Jamás un perro aullará en el mismo tono que su compañero.
El comportamiento del perro cuando escucha música puede ser variable.Científicamente los perros saben diferenciar tonos musicales, aunque para ellos la música compuesta por el ser humano cae en la categoría de "chillidos".
Sin embargo, y como era de esperarse, un perro expuesto a la música de Vivaldi lo calma y "apapacha", mientras la música de Metallica y los otros degenerados del rock lo inquietan y hacen aullar.
Pero vayamos por partes: al final de todo la música es simplemente una serie de tonos y escalas arregladas y dispuestas a esos tonos.
En 1980 el compositor Kirk Nurock estrenó su obra Howl (Aullido), una pieza musical para 20 voces y 3 perros. Nurock, además de ser pianista de Dizzy Guillespie, es un reconocido maestro terapeuta de la Universidad de Julliard.
Entre sus obras se encuentra la afamada Sonata for Piano and Dog (1983) y Expedition (1984), un arreglo para Jazz Trio y un Siberian Husky donde hace evidente que los perros escuchan y comprenden tonos musicales. Estudios anteriores lo habían demostrado con manadas de lobos (escuchar aquí: Songs and sounds of the wolves).
Jamás un perro aullará en el mismo tono que su compañero. Teniendo un sentido del tono el perro en turno se acomodará aullando tantito arriba o debajo de su contraparte, pero nunca al unísono.
Su comportamiento cuando escuchan música puede ser variable, y pueden dar su opinión al respecto. El compositor Richard Wagner tenía en su estudio una silla especial para su Cocker Spaniel, Peps, quien definitivamente dio su opinión en los motivos musicales de la ópera Tannhauser (1843) e hizo cambiar a su compositor de tono a un Mi Mayor, una modalidad definitivamente relacionada con el sentimiento de amor y salvación.