¿Qué se necesita para ser realmente feliz? Hay quienes dicen que la felicidad es el resultado de un condicionamiento pavloviano, en el que el esfuerzo alcanza recompensas como el dinero, sexo, diversión, amor, comida, placer; otros, que la felicidad reside en las dosis adecuadas de serotonina, epinefrina y endorfinas después de la explosión de sensaciones corporales y emociones psíquicas; y unos pocos, que diferencian entre el éxtasis de placer, aquella que puede volverse en adicción y evasión de la realidad, y la felicidad, esta que se queda a largo plazo pese a no ser exuberante en su sentir. La realidad es que en cada definición de felicidad existe la solución a numerosos tratamientos enfocados en la salud mental de las personas.


altruismo
De acuerdo con estudio publicado en Journal of Positive Psychology, la felicidad prolongada, la menos intensa pero con mayor impacto en la estructura mental y cerebral de un individuo, es la clave para prevenir depresión en adolescentes. En palabras Emily Esfahani Smith, autora de la investigación:
La felicidad sin un significado caracteriza una vida egoísta, narcisista y relativamente oscura, en la cual las cosas pueden ir bien, las necesidades y el deseo son fáciles de satisfacer, y las dificultades son evadidas. Y mientras que la felicidad sin significado es una emoción que se siente en el aquí y en el ahora, que eventualmente desaparece, como todas las emociones lo hacen, una felicidad con significado, es duradera. Se conecta entre el pasado, el presente y el futuro.
Pero, ¿qué es siquiera una felicidad con significado? Aristóteles en su momento distinguió la felicidad en hedonia - el placer inmediato mediante estímulos corporales - y en eudaimonia - el placer con significado de ayudar a otros - . Desde entonces la bibliografía tanto médica como psicológica ha demostrado que la eudaimonia tiene la capacidad de proveer una vida bien vivida dentro de los límites adecuados. Esto sucede debido a que la eudaimonia - también llamada actualmente como altruismo - activa el estriado central del cerebro, el centro de las recompensas, elevando los niveles de serotonina y, a su vez, reduciendo el riesgo de recaídas asociadas con depresión, ansiedad y bipolaridad.

Esto quiere decir que a diferencia del placer hedónico, el placer eudaimónico se ha correlacionado con la disminución significativa de depresión en un corto, mediano y largo plazo. Pues no sólo la provee una mayor consciencia en la toma de decisiones, también una mayor estabilidad psicoemocional en torno al autoconcepto y a los estímulos del exterior.

De alguna forma, la felicidad eudaimónica que se activa apoyando a la familia, realizando voluntariados a personas o animales necesitados, entre otras actividades, puede convertirse en una herramienta útil para tratamientos de trastornos mentales tanto para adolescentes como para adultos; en una manera de realizar la conexión adecuada entre cuerpo y mente, elevando al espíritu hacia la trascendencia.