La microsismicidad dentro del volcán, a profundidades que no pasan de 3 kilómetros, es decir sismos superficiales, y las altas tasas de emisión de gases volcánicos, especialmente dióxido de azufre, representan la inestabilidad que mantiene el Volcán Nevado del Ruiz.© Desconocido
El reporte lo entregó ayer Gloria Patricia Cortés Jiménez, Coordinadora del Observatorio Vulcanológico y Simólógico de Manizales, quien informó que la actividad del Ruiz se mantiene en naranja.
Dijo que la sismología es la reina del monitoreo de un volcán porque permite, segundo a segundo e independiente de condiciones climáticas de visibilidad, saber lo que está pasando dentro del edificio volcánico.
"Hay fenómenos como el microfracturamiento y el cambio o movimiento de gases que se evidencian en el registro de diferentes tipos de sismos, por eso hablamos de sismos asociados a fractura o movimiento de gases que marcan lo que está pasando dentro de un volcán. También sabemos distinguir cuándo hay liberación de energía mediante pequeñas explosiones, con las que podemos hacerle seguimiento a la actividad, a pesar de que el número de sismos y la energía son fluctuantes", explicó Cortés Jiménez.
Agregó que un sismo más o uno menos no hace la diferencia para cambiar el nivel de actividad del Volcán, pues si disminuye un día, al otro puede aumentar.
Olor a azufre y cenizaEl dióxido de azufre (SO2) es uno de los gases más típicos de la actividad volcánica, es inoloro en el sitio de emisión y forma parte de la columna de vapor (llamada popularmente fumarola) que es influenciable por el viento o por la lluvia. En la dirección que vaya la columna es posible que se dirijan los gases, y cuando se mezcla con agua, que puede ser lluvia, se tiene un ácido y pasa a percibirse como olor a azufre.