Las iniciativas del nuevo presidente de Irán, Hassan Rohani, se apartan cada vez más de la línea antiimperialista del imam Khomeiny. Todo indica que, después de haber favorecido la elección de Rohani desde su posición como Guía Supremo, el ayatola Ali Khamenei ha decidido ahora oponerse al acuerdo negociado en secreto con Estados Unidos y la Unión Europea. Washington no tiene intenciones de aceptar ese cambio de actitud y está preparando su «plan B».
© DesconocidoSegún el pensador de la Revolución iraní, Ali Shariati, todo musulmán está en el deber de ser revolucionario y todo verdadero revolucionario debe ser considerado como un musulmán, independientemente de su religión. Según ese principio, la apelación « República Islámica de Irán » puede interpretarse como « República Revolucionaria de Irán », interpretación contra la cual lucha el representante de la facción proestadounidense del clero chiita, el ayatola Hassan Rohani.
El proyecto del jeque Hassan RohaniDesde el triunfo de la revolución del imam Khomeiny, Irán ha respaldado todos los movimientos antiimperialistas del Medio Oriente, independientemente de las creencias religiosas de sus miembros. Esa política se vio fuertemente cuestionada por la «
Revolución verde» de 2009. En aquel momento, el candidato «modernista» Mir-Hosein Musavi declaraba en su campaña electoral que, aunque rendía homenaje al Hamas y el Hezbollah, no había razones para que los iraníes pagaran las armas de esos movimientos de Resistencia, ni para que pagaran la reconstrucción de Palestina o la del Líbano. Años más tarde, en 2013, después de ser electo presidente de Irán, el jeque Hassan Rohani intrigaba a los comentaristas agitando una llave y dando a entender que pondría el Tesoro iraní al servicio de los iraníes en vez de seguir financiando movimientos de Resistencia, que en algunos casos ni siquiera son chiitas. Pero el pueblo iraní no daba mucha importancia a esa polémica, considerándola erróneamente como simple politiquería.
Cuando fue electo, Rohani parecía representar una esperanza para su país ya que los electores estaban convencidos de que era el hombre que lograría un acuerdo con Estados Unidos y con la Unión Europea, poniendo así fin a las «sanciones», y que mejoraría el poder adquisitivo de los iraníes. En este momento, Irán ha recuperado la posibilidad de vender su petróleo en el mercado internacional y gracias a ello dispone de divisas extranjeras y se ha estabilizado el valor del rial, la moneda iraní.
Y está llegando el momento del desenlace:
en secreto, el presidente Rohani negoció un acuerdo con Washington y Bruselas, acuerdo que debería hacer público próximamente [
1]. Pero ese acuerdo va mucho más allá que las declaraciones que hacía Mir-Hosein Musavi hace 5 años.
Se trata, nada más y nada menos, que de poner a Irán del lado de Occidente, a pesar de la reciente entrada de ese país en la Organización de Cooperación de Shanghai.
Comentario: Artículos relacionados: