El paro nacional agrario que vive Colombia cumple su séptima jornada en medio de la intensificación de las protestas de los campesinos, que denuncian la 'brutalidad' de la represión policial.

Miles de agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) de Colombia fueron desplegados por todo el país tras el comienzo del bloqueo de carreteras el pasado lunes y de otras medidas de protesta llevadas a cabo por los campesinos colombianos.

Unos 200.000 agricultores cortaron a comienzos de semana el paso en 18 carreteras ocasionando el aislamiento del céntrico departamento de Boyacá, el más afectado por las movilizaciones y cuyos habitantes han denunciado en las redes sociales cómo las fuerzas de seguridad del Estado irrumpieron en diversos barrios del departamento realizando detenciones indiscriminadas y lanzando gases lacrimógenos.


El representante de la Cámara [de Representantes del Congreso colombiano] por el departamento de Boyacá, Carlos Andrés Amaya, publicó en su cuenta de Twitter que denunciaría "con toda la contundencia todos los abusos del ESMAD en el Congreso y en organismos de control".

Mediante diversas manifestaciones y con el bloqueo de las carreteras, miles de campesinos pretenden denunciar el grave impacto que sobre su sector tienen la aplicación de los tratados de libre comercio (TLC), la reforma tributaria, la entrega de recursos naturales, incluida la tierra, a transnacionales extranjeras y nacionales, así como la megaminería y otros proyectos energéticos.


Según Luis Achicano Aguilera, representante del sector agropecuario, los campesinos reclaman entre, otras cosas, poner fin a las importaciones de productos como la leche y la papa, así como un mayor apoyo del Gobierno para exportar su producción, que se ve asfixiada por los TLC, tratados que, según sostienen, "les está llevando a la quiebra".


Mediante el paro agrario, en el marco del cual se han producido hasta ahora tres víctimas mortales y 175 heridos, los campesinos buscan el establecimiento de una mesa de diálogo nacional para resolver lo que afirman es "una crisis estructural" del campo colombiano.