Como si de un niño travieso se tratase, pillada in fraganti cometiendo una fechoría, la ciencia se tapa los oídos ante la evidencia, ya no científica sino forense, amenazando con dejar de respirar.
Hacía días que sentía la necesidad de escribir este artículo. Por pura honestidad intelectual, debo advertir al lector de que guardo por Robert Kennedy Jr. una gran simpatía y un enorme respeto, lo que quizás me prive de la distancia debida para un análisis objetivo. Espero que el lector sepa perdonarme. Sin embargo, no puedo evitar recordar aquella frase de Federico Luppi, en el célebre film de Adolfo Aristarain "
Martín Hache" (1997), cuando decía aquello de que "objetivos son los objetos", en contraposición a los sujetos, que son por naturaleza subjetivos.
No puedo (ni quiero) ser objetivo con Kennedy, porque su trabajo incansable al frente de Children´s Health Defense significó para mí uno de los contadísimos resquicios de racionalidad durante el terror pandémico. Una tabla flotando en el agua gélida de un océano de incertidumbre, a la que asirse tras el naufragio del barco al que solíamos llamar estado de derecho. A
Kennedy le debo los datos que mis intuiciones necesitaban para convertirse en acciones. No fue el único, claro está, pero sí uno de los referentes más importantes para mí, junto con
Jay Bhattacharya, hoy a punto de tomar posesión como nuevo director del
Instituto Nacional de Salud de EEUU. Tuve el privilegio de poder entrevistar a Jay, en aquellos tiempos en que
los guardianes de la ciencia proponían "una demolición devastadora" por todos los medios posibles de los postulados de la declaración Great Barrington, un manifiesto que suponía una enmienda a la totalidad de las medidas de coerción impuestas durante los oscuros días de la pandemia.
Comentario:
1) De RT, el 28 de enero de 2025, a las 15:37:
El Kremlin responde a la afirmación de Carlson de que EEUU intentó matar a Putin 2) Antes de la llamada administración Biden ha habido otros titulares relacionados con la idea de asesinato: