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El 68 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU que se escenifica actualmente en Nueva York puede pasar a la historia como la cita internacional en la que Estados Unidos ha sido blanco de más contundentes disparos verbales de la comunidad de naciones que conforman esa entidad mundial

Desde su comienzo, en la referida reunión de dignatarios Washington es objeto de fuertes reproches por su política agresiva, traducida en los últimos tiempos en sus intentos de invadir militarmente a Siria, como igual lo hizo con Libia, Irak y Afganistán, países donde hoy reina el caos y la violencia tras imponerse la "democracia de las bombas" made in USA.

Eso mismo desea el régimen norteamericano que suceda en Siria para aprovecharse de la anarquía, y apropiarse de sus recursos naturales como lo está haciendo en los otros tres Estados en los cuales ha intervenido con la fuerza de sus armas malévolas y asesinas.

Pero las críticas a Estados Unidos en la ONU no han sido únicamente por su conocido proceder violento y por provocar guerras a base de infundados pretextos, sino también por espiar a presidentes, y a todo lo que le venga en gana.

En ese sentido, la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, fue severa este martes en Nueva York, al denunciar los programas de espionaje económico y diplomáticos que las instituciones de inteligencia norteamericana ejecutan, sin un ápice de respeto por la soberanía y la independencia de los pueblos, y la privacidad incluso de empresas y de los ciudadanos de a pie de este planeta.

Tal accionar de la Casa Blanca, a través de sus servicios secretos, probado contra Brasil motivó que Rousseff suspendiera recientemente una visita oficial a Washington para entrevistarse con el jefe de ese régimen, Barack Obama, quien justificó insolentemente el hecho de espiar, como lo hace con las guerras.

De otro lado, Obama fue calificado como un "pirata" de aviones presidenciales por el mandatario boliviano, Evo Morales, luego de negársele, primero a él, sobrevolar con su avión ejecutivo por el espacio aéreo de Italia, España, Francia y Portugal, y recientemente a su similar venezolano, Nicolás Maduro, por Puerto Rico.

En conferencia de prensa, Morales calificó de cínico el discurso del actual inquilino de la Casa Blanca en la ONU, y, entre otras acusaciones, le expresó en tono irónico que en el único lugar donde no puede perpetrarse un golpe de Estado es en Washington porque, claro, no existe embajada norteamericana.

Pero por si fuera poco, en la 68 Asamblea General de la ONU, como ha sucedido en muchas anteriores, comenzaron a escucharse las voces de reclamo a Estados Unidos para que ponga fin definitivamente al bloqueo económico, comercial y financiero que impone a Cuba desde hace más de 50 años.

Jefes de Estado de Mozambique, Uruguay, Sudáfrica, Sri Lanka y Gabón ya rechazaron una vez más, en sus respectivas intervenciones, el criminal cerco que aplican a la Isla caribeña sucesivas administraciones norteamericanas, con el propósito de destronar la Revolución en la mayor de las Antillas.

Obama y sus cercanos colaboradores parecen obviar, por su prepotencia imperial, que el mundo ha cambiado, menos Washington, y que cada vez son menos quienes se callan o bajan la cabeza ante sus presiones, chantajes y amenazas.