
El vagón de un tren y pilas de escombros tras el tsunami causado por el terremoto del pasado 11 de marzo en la ciudad de Kisenuma, Japón.
El primer gran toque de atención fue un terremoto registrado el pasado día 9 a las 2.45 horas. Se produjo como todos los siguientes cerca de la costa este de Honshu. Es cierto que los terremotos son habituales en Japón, pero superar la barrera de los siete grados en la escala abierta de Richter podía hacer suponer una actividad sísmica más elevada de lo normal. A partir de ese momento se produjeron tres terremotos más cada 10 minutos, de 5,6, 5,2 y 5 grados, respectivamente. Tras un descanso de 40 minutos, la tierra volvió a temblar cada 10 minutos otras cinco ocasiones por encima de 4,5 grados y hasta 5,7. Una tendencia que se repitió durante toda la jornada. En total, 26 terremotos de más de 4,5 grados. Un solo terremoto de ese tipo en España hubiese ocupado la primera página de cualquier diario. Los efectos que se notan en un terremoto de ese tipo son el movimiento de objetos en las habitaciones, un ruido sostenido, una cierta oscilación de los edificios, que no causa daño pero sí es claramente perceptible. El día siguiente a estos temblores fue de descanso. Solo 10 terremotos se registraron el día 10.