"Con Rusia haciendo circular una falsa narrativa para justificar sus acciones ilegales en Ucrania, el mundo no había visto una ficción rusa tan sorprendente desde Dostoievski (...)", apunta el comunicado. El Departamento de Estado niega, primero, las aseveraciones de Putin de que las fuerzas rusas en Crimea solo actúan para proteger los activos militares rusos, mientras que son los grupos de ciudadanos los que se han levantado en la península.
"Hay pruebas convincentes de que los miembros de los servicios de seguridad rusos están en el corazón de las fuerzas antiucranianas altamente organizadas en Crimea. Aunque estas unidades llevan uniformes sin insignias, conducen vehículos con placas militares rusas y se identifican libremente como fuerzas de seguridad rusas cuando les preguntan los medios de comunicación internacionales y las fuerzas armadas de Ucrania", explica el Gobierno estadounidense.
Comentario: También hay pruebas convincentes de que los extremistas en Ucrania recibieron fondos de EE.UU. y la Unión Europea.
Y aunque no podemos afirmarlo con rotundidad, todo apunta a que los nazis en el Gobierno de Ucrania son títeres de EE.UU. El supuesto vinculo con "Al-Qaeda" de uno de los líderes nazis en el Gobierno ucraniano, Dmitri Yarosh, da para sospechar, sabiendo que la lucha contra el terrorismo es una farsa creada a partir de los atentados del 11-S
La ficción de EE.UU. es aún más sorprendente y escalofriante que la ficción del presidente Putin.
Comentario: Es interesante ver cómo se confunden los hechos con las interpretaciones subjetivas. Dejando de lado la personalidad de ciertos líderes, la pregunta que debemos hacernos es: ¿qué han hecho por su país? ¿Utilizan medidas duras por el bien del pueblo, o bien por intereses propios? Sea cual sea la verdad acerca de Putin, la prueba está en los hechos. Rusia anda muchísimo mejor que antes de que él asumiera el poder. Pero no podemos decir lo mismo de los mayores países europeos y de Estados Unidos, por ejemplo. Rusia no crea guerras falsas con sed de imperialismo como lo hacen EE.UU. e Israel, apoyados por el occidente.