El cambio climático provocará también un aumento de las olas de frío extremo en Europa y Estados Unidos. Esta es la advertencia de un nuevo estudio científico realizado por la Universidad Northeaster (EEUU) y que se ha publicado en la revista "Nature". Además, este informe alerta que los fenómenos meteorológicos "extremos" no sólo serán más numerosos en el futuro, sino también más intensos.
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A nivel mundial, el mes de Junio ha sido el más cálido desde 1880, pero los investigadores de la Universidad Northeastern (Estados Unidos) que han realizado este trabajo también aseguran que los periodos más fríos y más calientes, a lo largo de un año, también están aumentando. Además, cada vez son más extremos, es decir, hay más diferencias entras las temperaturas más bajas y las más altas. O dicho de otro modo: aunque la temperatura media global sigue aumentando, todavía se formarán más olas de frío o calor extremo.


Gracias a una ayuda de 10 millones de dólares, por primera vez, este equipo de científicos ha podido usar potentes ordenadores para poder analizar millones de datos sobre los llamados "fenómenos meteorológicos extremos" y su diagnóstico es preocupante: en el futuro, habrá más olas de calor y de frío extremo.

"Esto significa que, incluso cuando las temperaturas globales están aumentando, todavía podemos seguir experimentando olas de frío extremos" ha explicado Evan Kodra, uno de los responsables de esta investigación y que trabaja en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Northeastern University de Estados Unidos.

Medidas de prevención

Y buena culpa de la formación de estas olas de frío extremo en el Hemisferio Norte está en el deshielo "histórico" que está ahora sufriendo el Polo Norte durante el verano debido al aumento de la temperatura en esta estratégica región del planeta. Porque este proceso provoca cambios en el "vórtice polar" y esto, a su vez, está permitiendo el descenso brusco de masas de aire muy frías hacia zonas templadas del continente americano y europeo.

Pero poder anticipar que habrá más episodios de frío o calor "extremo", también tiene su efecto positivo en muchos sectores económicos, como la agricultura o la sanidad. Porque, según estos investigadores, los gobiernos pueden calcular, con antelación, cuál será la temperatura mínima en invierno y esto permitirá planificar planes de emergencia en hospitales o diseñar mejor las primas de los seguros agrarios para que puedan cubrir las nuevas pérdidas económicas en cultivos básicos como el arroz o el trigo.