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El golpe de Estado de Kiev no debe interpretarse como un hecho aislado sino como un episodio de la estrategia de la OTAN dentro del antiguo espacio del desaparecido Pacto de Varsovia. Al situarlo en su contexto, puede verse que los acontecimientos de la plaza Maidan son un nuevo ejemplo de la estrategia de la tensión.La guerra por el control de Ucrania ha comenzado con una potente
PsyOp (operación de guerra sicológica), en la que se recurre a las armas de distracción masiva ya utilizadas anteriormente. La televisión nos bombardea con imágenes de militares rusos que ocupan Crimea, así que no cabe duda de quién es el agresor.
Pero nos esconden otras imágenes, como la del secretario del Partido Comunista Ucraniano de Leopoli, Rotislav Vasilko, torturado por los neonazis que agitan una cruz de madera [
1]. Son los mismos individuos que asaltan sinagogas al grito de «¡
Heil Hitler!», resucitando el pogromo de 1941. Son también los mismos que recibieron durante años financiamiento y entrenamiento a través de los servicios de inteligencia y las «ONGs» de Estados Unidos y la OTAN.
Lo mismo sucedió en Libia y lo mismo está sucediendo en Siria, donde recurren a grupos islamistas hasta ahora clasificados como terroristas. Hace 10 años nosotros mismos documentábamos en
Il Manifesto [
2] cómo financió y organizó Washington la «revolución naranja» y el ascenso a la presidencia de Viktor Yuschenko, quien quería meter a Ucrania en la OTAN. Hace 6 años, al describir la maniobra militar Sea Breeze, realizada en Ucrania bajo el estandarte de la «Asociación para la Paz», escribíamos que «la "Brisa Marina" que sopla sobre el Mar Negro anuncia vientos de guerra» [
3].
Para entender lo que está sucediendo en Ucrania no basta con detenerse a mirar el panorama de hoy, hay que ver toda la película.
Comentario: Es interesante ver cómo se confunden los hechos con las interpretaciones subjetivas. Dejando de lado la personalidad de ciertos líderes, la pregunta que debemos hacernos es: ¿qué han hecho por su país? ¿Utilizan medidas duras por el bien del pueblo, o bien por intereses propios? Sea cual sea la verdad acerca de Putin, la prueba está en los hechos. Rusia anda muchísimo mejor que antes de que él asumiera el poder. Pero no podemos decir lo mismo de los mayores países europeos y de Estados Unidos, por ejemplo. Rusia no crea guerras falsas con sed de imperialismo como lo hacen EE.UU. e Israel, apoyados por el occidente.