Es posible que estén preparando la "tormenta perfecta" para el otoño. Aún se desconoce si la temporada de influenza terminará desarrollando un resurgimiento de brotes de SARS-CoV-2, o incluso un nuevo SARS-CoV-3. Existe la posibilidad de que la vacuna para la influenza podría aumentar el riesgo de que las personas contraigan otras infecciones virales.
influenza vaccine flu shot
En un artículo publicado el 12 de junio de 2020 en la revista Science, Michael Osterholm, virólogo y director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota en Minneapolis, y Edward Belongia, director del Centro de Epidemiología Clínica y Salud de la Población en Marshfield Clinic Research Institute en Marshfield, Wisconsin, escriben lo siguiente:
"Existen diferencias importantes en la epidemiología del COVID-19 y la influenza estacional, pero los síntomas coinciden. La perspectiva de un resurgimiento del COVID-19 requiere planificación para garantizar la entrega de vacunas contra la influenza a principios del otoño.

Aún se desconoce el momento de vacunación contra la influenza en personas con COVID-19 confirmado. No hay estudios clínicos sobre los efectos de la vacuna para la influenza en personas con COVID-19, pero podría ser prudente retrasar la aplicación de la vacuna hasta que la enfermedad se haya resuelto.

Es posible que los casos de COVID-19 e influenza aumenten entre el 2020 y el 2021. Aún no lo sabemos, pero debemos prepararnos en los próximos meses".
La "información falsa" se basa en las publicaciones científicas

Osterholm y Belongia enfatizan que hay "información falsa de que la vacuna contra la influenza aumenta el riesgo de infección por SARS-CoV-2" promovida por Judy Mikovits, y que "los científicos, los proveedores de atención médica y los líderes de salud pública deben contrarrestar estas afirmaciones con información clara y con base en pruebas sobre la importancia de la vacuna contra la influenza durante la pandemia del COVID-19".

Pero esta supuesta "información falsa" no es un rumor de la nada. Como suele ser el caso, Osterholm y Belongia en realidad están insultando a sus compañeros virólogos e investigadores cuando consideran que dichas afirmaciones son falsas, al ver cómo hay investigaciones publicadas que muestran que la vacuna para la influenza podría empeorar los resultados durante las pandemias virales.

Si Osterholm y Belongia quisieran ser claros, deberían analizar los estudios utilizando métodos y razonamientos científicos y no descartarlos como información inventada.

El hecho de que los estudios revisados por expertos hayan llegado a la conclusión de que la vacuna contra la influenza podría aumentar el riesgo de contraer una enfermedad pandémica más grave, necesita mayor consideración y revisión.

Sin embargo, no me sorprende ver cómo Osterholm parece ignorar la realidad de las publicaciones científicas. En una entrevista del 10 de marzo de 2020 con Joe Rogan, en la que surgió el origen del SARS-CoV-2, Osterholm afirmó que "no es posible haber creado un virus como este para hacer lo que está haciendo, ya que no tenemos la imaginación o el conjunto de habilidades para hacerlo".

Esto no concuerda con la realidad. La investigación publicada demuestra que tenemos la tecnología, el conocimiento y la "imaginación" para crear el SARS-CoV-2.

La vacuna contra la influenza aumentó el riesgo pandémico de H1N1

Entonces, ¿cuál es el sustento de estas afirmaciones? Entre las investigaciones que plantean serias dudas sobre las vacunas para la influenza y su impacto en las enfermedades virales se incluye una revisión de 2010 de PLOS Medicine, dirigida por el Dr. Danuta Skowronski, un experto canadiense en influenza del Centro para el Control de Enfermedades en British Columbia, que encontró que la vacuna aumentó el riesgo de que las personas contraigan la gripe porcina H1N1 y desarrolle episodios más graves de enfermedad.

Las personas que recibieron la vacuna para la influenza entre el 2008 y el 2009 tuvieron una probabilidad 1.4 y 2.5 veces mayor de infectarse con el virus H1N1 en la primavera y el verano del 2009 que las que no recibieron la vacuna contra la influenza estacional.

En total, se encontraron resultados idénticos en cinco estudios de observación realizados en varias provincias canadienses. Estos hallazgos también confirmaron datos preliminares de Canadá y Hong Kong. Como el profesor australiano experto en enfermedades infecciosas Peter Collignon le explicó a la red de televisión y radio estadounidense ABC News en ese momento:
"Se dispone de algunos datos que sugieren que si te pones la vacuna estacional obtienes una protección menos amplia que si contraes una infección por la vía natural.

Es posible que nos estemos planteando la idea de que, si surge algo nuevo y desagradable, las personas que han sido vacunadas podrían ser más susceptibles en comparación con contraer esta infección de manera natural".
Resultados confirmados del estudio

Para verificar los hallazgos, Skowronski y otros investigadores realizaron un estudio en hurones. Sus hallazgos se presentaron en el evento "2012 Interscience Conference on Antimicrobial Agents and Chemotherapy". Según lo informado por el sitio web MedPage Today:
"Un estudio doble ciego y controlado en animales sugiere que el uso de la vacuna para la influenza estacional empeoró los síntomas después de la exposición a la influenza H1N1. Los hurones vacunados también acumularon títulos de virus pulmonares mucho mayores: 4.96 ufp/ml frente a 4.23 ufp/ml.

'Descubrimos que los hallazgos en los hurones eran congruentes con los estudios previos en humanos', explicó Skowronski y señaló que el experimento utilizó hurones, ya que son considerados como excelentes modelos de infección de la influenza humana.

'En Canadá necesitábamos hacer un seguimiento de esos estudios. Indican algo importante sobre la interacción entre los virus estacionales y pandémicos', explicó.

'Primero, las personas atribuyeron los hallazgos humanos a prejuicios y confusión. Ese es un problema común con los estudios de observación. Nuestros estudios en hurones demostraron que los hallazgos no se podían explicar por motivos de confusión.

Puede haber un efecto directo de la vacuna en el que la vacuna estacional creo algunos anticuerpos de reacción cruzada que reconocieron el virus pandémico H1N1, pero dichos anticuerpos tenían menores niveles y no eran efectivos para neutralizar el virus'', continuó, al explicar que, en lugar de matar el virus, en realidad podría facilitar su ingreso en las células".
La vacuna contra la influenza aumenta el riesgo de infecciones respiratorias

Un estudio publicado en Journal of Virology en 2011 encontró que la vacuna para la influenza estacional podría debilitar el sistema inmunológico de los niños y aumentar las posibilidades de enfermarse de los tipos de influenza no incluidos en la vacuna.

Además, cuando se compararon las muestras de sangre de 27 niños sanos sin vacunar y 14 niños que habían recibido una vacuna anual contra la influenza, se descubrió que el grupo sin vacunar había acumulado de forma natural más anticuerpos en una variedad más amplia de cepas de influenza en comparación con el último grupo vacunado, que es el tipo de situación a la que hace referencia Collignon.

En un estudio de 2012, los niños que recibieron vacunas inactivas para la influenza tenían un riesgo 4.4 veces mayor de contraer infecciones por virus respiratorios distintos a la influenza en los nueve meses posteriores a la inoculación.

Los autores propusieron la teoría de que "al estar protegidos contra la influenza, los receptores de la vacuna inactivada para la influenza podrían carecer de una inmunidad inespecífica que los proteja contra otros virus respiratorios".

La infección natural y la inoculación confieren protecciones diferentes

Entonces, por un lado, los estudios han demostrado que cuando se recibe la vacuna contra la influenza, podría volverse más propenso a la influenza causada por los tipos de virus que no están contenidos en la vacuna u otras enfermedades respiratorias virales, incluidas las infecciones por coronavirus (más sobre esto a continuación).

Por el contrario, los investigadores descubrieron que los resfriados comunes causados por los betacoronavirus OC43 y HKU1 en realidad podrían hacerlo más resistente a la infección por SARS-CoV-2 y que la inmunidad podría durar hasta 17 años.

Los autores sugieren que, si ha vencido un resfriado común causado por un betacoronavirus OC43 o HKU1 en el pasado, podría tener una probabilidad del 50 % de tener células T que puedan reconocer y defenderlo contra el SARS-CoV-2.

Vacunarse contra la influenza podría aumentar el riesgo de infección por coronavirus

Entonces, ¿qué sucede con el SARS-CoV-2? ¿Existe alguna evidencia que sugiera que las vacunas contra la influenza también podrían hacer que las personas sean más susceptibles a este virus? Hasta ahora, nadie ha analizado el SARS-CoV-2 de manera específica, pero hay hallazgos que demuestran que las vacunas contra la influenza estacional pueden empeorar las infecciones por coronavirus en general.

Aunque la vacuna contra la influenza estacional no aumentó el riesgo de todas las infecciones respiratorias, está 'relacionada de manera significativa con un coronavirus no especificado.

El SARS-CoV-2 es uno de los siete coronavirus diferentes que se sabe que causan enfermedades respiratorias en humanos. Cuatro de ellos causan síntomas relacionados al resfriado común: 229E, NL63, OC43 y HKU1.

Además del resfriado común, también se sabe que el OC43 y HKU1, dos de los betacoronavirus más encontrados, causan bronquitis, agravan la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y neumonía en todas las personas. Los otros tres coronavirus humanos, que pueden causar enfermedades respiratorias más graves, son: SARS-CoV, MERS-CoV y SARS-CoV-2.

Un estudio publicado en la edición del 10 de enero de 2020 de la revista Vaccine encontró que las personas que eran más propensas a contraer alguna forma de infección por coronavirus habían sido vacunadas contra la influenza. Como se señaló en este estudio, titulado "Influenza Vaccination and Respiratory Virus Interference Among Department of Defense Personnel During the 2017-2018 Influenza Season":
"Recibir la vacuna contra la influenza podría aumentar el riesgo de otros virus respiratorios, un fenómeno conocido como interferencia viral. Los diseños de estudio con prueba negativa a menudo se utilizan para calcular la efectividad de la vacuna contra la influenza.

El fenómeno de interferencia se contrapone a la concepción básica de la efectividad de la prueba negativa del estudio de la vacuna, que dice que el vacunarse no modifica el riesgo de infección por otros padecimientos respiratorios. Por lo que la efectividad de la vacuna, que está posiblemente sesgada, brinda resultados que se inclinan a un panorama positivo.

Este estudio tuvo como objetivo investigar la interferencia del virus al comparar el estado del virus respiratorio entre el personal del Departamento de Defensa en función de su estado de vacunación contra la influenza. Además, se examinaron los virus respiratorios por separado y su relación con la vacuna contra la influenza".
Aunque la vacuna para la influenza estacional no aumentó el riesgo de todas las infecciones respiratorias, de hecho, estuvo "relacionada con un coronavirus no especificado (lo que significa que no mencionó al SARS-CoV-2) y el metapneumovirus humano" (hMPV).

Aquellos que recibieron una vacuna contra la gripe estacional tenían una probabilidad 36 % mayor de contraer la infección por coronavirus y un 51 % mayor de contraer la infección por hMPV que las personas sin vacunarse.

Es muy revelador ver la lista de síntomas de hMPV, ya que los principales síntomas incluyen fiebre, dolor de garganta y tos. Los adultos mayores y las personas inmunocomprometidas tienen un riesgo mayor de padecer una enfermedad grave por hMPV, cuyos síntomas incluyen dificultad para respirar y neumonía. Todos estos síntomas también se aplican al SARS-CoV-2.

¿Las vacunas contra la influenza aumentaron la mortalidad en Italia?

En una publicación reciente en su blog, el Dr. Michael Murray analiza la posibilidad de que las vacunas contra la influenza estacional podrían haber contribuido a la mortalidad tan elevada por COVID-19 que se observó en Italia. Señala que:
"Las respuestas de la población mayor y la falta de medidas de distanciamiento social lo suficientemente pronto no explican lo que está sucediendo. Mi colega, el Dr. Alex Vasquez, me proporcionó información muy valiosa.

En septiembre de 2019, Italia lanzó un tipo nuevo de vacuna para la influenza. Esta vacuna conocida como VIQCC es diferente a las otras. La mayoría de las vacunas para la influenza disponibles se producen en los huevos embrionados. La vacuna VIQCC se produce a partir de células animales cultivadas en lugar de huevos y, como resultado, estimula más el sistema inmunológico.

La VIQCC también contiene cuatro tipos de virus: 2 virus tipo A (H1N1 y H3N2) y 2 virus tipo B. Parece que esta vacuna estimula el sistema inmunológico de tal manera que aumentó la infección por coronavirus a través de la interferencia del virus que propició el escenario para lo que sucedió en Italia".
¿Vacuna acelerada contra el COVID-19 y vacuna para la influenza al mismo tiempo?

No hace falta decir que tampoco se sabe cuáles podrían ser los efectos si las personas se vacunan contra la influenza y el SARS-CoV-2 en la misma temporada. Ni siquiera sabemos cuáles podrían ser los efectos de la vacuna contra el SARS-CoV-2, aunque todas las vacunas contra el coronavirus han provocado una enfermedad más devastadora y un mayor riesgo de muerte.

Los resultados preliminares del ensayo de Fase 1 de Moderna demostraron que la vacuna (ARNm-1273) causó efectos secundarios sistémicos en el 80 % de las personas que recibieron la dosis de 100 microgramos (mcg).

Los efectos secundarios incluyeron desde fatiga (80 %), escalofríos (80 %), dolor de cabeza (60 %) y mialgia o dolor muscular (53 %). Después de la segunda dosis, todas las personas en el grupo de 100 mcg experimentaron efectos secundarios.

Es importante considerar que, a diferencia de la vacuna contra la influenza, la vacuna contra el coronavirus tendrá una segunda dosis y lo más probable es que se recomiende de manera anual, al igual que la vacuna contra la influenza.

Se dividió a las 45 personas en tres grupos de 25 mcg, 100 mcg y 250 mcg, con 15 participantes en cada uno. Incluso en el grupo de menores dosis, una persona (6 %) se enfermó tanto que necesitó atención médica de emergencia. En el grupo de dosis alta (250 mcg), el 100 % de las personas sufrieron efectos secundarios después de la primera y la segunda dosis, y tres de ellas sufrieron "uno o más eventos graves".

Es importante considerar que se trataba de personas sanas de entre 18 y 55 años, que no padecían sobrepeso, no fumaban y no tenían antecedentes familiares de problemas respiratorios o convulsiones. Se excluyeron a las personas con asma, diabetes, artritis reumatoide u otras enfermedades autoinmunes.

¿Qué podría suceder cuando se administra una vacuna, que envía a personas sanas al hospital, a personas mayores o personas con problemas de salud graves? Luego, añada la posibilidad de ser más propenso a enfermedades respiratorias por recibir la vacuna para la influenza estacional. El resultado final parece bastante obvio y no será nada bueno.

He escrito muchos artículos que indagan la poca eficacia de las vacunas contra la influenza y varios más sobre los posibles problemas que enfrentamos debido a las vacunas de ARNm contra el COVID-19. Con suerte, la cordura y el pensamiento lógico surgirán antes de que sea demasiado tarde, pero ahora, parece que vamos encaminados hacia un desastre.

Solo queda defender nuestro derecho a elegir, a optar por no participar y a luchar contra los mandatos de vacunas dondequiera que aparezcan, sin importar la vacuna en cuestión, porque los precedentes anteriores permiten que el gobierno continúe imponiendo cada vez más vacunas peligrosas.