El Servicio Secreto de EU siguió muy de cerca las actividades de Aaron Swartz, quien se suicidara en enero pasado. Para muchos, Swartz es una figura emblemática del activismo web y la libertad de la información, por lo que se especula que su suicidio podría ser un asesinato encubierto.
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Kevin Poulsen, colega y amigo del recientemente fallecido activista web Aaron Swartz, pasó seis meses buscando acceso al expediente que el Servicio Secreto de Estados Unidos conserva sobre Swartz; hace poco, Poulsen tuvo acceso a las primeras 104 páginas de un documento que tiene más de 14,500.

Swartz se quitó la vida en su apartamento de Brooklyn en enero pasado, apenas unos meses antes de un juicio programado por el que tendría que responder al crimen de descargar casi 4 millones de artículos académicos almacenados en la base de datos de JSTOR, además de haber utilizado la red del Massachussetts Institute of Technology (MIT) para realizarlo.

El Servicio Secreto se involucró en el caso muy pronto, y Swartz fue acusado de fraude informático y hacking ilegal.

El objetivo de la investigación de Poulsen (que lo ha llevado a una querella legal con los abogados del Servicio Secreto) es conocer a fondo las motivaciones que llevaron al gobierno de EU a involucrarse en un caso aparentemente civil.

En los documentos se encuentran memos del Servicio Secreto relativos a la muerte de Swartz, además de evidencia que muestra que el Servicio Secreto interrogó a un amigo de Swartz acerca de sus procedimientos de guerrilla informática, así como del famoso manifiesto a favor de la libertad de información, anotando que los ciberactivistas "creen que el movimiento de libre acceso es un problema de derechos humanos."

En febrero pasado, el Servicio Secreto se negó a entregar a Poulsen una copia del expediente de Swartz, por lo que el activista emprendió una campaña legal que culminó con la entrega de las primeras 100 páginas; el resto se espera que sea liberado durante los próximos seis meses.