reclusos de Monflanquin
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Durante diez años, once miembros de una familia de la nobleza francesa se apartaron del mundo y se arruinaron por la influencia de un hombre que aseguraba protegerlos de un complot, en un caso, con tintes de secta, conocido como 'los reclusos de Monflanquin' que este lunes llega a la justicia francesa.

Thierry Tilly, de 48 años, y su presunto cómplice Jacques González, 65 años, se sientan a partir del lunes en el banquillo de un tribunal de Burdeos (suroeste).

En 1999, Tilly conoció a Ghislaine de Védrines, logrando que lo contratara en su escuela de secretariado. A los demás miembros de esta familia conocida y pudiente se presentó como agente secreto que trabajaba en aras del "equilibrio del mundo" para una institución "situada por encima de los Estados" que luchaba en particular contra la masonería: la 'Blue Light Foundation' ('La Fundación de la Luz Azul').

Les hace creer poco a poco que son objeto de un complot, aunque si financian "el combate", puede protegerles la vida...

Los escépticos, como el marido de Ghislaine, Jean Marchand, son objeto de todo tipo de acusaciones de Tilly, quien al final consigue que el grupo los rechace.

Los demás están aterrorizados, se aislan súbitamente de sus conocidos, primero en el castillo familiar de Monflanquin (Lot y Garona, sudoeste) y, después, en Gran Bretaña. La justicia es impotente, ya que todo indica que consienten a esa situación, firman documentos e incluso viajan. Este grupo comprende once personas: Guillemette de Védrines, muerta en 2010 a los 97 años, sus tres hijos Philippe, Ghislaine y Charles-Henri; los cónyuges de dos hermanos, Brigitte y Christine, y cinco nietos ya adolescentes.

Philippe, su esposa, y Christine -que fue secuestrada y privada de todo por el grupo durante una semana, para hacerle confesar un secreto de familia imaginario-, desertan finalmente en 2008 y 2009. Entonces, cuentan su increíble sumisión a Tilly, descrito por los jueces de instrucción como un "avezado psicólogo, excelente jurista y manipulador de primer orden", que es detenido en Suiza el 21 de octubre de 2009.

Todos fueron reconocidos víctimas de un "control mental", del que han logrado zafarse. Sin embargo, estos integrantes de la familia Védrine han perdido, además de diez años de su vida, 4,5 millones de euros en bienes inmobiliarios y financieros, muebles, pinturas, joyas, salarios... Thierry Tilly ha vivido my cómodamente gracias a este dinero.

Lo más curioso, destaca la instrucción, es que el propio Tilly estaba "bajo la influencia de Jacques González", presidente de Blue Light Foundation -una institución prácticamente sin contenido-, detenido el 1 de junio de 2010, al que entregó enormes cantidades de dinero. Tilly se creía, al parecer, un auténtico agente secreto.

Tilly será juzgado por secuestro con liberación antes del 7º día para facilitar la comisión de un delito, por violencia voluntaria a persona vulnerable con premeditación por el episodio que afecta a Christine de Védrines y por abuso de debilidad de persona en estado de sometimiento psicológico para toda la familia.

González, enfermo y en libertad bajo control judicial, será juzgado por complicidad y abuso de debilidad. Podrían ser condenados a 10 y 5 años de cárcel.

El abogado de Tilly, Alexandre Novion, considera "grotesco" hablar de "secta" y de "gurú" en este caso y espera que el juicio no "se desviará de la lógica racional". Daniel Picotin, abogado de varias partes civiles y especialista en sectas, juzga en cambio el caso "emblemático del problema, mal tenido en cuenta en Europa, de la manipulación mental" y espera que el juicio "permitirá entender que puede afectar (incluso) a la gente mejor situada en la vida".