
La mascota llevaba más de tres décadas viviendo en una caja de cartón dentro de una habitación cerrada
La trágica desaparición del animal, llamado Manuela, se produjo cuando los Almeida reformaron su hogar hace más de tres décadas. Ese día, los albañiles cometieron el error de dejar la puerta de la casa abierta, por lo que la familia consideró, después de buscar durante varios días a la tortuga, que se había escapado aprovechando el despiste de los trabajadores.
Sin embargo, lo que no sabían era que Manuela se había escondido en la habitación del padre de familia: Leonel, cuyo cuarto casi nunca se abría por contener una gran cantidad de basura. «No entrábamos porque todo lo que mi padre pensaba que podía arreglar lo recogía y lo traía a casa», afirma Lenita, una de sus hijas.
Toda cambió hace pocas semanas tras la muerte de Leonel. En ese momento, sus hijos consideraron que debían limpiar el cuarto y, mientras sacaban decenas de cajas y cajas hacia un contenedor, se encontraron a Manuela agazapada dentro de la caja de un tocadiscos.
«Un vecino me preguntó si estaba tirando la tortuga, bajé la mirada y la vi, me quedé blanco», afirma Leandro, otro miembro de la familia. No había duda, Manuela había conseguido sobrevivir más de treinta años sola. «Estamos muy contentos de tener de vuelta a Manuela», destacó Lenita.
Una dificultosa supervivencia
Tras el feliz reencuentro los Almeida han comenzado a hacerse preguntas, pues no entienden como Manuela ha podido sobrevivir tanto tiempo en un pequeño cuarto a rebosar de «trastos».
«Estas tortugas son particularmente resistentes y pueden sobrevivir durante dos o tres años sin comida. En la naturaleza se alimentan de frutas, hojas, animales muertos...», destacó Jeferson Pires, un veterinario local.
Como explicación a esta curiosa situación, Pires ha señalado la posibilidad de que Manuela haya sobrevivido comiendo pequeños insectos que haya encontrado por la casa, o incluso termitas alojadas en la madera.