Traducido por el equipo de SOTT.netEl enfrentamiento Irán-Israel ha servido de catalizador para una nueva escalada por parte de los dirigentes occidentales, y la Tercera Guerra Mundial no puede descartarse.
© Kevin Dietach/Getty Images/AFPEl líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer (demócrata por Nueva York), habla después de que el Senado aprobara un proyecto de ley de ayuda exterior con 95.000 millones de dólares para Ucrania, Israel y Taiwán
Los acontecimientos de las últimas semanas han producido una repentina sacudida en la política occidental. De un letargo que empezaba a deslizarse en el discurso estadounidense y occidental sobre la guerra de Ucrania, el ataque de Irán contra Israel de repente pareció haber tenido el efecto de despertar a Ronald Reagan de su tumba y conducir a una oleada de neoconservadurismo con esteroides, a ambos lados del Atlántico.
El presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., Mike Johnson, dio un giro de 180 grados y se autoproclamó
"republicano de Reagan" aprobando una serie de proyectos de ley de ayuda para astronómicos gastos en el extranjero que, por lo demás, había bloqueado durante meses, mientras denunciaba un
"eje del mal". Junto con eso, un
proyecto de ley de prohibición de TikTok también surgió de la nada y fue rápidamente convertido en ley.
Después, el Reino Unido decidió dedicar a Ucrania el mayor paquete de ayuda de su historia, con el Primer Ministro Rishi Sunak advirtiendo de un "eje de Estados autoritarios" y amplificando la retórica ideológicamente combativa. Al mismo tiempo,
se reveló entonces que Biden había enviado misiles ATACMS de largo alcance de 300 km a Ucrania, a pesar de haber prometido no hacerlo durante años, por temor a una escalada. Por último,
la presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, ha incrementado repentinamente la guerra económica contra China,
empujando a la Comisión Europea a abrir investigaciones sobre decenas de exportaciones chinas. ¿De dónde viene exactamente todo esto?
Comentario: El liderazgo occidental se ha propuesto un billete de ida al infierno. No hay viaje de ida y vuelta. Sin reembolso. Sin retorno.