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En los últimos meses, los Bancos Centrales de todo el mundo rompieron récord en las cantidades de dinero suministradas el sistema financiero global, compuesto en su mayoría por bancos privados. Los métodos son varios, desde drásticos recortes de las tasas de interés, compra de activos riesgosos, hasta la conseción de prestamos baratos.

En los últimos tres años y medio, los Bancos Centrales de Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón y los 17 países del euro han desembolsado tanto dinero que sus balances de cuentas han alcanzado un total combinado récord de 8.76 billones de dólares.

Hay quienes dicen que el flujo de efectivo ha hecho más probable un incremento de la inflación. Y apuntan como evidencia al alza en los precios del petróleo, los alimentos, el oro y otras materias primas. Advierten además que la disponibilidad de dinero podría hacer que los inversionistas hagan subir los precios de las acciones a niveles peligrosos.

Se apunta asimismo que la crisis llevó a los Bancos Centrales a aceptar inversiones de alto riesgo de las que los bancos querían deshacerse. Esas inversiones han sido el colateral para el dinero entregado por las bancas centrales a las instituciones financieras.

El problema es que los bancos centrales deben eventualmente sacar de sus libros de contabilidad esos activos. Y eso conlleva riesgos.

Una nueva ronda de préstamos de bajo costo entregada el miércoles por el Banco Central Europeo a los bancos es la más reciente inyección de capital. El BCE emitió 712,000 millones de dólares en préstamos a 800 bancos en diciembre.