Si piensas que la culpa o la preocupación tienen alguna contribución positiva en tu vida, significa que tienes una percepción distorsionada de la realidad.

Emociones como la culpa y la preocupación son cada vez más frecuentes en la sociedad actual. Cada vez es más común observar personas estresadas que se "hunden en un vaso de agua", por situaciones que tal vez, en el prisma de los demás, no son tan graves.

emociones negativas

Comentario: Cabe destacar que una cosa es "ahogarse en un vaso de agua", lo que equivale a dramatizar una situación que quizás no es tan dramática, o bien, preocuparse o sentirse culpable de manera excesiva por algo que quizás no debería provocarnos esos sentimientos. Sin embargo, decir que la culpa o la preocupación no tienen ningún rol positivo en la vida, también es asumir que la vida solamente debería tener emociones positivas y es un tipo de afirmación que podría llevar a más culpa cuando la realidad es que casi todos (si no todos) sentimos emociones negativas alguna vez. Y que estas emociones en cierta medida, son las que nos permiten aprender y crecer. Al respecto, recomendamos leer:

¿Qué son las emociones negativas?

El poder destructor de las emociones negativas se debe principalmente a la influencia que éstas ejercieron en nuestra infancia. Aprendimos desde pequeños, durante el desarrollo de nuestra primera y segunda infancia, que si no nos sentíamos mal por algún error cometido o no nos preocupábamos lo suficiente por el futuro no seríamos capaces de corregir alguna actitud o solucionar algún problema.

Desde pequeños nos enseñaron este tipo de emociones negativas con el fin de instruir nuestra conducta y corregir cierto tipo de comportamientos. Este problema se expresa principalmente en nuestra etapa de madurez, puesto que tanto la culpa como la preocupación pueden ser emociones realmente dañinas para nuestro bienestar emocional, al exponernos a manipulaciones y al caer en conductas auto castigadoras.

Por qué la culpa y la preocupación son emociones negativas

El problema de la culpabilidad y la preocupación reside principalmente en que desperdiciamos todos nuestros momentos presentes castigándonos por cosas que ya sucedieron o que queremos que sucedan en el futuro. A causa de este tipo de pensamiento negativo, nuestra capacidad de disfrute y conexión con la vida queda gravemente mermada.

A pesar de que ambas emociones tienen como teórico fin ayudarnos a corregir comportamientos o a buscar posibles soluciones a problemas, ambas cumplen también con un propósito inútil en nuestra vida, puesto que solo logran mantenernos inmovilizados ante una adversidad. Este tipo de "inmovilización" se puede observar tanto en conductas culpabilizadoras como en sentimientos de ansiedad o miedo ante un posible suceso.

Una sociedad que nos aboca a la preocupación constante

La sociedad actual se encuentra llena de personas que se sienten mal por algo que no deberían haber hecho, o se encuentran estresados por cosas que podrían llegar a suceder.

Con la culpa a cuestas, se sienten abrumadas por alguna actitud del pasado. mientras que con la preocupación se sienten ansiosos por cosas que aún no han sucedido y que, para más inri, es probable que nunca lleguen a suceder.

Lo más probable es que tú, querido lector, te encuentres en esta misma situación en algunas ocasiones. Si te sientes frecuentemente atrapado por alguna de estas emociones, es necesario trabajar con ellas para poder empezar a construir el futuro dejando estas emociones negativas y paralizantes al margen.

Cómo eliminar el sentimiento de culpa

Empezar a ver el pasado como algo que no puede cambiarse, sin importar cómo te sientas al respecto de él, es algo fundamental para eliminar este tipo de emociones negativas. Puedes utilizar frases como: "Mi sentimiento de culpa no va a cambiar o mejorar nada de lo que sucedió" puesto que ningún sentimiento que implique castigarte podrá lograr algún cambio positivo en tu actitud o en tu vida actual.

Si quieres un cambio significativo en la manera en que respondes ante las manipulaciones culpabilizadoras de tu pensamiento, comienza por incorporar a tu vida las siguientes estrategias liberadoras de culpa.

1. Acepta tu comportamiento sin castigarte por ello

Vive plenamente el momento presente y luego busca alguna solución constructiva. Optar por sentirte culpable y auto castigarte por lo sucedido no solucionará nada ni tampoco asegurará que tu comportamiento vaya a cambiar. En el mejor de los casos, obtendrás una solución "parche" que no tardará en esfumarse.

2. Fíjate momentos adecuados para ocuparte de tus asuntos y obligaciones

Pregúntate qué es aquello que has estado evitando, reflexiona sobre si tu sentimiento de culpa es producido por estar evitando alguna situación o alguna responsabilidad, ¡Y ocúpate de ello!

3. Haz valer tu posición de no auto castigarte

Si algún individuo tiene alguna posición contraria a la tuya e intenta manipularte por medio de la culpa, empieza por respetar tu posición de no optar por sentimientos inútiles que impliquen auto castigarse y reflexiona de manera constructiva sobre si tu actitud tiene algún propósito o solo te está perjudicando.

4. Comienza por aceptar cosas en ti mismo que puede que no le agraden a los demás

Recuerda que es imposible satisfacer a todo el mundo, tu comportamiento no tiene por qué ser catalogado como malo o bueno según la opinión del resto. Fija como prioridad tu felicidad y armonía antes que la aceptación externa.

5. Toma nota de todas las situaciones que te hacen sentir culpable

Puedes anotar el porqué, el cuándo y el quién de la situación, para luego analizar y determinar si es que efectivamente debes de realizar algún cambio en tu actitud.

Cómo eliminar la preocupación

Para eliminar la preocupación, comienza por cambiar tu percepción sobre el futuro. Deja de percibirlo como algo sobre lo que debas estar pendiente todo el tiempo, así te alejarás de los pensamientos obsesivos que solo te reportan ansiedad y miedo.

Puedes utilizar frases como: "Solo lo que haga en el presente podrá determinar mi futuro". Si aplicas esta máxima, verás qu es absurdo preocuparse por cosas que aún no han sucedido, sobre todo si nos privan de vivir el momento presente.

Permítete emplear las siguientes estrategias para liberarte de tus sentimientos de preocupación y comenzar a ocuparte de tu vida.
  • Empieza por encargarte del problema cuando sientas la necesidad de preocuparte por una situación: el mejor antídoto para sanar la preocupación es la acción.
  • Reconoce lo incoherente que resulta preocuparse por cosas que aún no han sucedido, hazte frecuentemente la pregunta: ¿Cambiará algo el hecho de que esté preocupado? ¿A pesar de lo que pueda suceder, podré seguir haciendo cosas valiosas por mí y los demás?
  • Permítete periodos cada vez más cortos para sentirte preocupado: podemos empezar realizar tres sesiones de 10 minutos al día para sentirnos preocupados. Cabe recordar que debemos hacer lo posible por sentir preocupación solo en los momentos establecidos.
  • Realiza una lista de todas las preocupaciones de ayer, la semana pasada o el año anterior: puedes verificar esta lista para convencerte de que tus preocupaciones muchas veces no eran tan graves, ya que a pesar de todo hoy sigues vivo. Observa cómo en cada situación fue la ocupación la que logró construir una solución, mientras que la preocupación no tuvo ningún efecto positivo.
¿Por qué nos enseñaron estas emociones negativas?

La principal razón por la cual se nos enseñaron emociones negativas como la culpa o la preocupación se debe en gran medida a nuestros valores culturales, puesto que se considera como algo "inapropiado" no sentirse mal y no castigarse por nuestros problemas.

Todo este legado cultural se relaciona con la importancia que le damos a nuestros problemas, puesto que nuestra cultura se nos enseña que, si realmente nos importa una persona o algún asunto en concreto, debemos demostrar nuestro interés sintiéndonos culpables por una actitud "mala" que hayamos tenido, o exponiendo nuestra preocupación para demostrar nuestro cariño.

Es como si nos enseñaran que el exponer nuestro dolor y malestar emocional fuera un requisito fundamental para mostrar afecto e importancia hacía demás.