(España) -
El pasado 22 de diciembre de 2022 el Congreso de los Diputados aprobó la Ley Trans de Pedro Sánchez e Irene Montero y, por tanto, borró a las mujeres. Sorprendió la sumisión a la «dictadura de voto» impuesta desde Moncloa de las mujeres del PSOE que, en su gran mayoría, estaban en contra de esta ley.
Aquel día todas las miradas estaban puestas en la exvicepresidenta primera del Gobierno,
Carmen Calvo, y la política egabrense demostró que
la dignidad, la ética y el respeto a la ideología defendida durante toda su vida está por encima de esa dictadura que pretende confundir la lealtad con la sumisión absoluta a los intereses del líder.
La socialista
se abstuvo, no votó en contra, por no confluir el sentido de su voto con el de la extrema derecha y los conservadores. Carmen Calvo jamás se colocaría en el mismo lado que Vox o el PP porque estos partidos niegan los cimientos de lo que ella defendiendo durante toda su vida: el
feminismo y la
igualdad real.
La exvicepresidenta justificó su abstención en que «
estoy de acuerdo con que haya una ley, pero no esta ley.» Las mujeres feministas no niegan que el colectivo trans deba tener una legislación para igualar sus derechos. Sin embargo, esta ley, con elementos como la autodeterminación de género, lo que hace es borrar a las mujeres. Por ahí Carmen Calvo no pasó porque
se ponían en peligro derechos que el feminismo ha necesitado décadas conseguir.