Claro que pueden, si se les obliga, pero la pregunta más importante es: ¿Deberían?
En la situación actual de nuestra sociedad hay una tendencia cada vez mayor a ignorar flagrantemente los hechos básicos de la naturaleza con el fin de adaptarse a diferentes formas de agendas equivocadas. Esta tendencia se justifica a menudo con la llamada investigación científica. Sin embargo, una mirada más profunda a los métodos científicos empleados para justificar estas agendas revela inevitablemente algunos fallos fundamentales.
Hechos básicos
El Dr. Connor Brady lo explica sucintamente:
La mayoría de los nutricionistas caninos están de acuerdo en que el perro es, en gran medida, un comedor de carne, órganos y huesos. Un depredador adaptable, oportunista y carroñero. Un comedor de animales enteros. Una máquina de encontrar cadáveres. Una máquina de cazar a larga distancia. Nuestro artículo sobre por qué los perros necesitan carne repasa todas las pruebas que apoyan esta postura:
De los dientes a la cola, el perro tiene la anatomía de un carnívoro, con dientes dentados, intestinos cortos, rápidos y ácidos, flora bacteriana mal preparada para descomponer la fibra vegetal...
Los estudios sobre sus parientes más cercanos (los dingos, que eran perros domésticos hace sólo 3.000 años) revelan una dieta compuesta en un 97% de materia animal.
Los estudios demuestran que los perros comerán literalmente cualquier cosa que tenga una cara, desde pequeños mamíferos hasta aves, ranas, insectos, cadáveres y heces, aunque ya no son capaces de abatir grandes presas.
Existe una confusión en los estudios sobre dietas, ya que los perros de las ciudades son alimentados con material vegetal cuando son cachorros y estos perros seleccionarán material vegetal cuando sean mayores, sin embargo, los perros silvestres no lo hacen. Hace años que sabemos que los perros pueden ser alimentados con diversas proteínas desde una edad temprana, pero esto no dice nada de su idoneidad para la salud a largo plazo.
Comentario: Ver también: Vacunas de ARN, obediencia y eugenesia por el difunto editor de SOTT, Pierre Lescaudron.
Allí se encuentran posibles explicaciones para las observaciones anteriores. Sin citar todo el artículo, pero incluyendo lo suficiente para dar una idea: