarias, debido a un incremento de hasta 30 veces de los niveles de actividad en comparación con el fin de semana, según informa el Servicio Geológico de Estados Unidos.
"Uno de los mayores peligros es el dióxido de azufre, porque es invisible y tóxico. Cuando nuestros forestales salen a los parques usan máscaras para filtrar estos gases", ha dicho Mardie Lane, del Observatorio de Volcanes de Hawai, al tiempo que ha agradecido la lluvia de estos días.
El pasado fin de semana, uno de los cráteres del Kilauea, conocido como Pu'u O'o, se desplomó, provocando 150 seísmos de pequeña magnitud; otro, llamado Napau, entró en erupción; y una fisura de la cara este comenzó a escupir chorros de lava de 20 metros de altura.
Alrededor de treinta agricultores de Medina de Rioseco sufren desde hace unas semanas los devastadores efectos de una superpoblación de conejos, ya considerada plaga, que está dañando sus cultivos hasta el extremo de llegar incluso a asolarlos. A falta de un informe pericial exhaustivo, la Junta Agropecuaria Local (JAL) estima ya casi 450 las hectáreas afectadas por estos animales en el término riosecano, con unas pérdidas que podrían superar los 200.000 euros.
Miguel Ángel Galván, agricultor y secretario de la JAL, es uno de los más perjudicados con unas 60 hectáreas dañadas por un problema que aseguran que comenzó hace unos años con la repoblación de los cotos. En su terreno, justo enfrente de los bardos donde se crían estos conejos, el contraste de color entre el cultivo que ha nacido y el que se han comido es palpable. «Otros años se comían algo por las laderas, pero es que ahora nos sentimos indefensos, vemos cómo se comen todo y no podemos hacer nada», relata este hombre mientras observa el árido terreno que ahora debería estar reverdeciendo.
Los afectados mantuvieron a finales de febrero una reunión en la Delegación Territorial de la Junta, cuyo servicio territorial de Medio Ambiente ha concedido desde noviembre al menos tres autorizaciones especiales de caza a los cotos de Rioseco para controlar el daño que produce esta población. Aunque la Junta Agropecuaria Local, encabezada por el joven Víctor Pedro Frontela, es consciente de que la Administración está trabajando al respecto, asegura que es necesario que se adopten más medidas, «extraordinarias y urgentes», para evitar que la situación empeore de cara al próximo año.