La idea del expresidente uruguayo, José Mujica, de crear un himno y una bandera de América Latina podría facilitar la creación de una "una identidad" latinoamericana, como hizo la Unión Europea desde su nacimiento, dijo a Sputnik el analista Sergio Pascual. El analista Carlos Luján imagina una "confederación con autonomías".
Celac
© AP Photo / Victor R. Caivano
La propuesta del expresidente uruguayo José Mujica de crear un himno y una bandera que identifique a toda América Latina no es algo menor y podría ser crucial para consolidar la integración latinoamericana, según coinciden analistas consultados por Sputnik.

Para el analista político español Sergio Pascual, este tipo de ideas "no están exclusivamente en el campo simbólico" porque requieren, en la práctica, "un nivel de acuerdo muy importante en el campo político".

Pascual recordó que la región ya ha logrado avances importantes "como el Mercosur en lo económico o la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en lo jurídico", que podrían consolidarse aún más con entretejidos "culturales e históricos que permitirían avanzar en ese campo simbólico, concretando lo que sería un gran acuerdo político".

Carlos Luján, politólogo uruguayo especializado en política internacional, coincidió en que avanzar en este tipo de acciones "no es algo anecdótico" y puso como ejemplo el "sentimiento europeo" fomentado con la creación de la Unión Europea en noviembre de 1993.

"La construcción de la identidad es algo muy caro a la política internacional", afirmó, destacando cómo muchos ciudadanos de países europeos pueden sentirse "europeos" más allá de su identidad nacional.

Pascual recordó que en Europa logró "construir una ciudadanía europea que no existía antes de que se aprobara la libre circulación en el espacio Schengen o de que hubiera una moneda única".

Tanto Pascual como Luján remarcaron la importancia de que el bloque europeo haya creado un gobierno propio como la Comisión Europea y un representante en materia de política exterior y seguridad, cargo que actualmente recae en el español Josep Borrell.


Ese proceso, claro está, puede ser más complejo en América Latina, un territorio de más de 19 millones de kilómetros cuadrados, casi el doble de la extensión de Europa. Para Luján, el proceso de integración cambia si "se toma solo a Sudamérica o si se incluye también a México y el Caribe", caso en el que la importancia de México podría rivalizar con el poderío de Brasil como potencia excluyente sudamericana.

Pascual reconoció que el proceso de integración debe tomar en cuenta las "diferentes dinámicas" que imperan en la región, ya que "no tiene nada que ver el Cono Sur con el Caribe". De todos modos, el español consideró que América Latina "tiene más terreno avanzado que el que tenía la Unión Europea cuando arrancó" y que puede aprovechar "una ventaja crucial" que tiene con respecto a Europa: "el idioma y la historia común".

La Celac y la idea de las "diferentes velocidades"

Mientras Mujica prepara un documento que pretende presentar a los presidentes de la región, los actuales mandatarios latinoamericanos se preparan para un nuevo encuentro de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que se desarrollará en Buenos Aires y bajo la presidencia pro tempore de Argentina.

El encuentro llega a complementar un proceso de institucionalización de la Celac relanzado por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, durante su turno al frente del bloque y servirá como una instancia para que los países latinoamericanos avancen en darle una mayor institucionalidad al foro regional.

"Hoy en día la Celac quizás sea el instrumento más adecuado, en tanto es la organización en la que se encuentran todos los países latinoamericanos y del Caribe y que no tiene un sesgo territorial, como el Mercosur o la Comunidad Andina, o político-ideológico como le acabó pasando a la Unasur", reflexionó Pascual.

El español valoró que la Celac ya cuenta con cierta organización y reconocimiento, pudiendo aportar "unas mínimas reglas para el discurso, una norma para saber quién toma la palabra y una forma de convocarse" que pueden servir como punto de partida.

Luján, por su parte, imagina el funcionamiento de la integración latinoamericana "más como una confederación" que bien pueda compartir "una bandera y un himno, pero con autonomías de sus miembros".

El analista uruguayo elogió uno de los planteos de Mujica en ese sentido: dejar atrás la necesidad de resolver todo con unanimidad de miembros. "Si tienes cuatro comensales es posible ponerse de acuerdo en qué vas a comer y si tienes nueve se empieza a complicar, pero si tenés 32 la complejidad del consenso es exponencial", graficó.

Así, el experto consideró que hay varios tipos de arreglos institucionales que pueden sustituir a la idea de consenso, como "mayorías amplias" o "mayorías calificadas" según los temas a tratar. Al respecto, ejemplificó que "no tendría sentido que un tema amazónico se trancara porque Argentina, que no tiene selva, se opusiera".

Pascual valoró la idea de Mujica de habilitar "diferentes velocidades" en la negociación, permitiendo que los diferentes países se adhieran a determinadas medidas a su tiempo. En ese sentido, recordó que "la Unión Europea también tuvo ritmos de adhesión, ya que España y Portugal se adhirieron mucho más tarde que Bélgica y Luxemburgo, por ejemplo".