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La reforma migratoria en E.U, la cual legalizaría a once millones de indocumentados, está condicionada a convertir la frontera con México, en la zona más vigilada del mundo.
Desde que llegó Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, el número de deportados ilegales aumentó en un 30%, alcanzando niveles históricos. Mientras que en la administración de su antecesor, George Bush, fueron 'regresados', cada año, 300 mil indocumentados, desde 2007 este número ascendió a 500 mil.
Los senadores republicanos dicen estar preocupados por el traspaso de la narcoviolencia hacia su país. Argumentan el peligro sobre la entrada de terroristas a través de la frontera mexicana, y aseguran que sería un retroceso si E.U fuese invadido nuevamente por indocumentados.