© Desconocido
La vitamina C o ácido ascórbico es un derivado de la glucosa pero que el ser humano no puede sintetizar y
debe aportarse a través de la dieta, principalmente a través de frutas frescas y verduras (fresas, grosellas, cítricos, pimiento, brócoli, perejil ,nabo,...). Otras especies animales disponen una vía metabólica para transformar la glucosa en vitamina C pero el hombre carece de una enzima clave en este proceso.
La importancia de la Vitamina C se basa en su
poder óxido-reductor.
El oxígeno es un elemento imprescindible para la gran mayoría de los seres vivos complejos de la Tierra pero, a su vez, es una molécula altamente reactiva. La
paradoja del oxígeno es que siendo una sustancia necesaria para la vida, de forma natural se producen subproductos de su metabolismo (radicales libres, peróxidos,...) que dañan a las células. Es por ello que las células disponen de
enzimas y sustancias antioxidantes que de forma conjunta
previenen de este daño oxidativo sobre el ADN (mutaciones, cáncer,...), proteínas (inhibición de enzimas, degradación,...) y lípidos (afectación de membranas celulares,...).