La candidata de extrema derecha Marine Le Pen acusó al Gobierno de Francia de entregar los suburbios pobres a radicales islámicos y exigió prestarle mayor atención a las medidas de seguridad de la nación, pocas semanas antes de las elecciones presidenciales.

Le Pen, tercera en las encuestas de opinión, hizo estas declaraciones a raíz de la muerte de tres niños judíos, un rabino y tres soldados en Toulouse. Su presunto asesino, Mohamed Merah, un ciudadano francés de origen argelino, murió el jueves tras una lluvia de balas en un asedio policial.

"El Gobierno tiene miedo", dijo Le Pen, que tomó el año pasado las riendas del Frente Nacional, un partido francés anti inmigración, tras el retiro de su padre, Jean-Marie Le Pen.

"He estado diciendo esto desde hace 10 años. Barrios enteros están en manos de fundamentalistas islámicos y lo digo de nuevo hoy. El peligro se subestima", dijo Le Pen a la radio France Info.

Le Pen acusó a los servicios de inteligencia de Francia de no realizar el seguimiento del presunto asesino Mohamed Merah, a pesar de haber sido detenido en varias ocasiones y de jactarse de trabajar para Al Qaeda.

"Tendrían que haber estado vigilando este fascismo verde que se está desarrollando en nuestro país", sostuvo.

Francia, un país de 65 millones de habitantes, es el hogar de las mayores comunidades musulmanas y judías en Europa, estimadas en cinco millones y más de 600.000, respectivamente.

La campaña por la reelección del presidente Nicolas Sarkozy comenzó a fines de febrero con la promesa de reducir a la mitad el número de inmigrantes que llegan a Francia cada año.

(Editado en español por Rodrigo Charme)