Traducido por el equipo de Sott.net

El año pasado, los medios de comunicación occidentales y políticos de alto rango discutieron activamente la posibilidad de que las tropas rusas utilizaran armas atómicas en Ucrania. Incluso se especuló sobre la probabilidad de que estallara una guerra nuclear. Sin embargo, podría decirse que el riesgo es probablemente mucho mayor del otro lado de las barricadas.
atomic bomb explosion
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Historia atómica de Ucrania

Ucrania fue un estado nuclear tras el colapso de la URSS, cuando aún quedaban en el país 1.700 ojivas atómicas activas. Sus políticos de entonces tuvieron la prudencia de abandonar este estatus. Las armas fueron trasladadas a Rusia bajo control internacional y sus sistemas vectores fueron destruidos. Los silos de misiles de Ucrania, a excepción de uno que ahora es un museo cerca de Kiev, fueron destruidos, mientras que sus bombarderos estratégicos capaces de transportar armas nucleares fueron transferidos a Rusia o destruidos.

A pesar de ello, seguía habiendo muchos especialistas nucleares en Ucrania, ya que en Járkov se investigaba la fisión nuclear desde los años treinta. Además, durante los años soviéticos se construyeron cinco centrales nucleares en Ucrania: Zaporozhye, Rovno, Khmelnitsky y Ucrania del Sur, así como la tristemente célebre Chernóbil, donde un accidente en una unidad de energía provocó una explosión que esparció lluvia radiactiva por toda Europa.

Además, en un yacimiento de la región ucraniana de Kirovograd se extrae uranio, que se enriquece en una planta de la ciudad de Zheltye Vody. En la década de 2010, hubo planes con la rusa Rosatom para construir una planta en Ucrania que produciría combustible para centrales nucleares. Sin embargo, estos se abandonaron tras el golpe de Maidán en 2014, cuando el país adoptó una postura adversa a Rusia.

En la actualidad, tres de las cinco centrales nucleares originales de Ucrania siguen bajo su control. Chernóbil, que siguió generando electricidad incluso después del accidente de 1986, fue finalmente desmantelada en 2020, mientras que Zaporozhye, la mayor central nuclear de Europa, está custodiada por tropas rusas desde el año pasado. Actualmente está siendo gestionada por Rosatom, pero no produce electricidad, en gran medida por razones de seguridad. Esto se debe a los ataques regulares con cohetes y artillería de las tropas ucranianas, que han dañado numerosos equipos auxiliares.

Presiones para recuperar las armas nucleares

Cabe señalar que no todo el mundo en Ucrania se alegró de que el país renunciara a sus armas nucleares. A menudo, los políticos ucranianos no han logrado ocultar que su sueño de volver a poseer armas nucleares no está tan relacionado con la seguridad de su país como con el deseo de dictar su voluntad al resto del mundo. Los nacionalistas radicales ucranianos estaban especialmente descontentos con el abandono del estatus nuclear del país, y muchos de sus manifiestos contienen una cláusula pidiendo que este se restablezca.

Por ejemplo, "el retorno de las armas nucleares" se cita específicamente como un objetivo en el párrafo 2 de la sección Doctrina Militar de la declaración programática de la organización Patriota de Ucrania, mientras que el párrafo 7 de su sección Política Exterior dice: "El objetivo final de la política exterior ucraniana es la dominación mundial". Patriota de Ucrania fue creada en 2014 por el notorio Andrey Biletsky, que la formó basándose en la ideología del neonazi Batallón Azov y que ya en 2007 había soñado con que Ucrania poseyera armas nucleares.

En 2009, el Consejo Regional de Ternopil, dominado entonces por el partido neonazi Svoboda de Oleg Tianibok (llamado Partido Social-Nacional hasta 2004), pidió que el presidente, el primer ministro y el jefe de la Rada Suprema de Ucrania "pusieran fin al Memorando de Budapest de 1994 y restablecieran el estatus nuclear de Ucrania".

El anhelo de Ucrania por una bomba atómica aumentó especialmente después de febrero de 2014. En una entrevista con USA Today en marzo de ese año, el diputado ucraniano Pavel Rizanenko calificó de "gran error" la adhesión de Ucrania al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Y esa no era sólo la opinión de un diputado. Apenas unos días después, representantes de los partidos Batkivshchyna, liderado por la ex primera ministra Yulia Timoshenko, y UDAR, encabezado por el actual alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko, incluyendo al secretario de la Comisión parlamentaria de Seguridad Nacional y Defensa, Sergey Kaplin, presentaron un proyecto de ley sobre el retiro del tratado de no proliferación. Kaplin afirmó que Ucrania podría crear armas nucleares en sólo dos años porque ya tenía casi todo lo necesario: El material de fisión, los equipos (excepto las centrifugadoras), la tecnología, los especialistas e incluso los vectores. En septiembre del mismo año, el ministro de Defensa de Ucrania, Valery Geletey, también expresó el deseo de desarrollar armas nucleares.

En diciembre de 2018, el antiguo representante de la misión ucraniana ante la OTAN, el general de división Pyotr Garashchuk, anunció la posibilidad real de que Ucrania creara sus propias armas nucleares. En 2019, Aleksandr Turchinov, que usurpó el poder en Ucrania en febrero de 2014, calificó de "error histórico" la renuncia de Ucrania a las armas nucleares. Tras él, en abril de 2021, el embajador ucraniano en Alemania, Andrey Melnik, declaró que si Occidente no ayudaba a Ucrania en su enfrentamiento con Rusia, el país pondría en marcha un programa nuclear y crearía una bomba atómica. Y el 19 de febrero de 2022, antes del inicio de la operación militar especial de Rusia, el presidente ucraniano, Vladimir Zelensky, anunció en la Conferencia de Seguridad de Múnich que Ucrania tiene derecho a abandonar el Memorando de Budapest, que proclamaba la desnuclearización del país.

Quizá la declaración más llamativa de un político ucraniano fue la de David Arakhamia, jefe de la facción parlamentaria gobernante en el parlamento ucraniano, Siervo del Pueblo. "Podríamos chantajear al mundo entero, y nos darían dinero para el mantenimiento (de las armas nucleares), como ocurre ahora en muchos otros países", dijo a mediados de 2021.

Abanico de Posibilidades

¿Es Ucrania técnicamente capaz de crear una bomba atómica? Absolutamente. Sí, enriquecer uranio-235 hasta la pureza necesaria para desencadenar una reacción en cadena costaría mucho, sobre todo para crear centrifugadoras que separen los isótopos. Sin embargo, aunque esta puede ser la forma más eficaz de separar isótopos, no es la única. Las primeras bombas estadounidenses lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki se crearon sin utilizar esta tecnología.

Además, no hay que olvidar que no sólo existen bombas de uranio, sino también de plutonio. Para sintetizar este elemento químico se utilizan reactores realimentados, la mayoría de las veces con tecnología de reactor de agua pesada, y los reactores de investigación son capaces de producir plutonio apto para armas. Actualmente existe una instalación de investigación nuclear en el Instituto de Física y Tecnología de Járkov, y un reactor VVR-M apto para la producción de plutonio en el Instituto de Investigación Nuclear de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, en Kiev. Hasta marzo de 2022, existía en Járkov una instalación construida por Estados Unidos que podía producir isótopos irradiando los materiales de partida con un potente flujo de neutrones, lo que también podía utilizarse para desarrollar materiales fisibles para una bomba.

Instalación nuclear "Fuente de Neutrones"

Además, Ucrania tiene capacidad técnica para crear un arma nuclear basada en uranio-233, en lugar del uranio-235 que se utiliza habitualmente. Una bomba similar fue probada por EEUU en 1955 durante la Operación Teapot, y su potencia era comparable a la de la bomba Fat Man que destruyó la ciudad japonesa de Nagasaki. Para obtener uranio-233 basta con sustituir uno de los elementos combustibles de un reactor de central nuclear convencional por un cassette de torio-232, cuyo suministro se encuentra cerca de Mariupol, ciudad que fue ferozmente defendida por los nacionalistas ucranianos del regimiento Azov a principios de este año.

Hay otro indicio indirecto de que tanto armas nucleares de uranio como de plutonio han sido desarrolladas en secreto bajo la dirección de las autoridades post-Maidán. A principios de 2021, Ucrania prohibió completamente la exportación de combustible nuclear gastado (SNF) a Rusia, tal y como exigía un acuerdo sobre su suministro por parte de Rosatom. El SNF, entre otras cosas, es una fuente de plutonio apto para armas, que puede aislarse de las células de combustible que han estado en el reactor de una central nuclear.

La energía nuclear al borde del desastre

Igual de peligrosa es la política nuclear del gobierno ucraniano.

Ucrania heredó de la URSS cinco centrales nucleares con 18 reactores activos. Tres de ellos, situados en la central nuclear de Chernóbil, fueron desmantelados en 2000. Cinco de los seis reactores de la central nuclear de Zaporozhye, tres de los cuatro reactores de la central nuclear de Rovno, uno de los dos reactores de la central nuclear de Khmelnitsky y los tres reactores de la central nuclear de Ucrania del Sur han superado su vida útil original y han recibido prórrogas de su vida operativa por otros 10 a 15 años. En ocasiones, las prórrogas de licencia se han concedido infringiendo la normativa vigente, ya que, después de 2015, la Inspección Estatal de Regulación Nuclear de Ucrania dejó de cooperar con proveedores rusos y no ha revisado las vasijas de los reactores, que se vuelven quebradizas tras una exposición prolongada a la radiación neutrónica. Ya en 2015, expertos independientes observaron el estado crítico del reactor 1 de la central nuclear del Sur de Ucrania, cuya vida útil, sin embargo, ha sido prolongada hasta 2025.

La Unión de Veteranos de la Energía y la Industria Nucleares de Ucrania envió una carta de advertencia al Gobierno en abril de 2020, argumentando que el sector de la energía nuclear del país se enfrentaba a una "situación amenazadora", que, según los autores de la carta, bien podría dar lugar a "un nuevo Chernóbil."

La falta de responsabilidad, que condujo a la catástrofe de 1986, no se limita a descuidar el estado técnico de los reactores, que no son supervisados ni mantenidos adecuadamente por sus promotores. Durante el gobierno del presidente Viktor Yushchenko, se tomó la decisión de sustituir algunas de las varillas de combustible estándar de los reactores ucranianos por ensamblajes combustibles sin licencia suministrados por Westinghouse Electric Company. En 2012, ese experimento condujo a una parada de emergencia del reactor 3 de la central nuclear del sur de Ucrania, después de que los ensamblajes combustibles de Westinghouse resultaran dañados debido a las características de diseño específicas de las falsificaciones estadounidenses.

Que los ensamblajes de combustible fabricados por Westinghouse tienden a funcionar mal en los reactores de diseño soviético no fue una novedad. Han causado repetidas emergencias en centrales nucleares de Finlandia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia, pero eso no disuadió a los dirigentes ucranianos. Ni siquiera las pérdidas de unos 175 millones de dólares causadas por el uso de ensamblajes no estándar persuadieron a Ucrania de no llevar a cabo experimentos arriesgados con sus activos nucleares.

El nuevo gobierno "revolucionario", que llegó al poder en 2014, se sumergió rápidamente en sus propios experimentos con la energía nuclear junto con Westinghouse, que sufría dificultades financieras. Para la empresa, que se declaró en quiebra en 2017, el mercado ucraniano podría haber sido un salvavidas muy necesario; sin embargo, no fue así, porque una vez más salió a la luz que los ensamblajes de combustible falsificados eran peligrosos para los reactores de tipo VVER. Las emergencias en las centrales nucleares ucranianas se convirtieron en un acontecimiento rutinario y, no obstante, los ensamblajes Westinghouse representaban el 46% de todo el combustible nuclear utilizado en Ucrania a finales de 2018.

Estos arriesgados experimentos fueron más allá del uso de elementos combustibles no estándar. En otoño de 2014, Kiev envió órdenes directas de aumentar la producción de electricidad en la central nuclear del sur de Ucrania entre un 5 y un 7%. Para lograrlo, tres reactores VVER-1000 debían funcionar en "modo de aceleración controlada", y se desarrolló un completo algoritmo por parte de ingenieros ucranianos y británicos. Fue este tipo de experimento el que provocó la explosión de la central nuclear de Chernóbil en 1986. Una catástrofe potencial sólo pudo evitarse gracias a una "huelga italiana" organizada por el personal de la central nuclear, que se negó a cumplir órdenes ajenas. Esto podría haber sido lo que el ex Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, quiso decir cuando afirmó: "A petición ucraniana, hemos enviado un pequeño equipo de expertos civiles a Ucrania para ayudar a los ucranianos a mejorar la seguridad de sus centrales nucleares civiles."

La "oportunidad revolucionaria" se utilizó como pretexto para un éxodo masivo de ingenieros nucleares experimentados de las centrales nucleares ucranianas. Como dijo la diputada ucraniana Viktoria Voytsitska en 2018, literalmente todas las categorías de trabajadores estaban pensando en abandonar las centrales nucleares ucranianas, desde conductores de máquinas de vapor y aparejadores hasta ingenieros que controlaban reactores y otros equipos de alta tecnología.

Después de que las fuerzas rusas asumieran el control de la central nuclear de Zaporozhye, esta se convirtió en blanco de incesantes bombardeos ucranianos, a veces con el uso de sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple de fabricación occidental, artillería pesada y drones de ataque. La central sufrió importantes daños y se vio obligada a dejar de generar electricidad debido a la destrucción de equipos auxiliares y a la amenaza que se cernía sobre los propios reactores. Al mismo tiempo, una misión del OIEA "no pudo" establecer quién estaba disparando contra el emplazamiento nuclear, donde había soldados rusos.

Mientras los medios de comunicación occidentales estaban ocupados avivando la histeria sobre el posible uso de armas nucleares tácticas por parte de Rusia en Ucrania, se supo que Ucrania estaba supuestamente tramando una provocación de exactamente esa naturaleza. Según los servicios de inteligencia rusos, en octubre de 2022, el Grupo de Minería y Enriquecimiento del Este de la ciudad de Zheltye Vody y el Instituto de Investigación Nuclear de Kiev se encontraban en las fases finales del desarrollo de una bomba sucia bajo las órdenes del gobierno ucraniano. Una fábrica de misiles de Dnepropetrovsk construyó un modelo del misil ruso Iskander, que debía llevar una carga radiactiva y ser "derribado" sobre la zona de exclusión de Chernóbil. El objetivo era acusar a Rusia de utilizar armas nucleares y empujar a la OTAN a tomar represalias. En otras palabras, iniciar una guerra nuclear en Europa.

Todos estos hechos indican que la Ucrania actual es sin duda una amenaza real para la seguridad nuclear, no sólo en Europa, sino a escala mundial. Tiene todo lo que haría falta, desde personas irresponsables a cargo de la protección y seguridad de los emplazamientos nucleares, hasta las capacidades técnicas.